“Desgraciadamente eres tibio, ni frío ni caliente, y por eso voy a vomitarte de mi boca” (Apocalipsis 3:16)
Si bien en otras ocasiones he utilizado el título que encabeza la nota para analizar en este mismo medio cuestiones institucionales, creo que nunca como en el presente caso la expresión de “El Peludo” se ajusta al bochornoso episodio protagonizado por todos los senadores -unos por acción, otros por omisión- en la sesión en la que decidieron aumentarse notoriamente sus dietas.
1° ¿Cómo fue la génesis de esta burla al sistema republicano? Todo comenzó en la Comisión de Labor Parlamentaria del Senado cuando con participación de la mayoría de los bloques -entre ellos LLA- se firmó un proyecto de Resolución bajo el n° S-615/24 disponiendo un auto aumento de las dietas de los senadores. De allí que al momento de sesionar la Cámara y luego de tratarse los asuntos incluidos en el orden del día, la presidente del cuerpo, Victoria Villarroel concedió la palabra al senador salteño Juan Carlos Romero quien dijo: “Presidente: obra en Secretaría un proyecto de Resolución firmado por varios senadores, que está también en las bancas de cada uno para que sea puesto en consideración”. Ante ello la presidente del Cuerpo Victoria Villarroel expresó: “Corresponde entonces votar a mano alzada la habilitación sobre tablas del proyecto S-615/24, de autoría de varios senadores que obra sobre las bancas, requiriéndose dos tercios de los votos”. A continuación se votó en esa forma por lo cual la presidente expresó: “Aprobado. Corresponde ahora que se lo someta a votación a mano alzada” lo que así se hizo, concluyendo la sesión cuando la presidente dijera: “Aprobado. No habiendo más asuntos que tratar queda levantada la sesión. Buenas tardes”. Todo ello transcurrió en poco más de 50 segundos sin que ninguno de los senadores presentes formulara objeción alguna o intentara solicitar la palabra.2° Lo primero que llama la atención es que durante ese breve minuto que llevara el trámite, ni el senador Romero ni la presidente del Senado formularon referencia alguna al contenido del proyecto que se estaba votando, identificándolo solo como “S-615/24”, siendo que el tema ya había sido tratado en la comisión de Labor Parlamentaria y no solo era de conocimiento de sus integrantes, sino del resto de los senadores que tenían un ejemplar en sus bancas, como se destacara. ¿Por qué no se hizo referencia a que se trataba de un proyecto proponiendo un aumento de la dieta de los legisladores de ese cuerpo? Luego, estuvo el tema de la forma de votar. En efecto: conforme al art. 147 del Reglamento del Senado, las mociones sobre tablas son las que tienen por objeto considerar inmediatamente un asunto, con o sin dictamen de comisión, las que no pueden formularse antes que haya terminado de considerarse los asuntos del orden del día y requieren el voto de las dos terceras partes de los miembros presentes. En el caso en análisis, precisamente al finalizar el orden del día, fue que el senador Romero solicitó el tratamiento del proyecto de resolución el cual debía, entonces, ser considerado de inmediato, esto es, sobre tablas y mediante el voto de dos terceras partes de los presentes.
Pero lo destacable es lo que se refiere a la forma de votación de los distintos proyectos. En este sentido, el art. 205 de dicho reglamento distingue dos casos: en primer término, si se trata de proyectos de ley, se debe votar por medios electromecánicos o nominalmente a fin de permitir registrar la forma en que ha votado cada senador, aclarando que la Cámara puede resolver por mayoría absoluta de los presentes, obviar ese procedimiento cuando existe dictamen de comisión o no se han planteado disidencias. Pero distinto es el supuesto cuando se trata -como en este caso- de una Resolución la cual, según la misma norma, establece dos posibilidades: 1° por signos, que consisten en ponerse de pie o en levantar la mano; o 2° nominalmente, o por medios electrónicos. En esa oportunidad, y sin que se hubiera manifestado por parte de la presidencia o de algún senador alguna de las opciones en juego, la misma presidente del cuerpo optó por la votación a mano alzada, tanto para resolver acerca del tratamiento sobre tablas como a continuación para aprobar dicha Resolución, y sin que ningún senador pidiera la palabra para oponerse a esa forma de votación y proponer alguna de las otras 2 variantes para ambas votaciones.
Y lo que igualmente llamó la atención fue la rapidez con la cual la presidente del Senado pudo apreciar visualmente en pocos segundos y en ambas votaciones quiénes habían levantado las manos a fin de expresar su asentimiento. Teniendo en cuenta que los dos tercios necesarios para obtener el apoyo en ambas votaciones -según los informes del Senado- era de 66 senadores (ya que algunos estaban ausentes y otros se ausentaron el momento de la votación) resulta imposible dese el punto de vista fáctico que en tan poco segundos la vicepresidente pudiera visualizar 44 manos levantadas, entre ellas. la mano vergonzante de “Guga” levantada a media asta, entre las bancas. Lo cronometré y resultó que en la primera votación solo transcurrieron 4, 78 segundos y en la segunda apenas 3,26 segundos. Es decir: una proeza digna de un record Guinness ¡Que el Señor le conserve la vista, estimada vicepresidente de la Nación!
3° Por último, no debe omitirse que el art. 212 del mismo Reglamento dispone que el senador que pretenda abstenerse de votar así puede hacerlo con autorización del cuerpo, con lo cual tal abstención figurará en las actas con el nombre y apellido del senador que así lo haya pedido. E igualmente la norma prevé que todo senador tiene derecho a pedir se consigne su voto negativo tanto en el acta como en el diario de sesiones. Y entonces, cabe formularse los siguientes interrogantes: ¿por qué no se expuso el objeto de la Resolución que se votaba siendo que en su propio texto se lo consignaba, ni tampoco lo manifestaron el senador Romero y la presidente del cuerpo? ¿por qué ningún senador pidió la palabra para que se aclarara qué es lo que se estaba poniendo a votación? ¿por qué la presidente del Senado propuso la votación a mano alzada en lugar de utilizar los habituales otros dos métodos? ¿por qué ningún senador tampoco se opuso a la votación a mano alzada y propuso alguno de esos otros 2 mecanismos? ¿por qué ningún senador de los que dicen no estuvieron de acuerdo con el aumento de las dietas, pidió se hiciera votación nominal? ¿por qué todos los que se dicen opositores a la norma aprobada no hicieron oir su voz? ¿por qué el senador de LLA Bruno Olivera Lucero firmó con el resto de los bloques el proyecto S-615/24 sabiendo que, como dice Milei, “no hay plata”? Hoy, con el diario del lunes, es patético escuchar a algunos de ellos que se pasean por los medios y en medio de gritos e insultos, dicen que renunciarán a los aumentos -no lo pueden hacer como tampoco les cabe renunciar a sus fueros, como ya lo explicáramos en otras ocasiones- y que ahora pedirán que se dejen sin efecto los aumentos aprobados, sabiendo que no conseguirán las mayorías requeridas. Tal el caso de un cordobés muy gracioso, con larga experiencia parlamentaria, que sostiene que en el momento de votar no formuló ninguna objeción porque se distrajo…
4° Más allá de la injustificada decisión del aumento de las dietas, todo el brevé proceso analizado demuestra sin dudarlo que la maniobra fue gestada en forma premeditada por la mayoría de los senadores que fueron no solo los que presentaron la Resolución sobre tablas sino igualmente quienes sin pronunciar palabra alguna votaron en dos ocasiones para que así se aprobara, y sin que tampoco quienes no alzaran las manos hubieran solicitado aclaración alguna o modificación del método de votación. ¿Cuál pudo haber sido el motivo para obtener con esa premura el aumento de las dietas de los senadores? ¿Quizá lograr apoyo de la oposición para aprobar pliegos de embajadores o de jueces de la Corte? ¿O tal vez para asegurarse una votación favorable cuando se traten el DNU o la Ley de Bases que tanto necesita el gobierno para su funcionamiento? En la próxima nota analizaremos aspectos que hacen a la legitimidad y contenido de las dietas legislativas.