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ENTREVISTA INTERNACIONAL EN CAFEXMEDIO

“A quien haya cometido abuso, denúncielo”, el compromiso social del nuevo Papa según periodista chiclayano

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Desde que se anunció la elección de Robert Prebost como nuevo Sumo Pontífice bajo el nombre de León XIV, el norte peruano vive una mezcla de emoción, orgullo y esperanza.

En CAFEXMEDIO, conversamos con el periodista chiclayano Ruperto Arroyo, testigo directo de la vida y el legado pastoral del ahora Papa, durante más de dos décadas de servicio en el Perú.

“Chiclayo está con algarabía”, abrió Arroyo desde la calurosa ciudad norteña, a 700 km de Lima, al recordar el impacto de quien fuera obispo de esa diócesis entre 2015 y 2023. Pero la historia de Prebost con el Perú se remonta mucho más atrás. Llegó por primera vez en 1985, como misionero agustino, y desde entonces desarrolló una labor pastoral que incluyó trayectos a lomo de mula por la sierra de Piura, asistencia en zonas golpeadas por desastres naturales y una profunda cercanía con comunidades rurales.

Durante su segunda etapa (1989-1999), vivió en Trujillo, y más tarde fue nombrado obispo de Chiclayo por el Papa Francisco. Allí dejó una huella imborrable: “Fue muy convocante. Generaba confianza sin pedirla”, expresó Arroyo. Su liderazgo se evidenció en momentos críticos, como en 2017, cuando el fenómeno de El Niño devastó gran parte de la región. “Convocó la mayor cantidad de ayuda humanitaria para las zonas más afectadas en el Valle de la Leche”, recordó el periodista.

También durante la pandemia, su papel fue crucial: gracias a su gestión, Chiclayo tuvo su primera planta de oxígeno. “Marcó una estela de organización y claridad”, sintetizó Arroyo.

Más allá de lo humanitario, Prebost Martínez se distinguió por su compromiso ético. Denunció abusos dentro del clero con firmeza (“A quien haya cometido abuso, denúncielo”, dijo públicamente) y se pronunció contra el indulto al expresidente Fujimori: “Primero debería pedir perdón”. Su carácter reservado contrastaba con una elocuencia aguda y una sensibilidad pastoral notable.

Uno de sus gestos más recordados ocurrió tras el derrumbe de la iglesia de Santo Domingo de Olmos, también en 2017. “Fue el primero en auxiliar a la hermandad, y no dejó de celebrar misa, aun cuando no quedaba iglesia”, narró Arroyo, visiblemente emocionado.

La relación del nuevo Papa con la región trasciende lo simbólico. En 2019 llevó personalmente al Vaticano más de 20.000 testimonios de fe sobre la aparición del Divino Niño en Ciudad Eten, con la esperanza de lograr su designación como la primera ciudad eucarística del continente. Hoy, en Chiclayo, esa expectativa renace con fuerza.

Ante la posibilidad de que el nuevo Papa profundice la línea aperturista de Francisco, Arroyo fue cauto pero optimista: “Creo que sí habrá una continuidad… aunque cada cambio en la Iglesia requiere su tiempo”. Sin embargo, destacó su sensibilidad frente a temas sociales, su firmeza frente a la corrupción y su cercanía con la gente.

Chiclayo, conocida como “la ciudad de la amistad”, se proyecta ahora al mundo como la cuna espiritual del Papa León XIV. Con una rica tradición gastronómica —que incluye delicias como el arroz con pato y la tortilla de raya— y un patrimonio arqueológico único, el turismo religioso podría vivir un auge inédito si el nuevo Pontífice decide volver como peregrino a las tierras donde ejerció su ministerio.

“Nos abandonó en el trabajo, pero regresó”, dijo Arroyo, al recordar que incluso después de ser nombrado prefecto del Dicasterio para los Obispos en Roma, Prebost volvió a Chiclayo en 2024. “Eso nos da esperanza”.

Y acaso, también, una promesa: que el pastor que nunca dejó de asistir a su pueblo, aunque no quedara templo, ahora lleve esa misma entrega a toda la Iglesia.