El intendente de Villarino, Carlos Bevilacqua disparó contra un decreto de 1999 que, según él, despojó de manera “ilegal y arbitraria” a su distrito de la tenencia de las Islas Trinidad y Bermejo. Acusa favoritismo político y exige que la Provincia regularice la situación.
En entrevista con CAFEXMEDIO, Bevilacqua, volvió a encender la mecha de un conflicto territorial tan insólito como prolongado: que, según denuncia, fueron “robadas” a su distrito por una decisión provincial.
“Le sacaron las islas a Villarino porque al gobernador le gustaba venir a pescar y era amigo de Izarra”, lanzó sin eufemismos el jefe comunal en diálogo con Café por Medio. La frase, cargada de acusaciones directas, alude al entonces gobernador Eduardo Duhalde y al ex intendente de Coronel Rosales, Néstor Izarra, quien habría sido el gran beneficiado con el decreto 449/99, que transfirió la tenencia de las islas del municipio de Villarino al de Rosales.
“Eso no tiene ni motivación ni razonabilidad, dos principios esenciales para que un decreto tenga validez. Si vos lo leés, está vacío. No explica por qué lo hicieron. Simplemente se la sacaron. Y así como te lo digo: se la sacaron, se la sacaron, se la sacaron”, remarcó, indignado.
Jurisdicción vs. tenencia: el nudo legal del conflicto
Aunque la propiedad de las islas pertenece a la Provincia de Buenos Aires, la jurisdicción legal —es decir, la autoridad política y legal sobre ese territorio— corresponde a Villarino desde su fundación en 1886. “Está en la ley que nos crea como distrito. Dice claramente que el límite este de Villarino es el Océano Atlántico. Y esas islas están ahí. No hay lugar a discusión”, afirmó Bevilacqua.
Pero esa claridad legal se oscureció con el decreto firmado en 1999. Desde entonces, la tenencia administrativa —la capacidad de intervenir, cuidar, planificar o incluso controlar el ingreso al territorio— quedó en manos de Coronel Rosales.
“Eso genera una situación absurda”, explicó el intendente. “Porque la responsabilidad por lo que pase en esas islas es nuestra. Pero no tenemos ni las llaves. No podemos actuar, no podemos hacer nada. Pero si hay un delito, si hay un derrame, si hay contaminación o tráfico de algo, el que tiene que responder es Villarino. ¿Cómo se entiende eso?”.
Un reclamo ignorado desde 2016
Bevilacqua sostiene que no se trata de una disputa entre distritos vecinos, sino de un conflicto estrictamente con la Provincia de Buenos Aires. “Nosotros no tenemos un problema con Rosales. El error fue de la Provincia, que decidió por decreto una cuestión que solo puede resolverse por ley. Si quieren cambiar la jurisdicción, tienen que ir a la Legislatura, modificar los límites. Y eso nunca ocurrió. Entonces el decreto es nulo”, aseguró.
En 2016, apenas asumió como intendente, Bevilacqua envió una nota formal a la entonces gobernadora María Eugenia Vidal para que se revierta el decreto y se devuelva la tenencia a Villarino. El pedido nunca fue respondido. “No tengo la bola mágica para saber qué va a hacer la Provincia, pero yo hago lo que me corresponde. El reclamo está fundado, es serio y tiene un sustento legal indiscutible. No es un capricho político”, subrayó.
Pesca, turismo y medio ambiente: lo que está en juego
El intendente también insistió en la importancia estratégica y ambiental de las islas, más allá de la discusión legal. “Ahí hay posibilidades productivas, turísticas y de investigación científica. Nosotros desde 2015 le damos mucha importancia a la cuestión ambiental, y estas islas son clave para estudiar y preservar el ecosistema marítimo”, explicó.
Además, se refirió a la relevancia de la ría —el extenso cuerpo de agua que conecta el océano con Bahía Blanca— y denunció que Villarino suele quedar fuera de los debates y políticas públicas que involucran esa zona, a pesar de tener un largo litoral marítimo.
“Nosotros también tenemos costa, también tenemos ría. Pero se habla de Bahía Blanca y Rosales como si fueran los únicos actores. Y no. Si hay un derrame, una contaminación, nos impacta a todos. Y nosotros ni siquiera tenemos voz”.
¿Y ahora qué?
Frente a un reclamo que ya lleva más de dos décadas, Bevilacqua no pierde la esperanza, pero tampoco se hace ilusiones. “Lo mínimo que pedimos es que se regularice una irregularidad. Que se revierta un acto administrativo que nunca debió firmarse. Y que las islas vuelvan a quien por ley siempre debieron pertenecer en la práctica: Villarino”.
Mientras tanto, el intendente sigue esperando que algún día la Provincia se digne a dar una respuesta.
“Yo no quiero tener responsabilidad sobre algo que no manejo. Pero hoy, legalmente, la tengo. Y me la dieron atada con alambre”, concluyó.
