jue. 2 de enero de 2025
Bahía Blanca:
El tiempo - Tutiempo.net

Lectura de Domingo: “El sistema de ballotage en la Argentina”, por el constitucionalista Carlos Baeza

Facebook
X
LinkedIn
WhatsApp
Email

La elección del presidente y vicepresidente en el marco de la Constitución sancionada en 1853 era de tipo indirecto, esto es, que el pueblo no elegía directamente a dichos funcionarios sino a un grupo de electores denominados Colegios Electorales, que eran quienes elegían a la fórmula triunfante en las elecciones.

Ello así, por cuanto nuestros Padres Fundadores siguieron el modelo de la Constitución de los EE.UU que fijaban ese procedimiento basados en que la forma de alcanzar el objetivo propuesto era confiriendo el derecho de elección, “no a un cuerpo ya organizado, sino a hombres seleccionados por el pueblo con ese propósito específico y en una ocasión particular.

Igualmente conveniente era que la elección inmediata fuera hecha por los hombres más capaces de analizar las cualidades que es conveniente poseer para ese puesto, quienes deliberarán en circunstancias favorables y tomarán prudentemente en cuenta todas las razones y alicientes que deben normar su selección. Un pequeño número de personas escogidas por sus conciudadanos, entre la masa general, tienen más posibilidades de poseer los conocimientos y el criterio necesarios para investigaciones tan complicadas” (Hamilton) Tal mecanismo fue el que rigió en nuestro país entre 1854 y 1994, si bien en dos cortos periodos fue reemplazado por un sistema de elección directa.

1° Como ya se señalara el sistema vigente desde 1853 consistía en 3 pasos: a)en cada distrito (3 provincias y la capital) el pueblo elegía 24 colegios electorales integrados por el doble de diputados y senadores con los que cada uno contaba en el Congreso; b)dichos colegios se reunían a posteriori en el mismo día y en cada capital de provincia (en la capital en el Concejo Deliberante) y elegían al presidente y vicepresidente mediante dos cédulas, una para cada uno, finalizado lo cual se confeccionaba una lista con todos los candidatos y sus respectivos votos y las enviaban al Senado; c) finalmente, el Congreso realizaba el escrutinio y proclamaba al ganador. Pero si ninguno obtenía la mayoría absoluta, el mismo cuerpo efectuaba una segunda vuelta entre los dos más votados. 

En consecuencia, entre 1854 y 1951, rigió en nuestro sistema constitucional el ballotage, aunque nunca llegó a utilizarse para la elección del presidente, toda vez que quienes ocuparan el cargo en ese lapso, siempre contaron con un número de electores suficiente para alcanzar la mayoría absoluta; en tanto que en el caso del vicepresidente, el primero en ocupar ese cargo, Salvador María del Carril, al no contar con el caudal necesario en los colegios, debió ser electo en segunda vuelta por el Congreso el 20 de febrero de 1854.

2° En el año 1949 se produjo una nueva reforma constitucional que posibilitó la reelección inmediata de Juan D. Perón en 1952 y que apartándose del sistema vigente desde 1854,  dispuso por primera vez la elección directa, fijando que sería proclamado el binomio que lograra mayoría simple, es decir,  mayor número de votos pero que, en caso de empate, debería realizarse una nueva elección popular. Ese procedimiento quedó sin efecto al ser abolida dicha reforma.

Por su parte el gobierno usurpador que ocupara el poder a partir de 1966, realizó una extensa enmienda constitucional en el año 1972, previéndose la elección directa de presidente y vicepresidente como igualmente un sistema de ballotage que posibilitaba la conformación de alianzas. Producida la elección de 1973, la fórmula Cámpora-Solano Lima no llegó a la mayoría exigida, si bien estuvo muy cerca de ella al lograr el 49,53% frente al 21,30% del binomio Balbín-Gamond, por lo que se imponía realizar el ballotage.
Sin embargo y vistos esos resultados, el radicalismo desistió de presentarse en la segunda vuelta y, sin que norma alguna previera esa hipótesis, se decidió proclamar a la restante fórmula. Cabe destacar que luego de la renuncia de Cámpora-Solano Lima, a sólo 49 días de asumir, no fue menester utilizar este mecanismo, dado que la fórmula Perón-Perón superó holgadamente la mayoría con un 61,86%. Esta reforma quedó igualmente sin efecto con el golpe de 1976.

3° Finalmente, la reforma de 1994 volvió a consagrar la elección presidencial directa con segunda vuelta o ballotage, al establecer que  “El presidente y el vicepresidente de la Nación serán elegidos directamente por el pueblo, en doble vuelta, según lo establece esta Constitución. A este fin el territorio nacional conformará un distrito único” (art. 94) La elección debe realizarse dentro de los dos meses anteriores a la finalización del mandato del presidente que se encuentre en ejercicio, resultando proclamada la fórmula que obtenga más del 45% de los votos válidos emitidos (art.97). Si no hubiere logrado ese porcentual pero en cambio, superara el 40% y a la vez existiere una diferencia mayor a diez puntos con la segunda fórmula, igualmente será proclamada. Por el contrario, si alcanzando el 40% de los votos la diferencia con la segunda fórmula fuere inferior a diez puntos, o si no llegare al 40%, dentro de los treinta días, debe realizarse una segunda vuelta entre las dos fórmulas más votadas” (art. 96 y 98).

Debe tenerse presente que este instrumento electoral fue introducido en 1852 en Francia por Napoleón III y a partir de entonces, en todos los países que lo adoptaron, se exige para su procedencia que ningún candidato alcance la mayoría absoluta, esto es, la mitad más uno de los votos.

Sin embargo, en el Pacto de Olivos -preámbulo de la enmienda de 1994- se logró imponer un ballotage a la Argentina, -sólo contemplado con variantes en 3 países sudamericanos- según el cual triunfa el binomio que obtenga -no ya más del 50%- sino sólo más del 45%; pero como si esto fuera poco, igualmente declara ganadora a la fórmula que alcance -no ya más del 45%- sino entre el 40 y el 45% y consiga igualmente 10 puntos de diferencia con el binomio que entre segundo. Recién si no se dieran ninguno de estos supuestos, debe realizarse el ballotage entre las dos fórmulas más votadas dentro de los 30 días de la elección que consagrara a las mismas.

4° En nuestra historia reciente y vigente la enmienda de 1972, que como viéramos posibilitaba la segunda vuelta, la misma no operó respecto a los comicios de 1973 en los cuales Cámpora obtuviera el 49,53% de votos mientras Balbín alcanzara solo el 21,29%, lo que llevó –como ya indicáramos-  a este partido a desistir de presentarse al ballotage. Ya operativa la reforma de 1994, tanto Menem (49,8%) en 1995, como de la Rúa (48,4%) en 1999, superaron el tope por lo cual no fue menester recurrir a la segunda vuelta. 

Sin embargo en 2003 hubo esa posibilidad ya que la fórmula Menem-Romero sólo obtuvo el 24,5% de votos y en consecuencia debía competir con la que ocupara el segundo lugar, esto es el binomio Kirchner-Scioli que alcanzó el 22,2%. No obstante, la fórmula triunfante desistió de la competencia permitiendo la asunción de la restante. Ello por cuanto si bien la Constitución no contempla esa posibilidad ni la de muerte de los candidatos, el Código Electoral regula dichas hipótesis en los arts. 154 y 155, disponiendo que en caso de renuncia de los dos candidatos de cualquiera de las dos fórmulas más votadas se proclamará electa a la otra; en tanto que si la dimisión es del vicepresidente, no podrá cubrirse la vacante, pero si dicha renuncia fuere la del presidente, ocupará su lugar el vicepresidente.

Por otra parte y en caso de muerte de los dos candidatos de cualquiera de las dos fórmulas más votadas se convocará a una nueva elección; mientras que si es uno el que muere el espacio político debe cubrir la vacante dentro de los 7 días.
Finalmente el art. 151 del Código Electoral dispone que resultará electa la fórmula que obtenga el mayor número de votos válidos.
Tampoco fue menester recurrir al ballotage en las 2 elecciones en las que triunfara Cristina Fernández de Kirchner, puesto que en 2007 obtuvo el 45,28% de los votos frente a Carrió con el 23,05%; mientras en 2011 logró el 54,11 en tanto Binner llegó al 16,81%.

En cambio en los comicios de 2015 y en la primera vuelta, Scioli logró el 37,08% de votos mientras que Macri alcanzó el 34,15. De tal forma fue menester recurrir al ballotage donde el triunfo fue para Macri con el 51,34% de votos en tanto que Scioli llegó al 48,66%. En los comicios de 2019, y dado que el candidato Alberto Fernández logró 48,24% mientras que Macri llegó al 40,28% tal resultado evitó la segunda vuelta. Y finalmente, en las elecciones de 2023 y en la primera vuelta, Massa llegó al 36,78% de votos y Milei alcanzó el 29,99%; cifras que en la segunda vuelta se revirtieron, dando el triunfo a Milei con el 55,65% mientras que Massa alcanzó el 44,35%.

Carlos R. Baeza
Abogado constitucionalista

300x250 profertil