Retomar los horarios y las actividades puede ser un desafío, tanto para chicos como adultos. Cuáles son las recomendaciones de los expertos para que la transición sea lo más suave posible
Dormir hasta cualquier hora, jugar a los videojuegos en pijama en el living de casa, ir al teatro y al cine, olvidarse de cualquier rutina y guardar en un cajón el despertador que suena para madrugar son imágenes propias de las vacaciones de invierno. Se trata de una pausa bienvenida, un tiempo para relajarse, desconectar y disfrutar de un cambio de ritmo. Durante las vacaciones de invierno, los hábitos de sueño son más laxos, hay cambios en la dieta y el horario menos estructurado.
Sin embargo, volver a la rutina después de este receso puede ser un desafío significativo. La transición puede ser complicada, ya que el regreso a la escuela y al trabajo conlleva una serie de ajustes.
Pero, se sabe, las vacaciones son un período tan importante como necesario.
“Las vacaciones de invierno son un momento para detener la rutina y compartir más tiempo en familia. En los casos de aquellos que viajan, supone un corte que suele resultar muy saludable para encarar la continuidad del año”, dice el psicólogo Marcelo Clingo (MN 16923), presidente de la Federación de psicólogas y psicólogos de la República Argentina en diálogo con Infobae.
A su vez, Clingo sostiene que este momento de descanso es un momento crucial para que los adultos promuevan conversaciones, juegos compartidos y tiempo con los niños, que con la rutina instalada se vuelven más difíciles de sostener, se vuelven parte fundamental para el crecimiento y bienestar integral de los más chicos y jóvenes.
“El acompañamiento resulta clave y puede contribuir a construir una experiencia valiosa en el aprendizaje de la utilización del tiempo libre”, señala Clingo.
Según la psicóloga Lisa Damour, experta en desarrollo adolescente y columnista del New York Times, “volver a la rutina puede ser difícil porque implica renunciar a la flexibilidad y la libertad disfrutadas durante las vacaciones”. La clave está en reintroducir gradualmente la estructura, para que tanto adultos como niños puedan adaptarse sin sentir una sacudida demasiado brusca.
En esa misma línea, la psicóloga infantil María Laura Lezaeta (MN 64105) y cofundadora de JUEGOlogia, dice a Infobae que “la gradualidad y la anticipación juegan un rol central en las rutinas de los chicos, ya que ambas son dos herramientas necesarias y esenciales para que los chicos y las chicas puedan adaptarse a cualquier cambio”.
Y agrega: “Nuestro cerebro necesita de la anticipación para poder desenvolvernos de manera óptima en todos los ámbitos de nuestra vida”.
Clingo también coincide con las expertas cuando dice que “la preparación para el regreso a la escuela requiere de cierta anticipación. En la medida de lo posible, y según los hábitos de cada familia, resulta conveniente iniciar la rutina escolar el fin de semana previo. Preparar el guardapolvo o el uniforme, revisar y organizar la mochila. Es necesario destinar cierto tiempo al regreso para construir cierta gradualidad”.
“Cuando los niños regresan a la rutina después de un período de descanso, como las vacaciones, es esencial mantener una comunicación abierta y apoyar sus emociones. Validar sus sentimientos les ayuda a adaptarse mejor al cambio”, señala la doctora Laura Markham, psicóloga clínica por la Universidad de Columbia en su libro Peaceful Parent, Happy Kids.
Los adultos y cuidadores son una pieza fundamental en este marco, ya que serán los responsables de introducir paulatinamente los cambios y sostener las nuevas (viejas) rutinas habituales. “Suele suceder que al principio se encuentren más dispersos, con dificultad para prestar atención y concentrarse. Por eso resulta importante el acompañamiento de los adultos en este proceso”, explica Lazaeta.
Una rutina estructurada y adaptable
Uno de los aspectos clave para facilitar el retorno a la rutina es restablecer una estructura clara. Según la Asociación Americana de Psicología (APA, por sus siglas en inglés), una rutina consistente ayuda a los niños a sentirse más seguros y menos ansiosos ante el regreso a la escuela. Esto incluye establecer horarios regulares para dormir, comer y realizar actividades diarias.
Según los expertos consultados por Infobae, la transición no será perfecta, ya que cada miembro de la familia puede necesitar diferentes tiempos y enfoques para adaptarse, lo que requiere paciencia y flexibilidad. Y surge un concepto crucial para este periodo tan especial: estructura. Si bien es importante mantener una estructura, también es esencial ser comprensivo y adaptable a las necesidades y sentimientos de todos.
“Es importante que los chicos vuelvan a sus rutinas diarias, ya que las mismas les otorgan organización, planificación y disciplina en las diferentes áreas de su vida”, sostiene Lezaeta y agrega: “Las rutinas son fundamentales y necesarias, ya que permiten que les anticipemos a los niños las actividades que realizarán día tras día, así como también lo que esperamos de ellos, lo que les genera mayor seguridad a la hora de transitar su vida diaria”.
La experta profundiza un poco más en la importancia de volver a las actividades y al ritmo habitual cuando apunta que “la previsibilidad, tanto en los adultos como aún más en los niños, nos prepara y nos dispone con mayor confianza y seguridad a encarar las actividades que componen nuestras rutinas”.
La psicóloga infantil también puntualiza en las pautas que no hay que hacer, como que “los chicos regresen a sus rutinas sin tener armado previamente un cronograma donde puedan tener de forma visual y concreta todas las actividades que realizan en su día a día. Si no cuentan con esta herramienta, pueden llegar a tener mayores dificultades en la adaptación de dicho regreso”.
Cinco consejos para volver a la rutina
Para las familias, la preparación y la planificación son esenciales para minimizar el estrés de volver a la rutina. Aquí, algunas estrategias para implementar antes de la vuelta al colegio:
Restablecer gradualmente los horarios de sueño y de comidas: unos días antes del regreso a la escuela, comienza a ajustar gradualmente la hora de acostarse y de levantarse. Según la Fundación Nacional del Sueño, los cambios graduales de 15 minutos por día son efectivos para restablecer un horario regular de sueño. Lo mismo para el horario de la cena. Esto ayuda a los niños a adaptarse sin la fatiga y el mal humor que puede acompañar a un cambio abrupto.
Comunicación abierta, empática y motivadora: la vuelta a la rutina puede generar ansiedad en los niños y adolescentes. Mantener una comunicación abierta, permitiéndoles expresar sus sentimientos y preocupaciones es crucial durante estos días. La escucha activa y validación de emociones puede ayudar a transitar este inicio.
Reducir gradualmente el tiempo de pantalla: limitar el tiempo que pasan frente a pantallas de televisión, tablets y videojuegos. Fomentar actividades como la lectura o juegos de mesa puede ayudar a hacer la transición más fácil.
Planificar menús saludables: durante las vacaciones, es común caer en la tentación de comidas menos saludables. Volver a una dieta equilibrada puede ayudar a mejorar el estado de ánimo y los niveles de energía. La planificación de menús semanales con comidas ricas en nutrientes es otro elemento importante para facilitar este cambio.
Planificar las rutinas y organizar los materiales escolares: asegurarse de que los niños tengan todo el material escolar listo para el regreso a clases. Revisar mochilas, útiles escolares y ropa les ayudará a sentirse preparados y menos ansiosos Involucrar a los niños en esta tarea es fundamental para que se vayan mentalizando.