La competencia de trail “El Cruce” es una de las más exigentes y prestigiosas del mundo. Durante tres días, los corredores atraviesan montañas, glaciares, ríos y bosques, en un recorrido de casi 100 kilómetros que pone a prueba su resistencia física y mental.
En la última edición, el neurólogo Oscar Colombo, quien compitió en la categoría de mayores de 65 años, logró destacarse en su categoría, superando condiciones extremas y demostrando que la pasión por el running no tiene límites.
“El Cruce” se llevó a cabo entre el 24 y el 26 de febrero, partiendo desde Tromen, en el límite con Chile, y recorriendo el faldeo del volcán Lanín en dirección a Huechulafquén. “Son dos noches durmiendo en campamento, en carpas. Es una experiencia única”, relató a CAFEXMEDIO. A lo largo del trayecto, los participantes acumularon más de 3.800 metros de desnivel positivo, con etapas de 35, 31 y 30 kilómetros respectivamente.
El clima fue otro de los grandes desafíos de la competencia. “El primer día estuvo lindo, pero el segundo ya estuvo nublado y con frío. Hubo desprendimientos en la pared este del Lanín y algunos corredores tuvieron que regresar”, explicó. “El tercer día nos tocó lluvia, nieve y mucho frío. En el Colorado corrimos con cinco grados bajo cero y ráfagas de viento muy fuertes”.
A pesar de las adversidades, el corredor completó el desafío y ya se prepara para nuevos retos. En abril correrá los 42 kilómetros del Patagonia Run y en julio participará en una carrera de 30 kilómetros en Buenos Aires, como parte de su preparación para un objetivo aún mayor: el Maratón de Nueva York. “Vamos con una amiga, Virginia Ginder, que es una gran atleta. No es fácil ingresar, tuvimos que comprar el cupo porque hay cerca de 50 mil corredores”.
El maratón neoyorquino es solo el comienzo de un nuevo desafío internacional. “Hay un circuito de maratones en todo el mundo, y al completarlas todas te entregan una gran medalla. En Bahía Blanca ya hay atletas que lo lograron. Es un lindo desafío”.
Pero más allá de los tiempos y las clasificaciones, el corredor destaca la camaradería y la experiencia de convivir con atletas de más de 40 países. “Cada uno lleva en su chaleco de hidratación la bandera de su país. En los campamentos compartimos comidas, historias y el amor por este deporte”.
Luego de tres días de esfuerzo, con temperaturas extremas y largas jornadas de carrera, el atleta cruzó la meta en la orilla del lago Lácar, con la satisfacción de haber conquistado una de las pruebas más exigentes del trail running mundial. “Fue increíble. Tres días pensando en la carrera y en nada más. Es una experiencia que te cambia la vida”.
