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“Deben ser los gorilas, deben ser…”- 2° parte- por Carlos Baeza

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En una anterior nota, y bajo el lema musical de Aldo Cammarota “Deben ser los gorilas, deben ser, que andarán por ahí”, pudimos analizar que los supuestos golpistas, cipayos y desestabilizadores que han provocado la crisis terminal de nuestro sistema institucional no son la oposición, los medios hegemónicos, los poderes concentrados, el campo o el Poder Judicial, sino los mismos integrantes del aquelarre que nos desgobierna desde fines de 2019, con nombres y apellidos, es decir, “tugo”. Afortunadamente, los muchachos parecen haber encontrado la solución a tanto descontento con dos simples medidas como son:

a) crear un nuevo gabinete con un súper ministro de Economía y

b) adelantar las próximas elecciones generales.

1° Para la primera salida -¡cómo no se le ocurrió antes a la oposición!- se ha designado como una suerte de Premier Económico con Plena Potestades en la Botonera a… ¡Sergio Tomás Massa! tipo confiable como pocos, quien de chico adoptó sin dudar el lema de Groucho Mark: “Éstos son mis principios, y si no le gustan, tengo otros”. Estuvo en la UCDE con Alsogaray; con Menem; con Duhalde; con Kirchner; con CFK; luego bailoteó con Solá, De Narváez, Donda y Stolbizer y hasta acompañó al presidente Macri que lo llevó de paseo a Davos para presentarlo en sociedad, pero volvió y se hizo kirchnerista; y cuando ya con su propio partido fue entrevistado por Jorge Rial, al ser preguntado si volvería a ese espacio fue terminante: “Nunca más. Para mí es una etapa superada. No, ya está, ya fue para mí. Es sentir que no tengo nada que ver ni con Moreno, ni con D’Elía ni con La Cámpora”. Del mismo autor son estas citas: “Conmigo se termina la era K por más violencia y chequera que quieran usar”. “Si soy presidente voy a meter presa a Cristina y echar a los ñoquis de La Cámpora que nos dejaron”. Poco tiempo después comenzó su idilio con Máximo, Cristina y toda su patota; logró que sus padres fueran vacunados VIP (no es delito adelantarse en la cola) y ahora, pretende ser “El Salvador del Modelo K”, bajo el pomposo título de Ministro de Economía, Desarrollo Productivo, Agricultura, Ganadería y Pesca, sin que se conozca que más allá de haberse recibido de abogado a los 41 años en la Universidad de Belgrano, tenga alguna experiencia comprobable en estas áreas ¿O piensan que la solución a los graves problemas institucionales que nos asolan se pueden solucionar mágicamente cambiando nombres en el gabinete, encima totalmente devaluados y rondando los 70 puntos de imagen negativa? Pero se les ocurrió a “ellos”, no a la oposición. Claro que este reordenamiento puso en marcha las ambulancias del poder defenestrado que ya están empezando a recoger “heridos” con miras a las próximas elecciones. Así, renunciaron el eterno e ineficaz Gustavo “zapatitos blancos” Béliz, crónico declinador de cargos; el ex ministro de Agricultura Domínguez que 3 días después de visitar la exposición rural y anunciar un “dólar agro” también renunció; “El Pichichi” Scioli a quien sacaron de su cómoda embajada argentina en Brasil, lo designaron Ministro, lo varearon en las revistas del corazón y poco después sin haber tomado resolución alguna, lo mandaron de vuelta a Brasil como si nada; Batakis, a quien pusieron de Ministra de Economía; la enviaron a EE.UU a hablar con el FMI para que la conocieran; allí dijo que contaba con el apoyo de CFK y cuando retornaba en avión al país, se enteró que había sido reemplazada por Massa. Claro que como mucha dignidad no demostró tener, en vez de irse aceptó ser presidente del Banco Nación, cargo que en ese mismo momento estaba ejerciendo su titular Eduardo Hecker en un acto institucional en Catamarca cuando se anotició que había sido reemplazado por Batakis. ¿En serio alguien piensa que el Súper Ministro va a poder reducir la inflación; la pobreza y la indigencia; el riesgo país; la desocupación; la brecha cambiaria y la grieta que divide a toda la sociedad, en lo que resta de esta acabada gestión?

2° La segunda opción, también lanzada por los “analistas” del propio peronismo es “adelantar” las próximas elecciones generales, aunque nadie sepa el alcance de tal medida, al menos en el marco constitucional y legal que nos rige.

a) Los constituyentes de 1853, siguiendo el modelo estadounidense receptado por el proyecto de Alberdi, adoptaron el régimen presidencialista, disponiendo en el art. 87 que “El Poder Ejecutivo de la Nación será desempeñado por un ciudadano con el título de ‘Presidente de la Nación Argentina’”. De allí que tal función es ejercida solo por un ciudadano y por ende no integran el Poder Ejecutivo ni los ministros ni el vicepresidente: los primeros son meros colaboradores del presidente a quien éste nombra y remueve por su solo voluntad (art.99 inc. 7°) en tanto el vicepresidente tiene como función constitucional presidir el Senado y en esa calidad integra el Poder Legislativo (art. 57), sin perjuicio de su secundaria y eventual misión en los casos de acefalia que se verán. Finalmente y conforme al art. 90 “El presidente y vicepresidente duran en sus funciones el término de cuatro años y podrán ser reelegidos o sucederse recíprocamente por un solo periodo consecutivo”; en tanto el artículo 91 establece que “El presidente de la Nación cesa en el poder el mismo día en que expira su periodo de cuatro años; sin que evento alguno que lo haya interrumpido, pueda ser motivo de que se le complete más tarde”.

b) Por su parte el art.88 regula las diversas situaciones que pueden originarse como consecuencia de la acefalía presidencial, distinguiendo dos supuestos: en primer término cuando quien falta es el presidente por enfermedad o ausencia de la Capital, el vicepresidente lo reemplaza hasta que haya cesado la causa; mientras que si se trata de causales permanentes como muerte, renuncia o destitución del presidente, el vicepresidente asume el cargo hasta completar el periodo faltante. Pero igualmente la norma contempla que puedan faltar tanto presidente como vicepresidente, en cuyo caso el citado art. 88 establece que, en tales supuestos, “…el Congreso determinará qué funcionario público ha de desempeñar la presidencia, hasta que haya cesado la causa de la inhabilidad o un nuevo presidente sea electo”.

c) Apenas iniciado el año 1868 y encontrándose fuera del territorio nacional el presidente Bartolomé Mitre con motivo de la guerra con el Paraguay, el 2 de enero falleció el vicepresidente en ejercicio del Ejecutivo, Marcos Paz. Ante el periodo de receso del Congreso –las sesiones ordinarias tenían lugar entre el 1 de mayo y el 30 de setiembre de cada año- y su imposibilidad de reunirlo debido a las distancias y los medios de transporte de aquella época, los ministros, en una decisión institucional sin precedentes en la historia argentina, se hicieron cargo del Poder Ejecutivo hasta el retorno de Mitre. Ese episodio reveló la urgente necesidad de reglamentar el artículo 88 de la Constitución con el fin de regular situaciones similares que pudieran originarse en el futuro, ante la imposibilidad o dificultad de reunir al Congreso para designar a quien temporalmente debiera hacerse cargo del Ejecutivo, por ausencia conjunta de presidente y vicepresidente, mediante la nominación de una serie de funcionarios en ejercicio y en base a un orden sucesorio entre los mismos.

d)Y así fue que el 19 de setiembre de 1868, se sancionó la ley 252 la cual dispuso que en caso de acefalía de la República, por falta del Presidente y Vicepresidente de la Nación, el poder ejecutivo será desempeñado en primer lugar por el presidente provisorio del senado; luego por el presidente de la cámara de diputados, y a falta de estos, por el presidente de la Corte Suprema; agregando que el funcionario llamado a ejercer el poder ejecutivo nacional en los casos citados, convocará al pueblo de la República a nueva elección de Presidente y Vicepresidente dentro de los treinta días siguientes a su instalación en el mando, siempre que la inhabilidad de aquellos sea perpetua. A partir de entonces y por espacio de más de cien años, en los casos de muerte o renuncia del titular del Poder Ejecutivo, el cargo fue ocupado por el vicepresidente quien completó el mandato.

e) Sin embargo esa normativa sufrió una importante modificación a través de la ley 20.972 de 1975 que dispuso que en forma inmediata de ocurrir la ausencia de presidente y vicepresidente, asumiera alguno de los funcionarios mencionados en la ley 252 y en el orden previsto por la misma, “hasta tanto el Congreso, reunido en Asamblea, haga la elección a que se refiere el artículo 75 de la Constitución Nacional” (art.1°). Y a continuación el art.2° estableció que dentro de las 48 horas de producida esa circunstancia, deberá reunirse la Asamblea legislativa con la presencia de las dos terceras partes de los miembros de cada una de las cámaras; y si ese quórum no se lograra se reuniría nuevamente con la simple mayoría de los integrantes de las mismas. Finalmente, una vez constituida la Asamblea deberá elegir por mayoría absoluta de los presentes a un funcionario que revista la calidad de gobernador, senador o diputado nacional (arts. 3° y 4°).

f) Y así, a comienzos del año 2002 debió aplicarse por primera vez la ley 20.972, ante la renuncia del presidente Fernando de la Rúa quien ya venía gobernando sin la presencia del vicepresidente Carlos Álvarez que igualmente había dimitido. En esa ocasión la Asamblea Legislativa eligió al entonces senador Eduardo A. Duhalde pero no le impuso llamar a elecciones -como establece el art. 88 de la C.N- sino completar el mandato faltante que recién fenecía el 10 de diciembre de 2003. De tal forma, cabe concluir en que: a) tanto el presidente como el vicepresidente sólo pueden ser electos por el pueblo y en forma directa (art.94 de la C.N.) b) el vicepresidente es el único funcionario legitimado por la Ley Fundamental para que en caso de acefalía permanente de presidente, pueda ocupar el cargo y completar el mandato faltante (art.88 C.N) c) la ley 20.972, en ninguno de sus dispositivos establece que el funcionario que elija la Asamblea deba terminar el periodo inconcluso ni que ello pueda ser resuelto por ese órgano .

g) Pero todo no terminó allí. El presidente de facto Duhalde decidió declinar su cargo antes de concluir el periodo para el que fuera mal electo por la Asamblea Legislativa y así presentó anticipadamente su renuncia para el 25 de mayo de 2003. Frente a esta nueva alternativa, el Congreso decidió una vez más modificar la ley de acefalía y así el 28 de noviembre de 2002 sancionó la ley 25.716 cuyo art.4°, en sus párrafos 2° y 3° dispuso: “…En caso de existir Presidente y Vicepresidente de la Nación electos, éstos asumirán los cargos acéfalos. El tiempo transcurrido desde la asunción prevista en este artículo hasta la iniciación del período para el que hayan sido electos, no será considerado a los efectos de la prohibición prevista en el último párrafo del artículo 90 de la Constitución Nacional”. Con lo cual Néstor Kirchner que había asumido el 25 de mayo de 2003 y por ende debía concluir su mandato de 4 años el 25 de mayo de 2007, fue “autorizado” por ley a quedarse hasta el 10 de diciembre de ese año, es decir, más de seis meses de fenecido el mismo.

3° Luego de este análisis constitucional, queda en claro quiénes son “los gorilas destituyentes, golpistas y cipayos” que vienen fogoneando el inconstitucional apartamiento de sus funciones tanto del presidente como de la vicepresidente. No son ni los jueces; ni el campo; ni los medios hegemónicos; ni los poderes concentrados quienes auspician esta salida, sino el aquelarre gobernante que en lugar de defender el mandato popular expresado libremente en las urnas para quienes asumieran como presidente y vicepresidente permitiendo que concluyan sus respectivos periodos constitucionales, han optado por la salida golpista de “adelantar” las elecciones y que supone que ambos funcionarios deban renunciar a sus inconclusos cargos para permitir el funcionamiento del reemplazo regulado por el art. 88 de la C.N- A ello se suman una gran cantidad de gobernadores del oficialismo que igualmente ya anticiparan que desdoblarán las próximas elecciones para defender sus propias “quintas” ante la certeza de una derrota que ya todos auguran. Como claramente se advierte, no es la oposición la que plantea “adelantar” las elecciones mediante la renuncia del presidente y la vicepresidente, sino la propia tropa que parió una fórmula autoritaria, ya que sin debate ni elección interna alguna, fue la propia actual vicepresidente quien se ungió a sí misma para ese cargo y postuló como presidente a Alberto Fernández.

Esos son, pues, los auténticos gorilas que proponen un golpe palaciego blando. No sabemos qué hará Alberto, ya que su sola renuncia no habilita el mecanismo de una nueva elección sino que solo pone a CFK como titular del Poder Ejecutivo para completar el eventual periodo faltante, lo cual per se descarta que ella tenga en mente su propia dimisión.

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