sáb. 23 de noviembre de 2024
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Rechazan que el anfiteatro de Sierra de la Ventana lleve el nombre de Ricardo Iorio

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La política le dijo no al homenaje para Ricardo Iorio al rechazar un proyecto presentado por vecinos de esa localidad bonaerense.

El Concejo Delibernante de Tornquist le bajó el pulgar a la propuesta para que el anfiteatro de Sierra de la Ventana lleve el nombre del músico Ricardo Iorio, fallecido hace casi un año en ese distrito serrano.

La propuesta corrió por cuenta de Gabriel Wilt, vecino de Sierra de la Ventana. Mediante una nota, que llevaba la firma de varios vecinos, destacaba la trayectoria del ex Almafuerte y, sobre todo, su estadía como vecino de la zona rural.

Según consiga en sus redes sociales Se nos Vino la Noche, un programa de radio local, el proyecto tenía la vista buena de la familia de Iorio, quien falleciera en su campo el 24 de octubre pasado a donde se había instalado años atrás y recorrió cada rincón con su obra.

Pero encontró un en la comisión de Obras Públicas y Planeamiento del Honorable Concejo Deliberante. Allí se adujo que producto del proyecto participativo que ganó el año pasado el anfiteatro ya tenía asignado un nombre y era el del pintor Walter “Wally” Góngora.

El “no” a la memoria de Iorio fue firmado por los concejales Luis Castro, Leandro Guerrero, y Yamila Ramírez. En las redes sociales se cruzaron los vecinos de Sierra de la Ventana dando argumentos en pro y en contra de la decisión de los ediles.

LA VIDA DE IORIO EN LA ZONA
Iorio, nació el 25 de junio de 1962, se crio en Caseros. Según consigna el periodista Leandro Vesco, que realizó para La Nación un crónica del paso del fundador de V8 y Hermética, hace veinte años dio un volantazo en su vida, dejó la ciudad y se fue a vivir a El Campamento, un paraje que ni siquiera figura en los mapas, pero con una gran historia en tiempos de la Conquista del Desierto dado que se instaló un fuerte muy importante.

Este paraje se encuentra a media hora de Cura Malal, frente a los cerros. El múscio conoció el inhóspito lugar cuando su padre se desvió camino a Sierra de la Ventana. Entonces Iorio tenía 14 años y se hizo una promesa: “Cuando sea un hombre quiero vivir acá”. Lo cumplió. “Un viejo sabio que vivía en las sierras me dijo que había pisado un capullo de conciencia, por la manera en la que vine a parar acá”, dijo Iorio. El Campamento solo tiene 10 habitantes, la familia que atiende un solitario almacén de ramos generales y la casa del músico, a un costado.

Según las crónicas, Iorio dejo una huella en las pulperías, en donde pasaba noches cantando con amigos y realizando tareas solidarias. “Ayudaba económicamente a hijos de amigos para que vayan a estudiar, se hacía cargo de tratamientos médicos, lo hacía con una condición: nos prohibía hacer pública estas acciones”, recuerda un amigo pampeano. Cuenta una anécdota, cierta vez a un vecino se le incendió su casa, Iorio se fue a dar un recital y al amanecer cuando regresó le tiró toda la recaudación por una ventana. “Ese era Ricardo, se despojaba de todo lo suyo para ayudar”, dice otro vecino del lugar.

El homenaje en el anfiteatro no pudo ser, como tampoco se había otorgado al fundador de V8, Hermética y Almafuerte el merecido reconocimiento en los Premios Gardel de este año.

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