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A una década del 38-38: El gesto del bahiense que delató lo sucedido en la AFA

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Había 75 asambleístas y aparecieron 76 votos. La sucesión de Julio Grondona quedó trunca. Hubo Comisión Normalizadora y emergió la figura de Chiqui Tapia. El representante del equipo bahiense que vivió uno de los momentos más escandalosos de la historia del fútbol argentino.

Alfredo Dagna, presidente de Olimpo, fue uno de los designados para controlar y supervisar el comicio, pero al momento de contabilizar lo votos, no pudo descifrar ni evitar uno de los escándalos más grandes del fútbol mundial. que perdurará por siempre en la historia del deporte más popular del planeta.

“Había dos votos pegados, no sabemos de quién. Lamentablemente no existe otra posibilidad de volver a hacer la votación”, explicó Dagna, quien tomó la palabra por parte de la comisión escrutadora.

Hace una década, el fútbol argentino vivió una de sus noches más vergonzosas. La sucesión de Julio Humberto Grondona no fue nada sencilla para la AFA. Atravesar la muerte y la vacante que dejó el hombre que supo manejar los hilos del deporte más popular en Argentina por más de 30 años fueron, quizás, los años más complejos desde lo institucional para la AFA.

A 10 años del 38 a 38, el momento que marcó una bisagra. Que empezó a parir a un nuevo presidente: Chiqui Tapia. Que le dejó en claro a un dirigente que quería poder que ese no era su lugar. Marcelo Tinelli encontró la negativa durante y, sobre todo, después de esa noche en el predio de la AFA en Ezeiza. Un misionero fue clave para desandar, o mejor dicho para no poder desandar esa noche el camino de unas elecciones que quedaron truncas.

Un año antes, el 13 de julio y en Río de Janeiro, Argentina perdió la final del Mundial ante Alemania. Fue un cimbronazo. Cuando las imágenes de Messi masticando bronca en el Maracaná todavía dolían, la AFA recibió otro cachetazo. El 30 de julio falleció Julio Humberto Grondona, presidente de la AFA por 35 años.

Las más de tres décadas de Grondona al frente del fútbol argentino estuvieron marcados por distintos tintes. El hombre de Sarandí supo armar poder. Desde su Arsenal a Independiente y de ahí a la AFA. De la AFA al mundo, a manejar la Fifa. Porque Grondona nunca fue presidente de la Fifa, pero sí manejaba lo que pasaba en el mundo fútbol.

La sucesión de Grondona trajo un montón de problemas para la AFA. Nadie construyó, hasta ese entonces, tanto poder como Grondona, que se mantuvo más allá de los gobiernos que pasaron por el país. De facto, radicales, peronistas más o menos liberales y hasta surfeó la ola de la crisis del 2001.

Luis Segura tomó el mando porque era su responsabilidad. A poco más de un año de la muerte de Grondona, la AFA se enfrentaba a su primer gran desafío: elegir en elecciones al sucesor del fallecido mandamás.

El jueves 3 de diciembre y en el entonces predio Julio Grondona, hoy Lionel Andrés Messi, se reunieron los dirigentes del fútbol argentino para las elecciones que definirían al presidente desde el 4 de diciembre de ese 2015 hasta el 25 de octubre de 2019. A las 19.20 arrancó la asamblea con la mesa directiva y los 75 asambleístas que iban a definir el futuro de la AFA.

Los votos pegados

Después de pasar lista y elegir a las autoridades para la comisión escrutadora, la encargada de ver que todo el acto eleccionario se llevara delante de la manera más transparente posible, Miguel Ángel Silva, el Secretario General de la AFA, explicó cómo sería el método para votar.

“Hay dos cuartos oscuros, el A y el B. Van a tomar un sobre que está en la mesa frente a ustedes, irán al cuarto oscuro y depositarán el sobre en la urna”, explicó. Todo parecía sencillo.

Alejandro Grigera, en ese entonces vicepresidente de Banfield, propuso para la comisión escrutadora a Pascual Caiella (vicepresidente de Estudiantes), a Rodrigo Escribano (vicepresidente de Talleres) y al bahiense, Alfredo Dagna (presidente de Olimpo).

En una lista estaba Luis Segura, en ese momento presidente de la AFA y que suponía la continuidad del mandato del fallecido Grondona. El opositor era Marcelo Tinelli, vicepresidente de San Lorenzo y en ese momento de gran gestión junto a Matías Lammens tras coronarse campeones de la Libertadores en 2014.

El tiempo dejaría en claro que lo de Tinelli en el Ciclón estuvo muy lejos de ser una gran gestión y hoy el club de Boedo sufre los malos manejos de quien entonces conducía Showmatch.

Cuando todo estaba preparado para arrancar, empezaron las idas y vueltas. Gabriel Greco, presidente de Atlanta, aseguró que el presidente de Excursionistas Ángel Lozano había renunciado. Acto seguido, Lozano se levantó y negó lo dicho segundos antes por Greco. Lozano tendría, más tarde, un papel fundamental.

Empezaron a desfilar los dirigentes, que eran llamados, tomaban un sobre e iban al cuarto que se les asignaba. Hacía poco menos de un mes que Crucero había descendido de su único paso por la Primera División del fútbol argentino, pero Julio Koropeski era uno de los 30 asambleístas de la ‘A’.

El misionero fue el 9° en ser llamado, tomó su sobre, se dirigió al cuarto oscuro y votó. Después de él pasaron otros 66 presidentes y vicepresidentes de equipos y ligas. Desde la Primera División hasta el ascenso y también los representantes de las regiones en las que en ese momento se dividía el país.

Terminaron de desfilar los dirigentes y sucedió lo que nadie esperaba. “Acá hay 38 y acá también hay 38. No te puedo creer”, se escuchó desde la mesa de la comisión escrutadora. “Pero la puta madre”, soltó Dagna.

Arrancó la rueda de idas y vueltas. ¿Qué había que hacer? ¿Cómo? ¿Por qué terminó 38 a 38? Inexplicable. Empezaron los movimientos en el entonces predio Julio Humberto Grondona. Tinelli era el más preocupado. No le daban los números que, según suponía en la previa, lo harían presidente de la AFA.

Segura tampoco tenía cara de buenos amigos, pero no podía dejar su rol, el de presidente de la AFA y el de estar controlando todo lo que sucedía.

“Había dos votos pegados, no sabemos de quién. Lamentablemente no existe otra posibilidad de volver a hacer la votación”, explicó Dagna, quien tomó la palabra por parte de la comisión escrutadora.

Daniel Angelici, presidente de Boca, pidió votar a mano alzada, una propuesta que no contó con apoyo y que, además, el estatuto no permitía. Hubo muchas charlas, quizás demasiadas, y finalmente se optó por volver a votar, ya que pasar a un cuarto intermedio suponía una espera de más de un mes.

Volvieron a tomar lista. Lo llamaron dos veces a Koropeski. “Está claro que está ausente”, reafirmó Silva, quien llevaba adelante la asamblea. Tampoco estaba Lozano, el presidente de Excursionistas.

“Nos encontramos ante una situación insólita. Lamentablemente pasó lo que todos vimos. El resultado hubiese sido 38-37 a favor nos sabemos de quién. Pasaremos a un cuarto intermedio para ajustarnos a lo que dice el estatuto. Tal vez, desde el error, este sea un mensaje para todos nosotros. Analizaremos una lista en común, si esto no se lograse, llamaremos nuevamente a elecciones”, expresó Luis Segura ante los 73 asambleístas presentes.

No se pudo volver a votar. Hubo que pasar a un cuarto intermedio, pero el problema ya había recorrido el mundo. El 38-38 se volvió rápidamente en un tema internacional y la AFA quedó manchada.

La Normalizadora y nuevo caudillo

El 38-38 se dio luego del Fifa Gate, el escándalo de corrupción que sacudió al ente que regula el fútbol. La Fifa tiene una premisa, que ningún gobierno se meta en lo que hace una federación miembro. Por eso intervenir la AFA no es una opción conveniente. No lo fue en 2016, no lo es hoy pese a los intereses que tiene el gobierno de Javier Milei y quienes pretenden que las SAD desembarquen de manera oficial en el fútbol argentino.

En ese 2016, mientras la Fifa lidiaba con sus propios problemas designó a Armando Pérez como presidente de la Comisión Normalizadora. La misión de Pérez era poder allanar el camino para que haya elecciones y que la AFA tenga un nuevo presidente.

Argentina venía de jugar la final del Mundial 2014 y de la Copa América 2015, pero la crisis institucional era muy grande. Pérez intentó armar un gobierno de unidad, pero le fue muy complicado. Para marzo de 2017 se realizaron las elecciones y fue elegido Claudio ‘Chiqui’ Tapia.

Tapia había sido vicepresidente segundo de la AFA y sus contactos con la selección comenzaron con las juveniles. Acompañó a distintas delegaciones a sudamericanos y mundiales, estuvo en la Copa América 2015, pero fue en la Copa América 2016 en Estados Unidos en la que el sanjuanino empezó a cimentar su poder.

Fue quien encabezó la delegación y quién resolvió los miles de problemas que tuvo una selección que, a veces, no contaba ni con la reserva en los hoteles para el siguiente partido. Tapia supo manejar esas situaciones y los jugadores lo vieron como un dirigente que les cumplía.

El 31 de marzo de 2017 Tapia asumió como presidente de la AFA y comenzó una nueva era. El ex presidente de Barracas Central sufrió el Mundial de 2018 con Jorge Sampaoli al frente del equipo, pero fue el gran responsable de que Lionel Scaloni se mantuviese como el entrenador de la Mayor, luego de un breve interinato.

Empezó una de las épocas más gloriosas del fútbol a nivel selección, pero también una de las más criticadas a nivel fútbol local, sobre todo por los ascensos de equipos como Barracas Central y Deportivo Riestra a la Primera División. Hay detrás, también, muchos intereses de los grandes grupos económicos del mundo del fútbol y por eso hoy Tapia está en el ojo de la tormenta.

Lo cierto es que el 38-38 de hace 10 años movió los cimientos de la AFA, que atravesó su peor crisis institucional. Dejó al fútbol argentino al borde de ser marginado de la Fifa, aunque esa carta nadie la iba a jugar y dejar fuera a Lionel Messi.

El mundo del fútbol se reconfiguró tras el Fifa Gate y la AFA hizo lo propio tras el 38-38. Chiqui Tapia ganó poder, supo hacer alianzas que le permitieron llegar, como Julio Grondona en su momento, a ser parte de las decisiones importantes de la Fifa.

El 38-38 de hace una década dejó mucho más que solamente una bochornosa elección que no fue. Cambió el mapa del fútbol que vivimos hoy. (CafexMedio/ElTerrittorio)