El célebre actor acompaña la edición de “Ramas para un nido”, publicado por la editorial independiente bahiense Vox / Lux.
Primero fueron los rumores, después los flyers en las redes sociales y finalmente su presencia: Viggo Mortensen estuvo este jueves en la ciudad bonaerense de Bahía Blanca. ¿Qué hacía una estrella de Hollywood, protagonista de películas como El Señor de los Anillos, de filmes de David Cronenberg, nominado tres veces al Premios Óscar, en la ciudad sureña? Aunque poco se sepa, además de actor, de celebrity, Mortensen es poeta. Y a eso vino: a hablar de poesía.
En el aeropuerto, el jueves por la mañana, lo esperó un nutrido grupo de periodistas con micrófonos, cámaras y grabadoras. Arribó junto a su amigo Fabián Casas, destacado poeta y escritor. “Son poemas nuevos y algunos viejos”, dijo Viggo Mortensen a la prensa ni bien pisó el suelo bahiense. “Escribo desde pibe”, agregó en argentino básico ante la catarata de preguntas. Fue escueto, agradeció el recibimiento, sonrió levemente y no dio más motivos sobre su visita. Luego se subió a un auto y se perdió por las calles de Bahía Blanca.
Al atardecer, presentó su nuevo libro, Ramas para un nido, publicado por la editorial independiente de Bahía Blanca, Vox / Lux, dirigida por Gustavo López y Carlos Mux. La cita fue en el Centro Cultural de la Cooperativa Obrera, completamente lleno, donde habló del libro junto a Casas. Fueron presentados por el poeta bahiense Milton López.
“Es un honor estar en Bahía Blanca que yo sé, por Fabián y por otros, que es una cuna muy especial para la poesía en este país. Es mi primer libro editado en Argentina y sé que acá se escribe, se lee y se publica la poesía, y por suerte también se compra”, dijo el actor. Y agregó: “Fabián es un amigo desde hace muchos años. Es un gran poeta e incluso a él le cuesta vivir de la poesía, aunque le va bien comparado con otros. La poesía es una cosa frágil que hay que cuidar y se nota que acá se cuida”, agregó.
Gustavo López, propietario de la editorial Lux, conoció a Mortensen hace casi quince años atrás. Fue la poesía. El actor estadounidense tiene una editorial en Santa Mónica, Estados Unidos. Se llama Perceval Press. En 2009 publicaron Antología de nueva poesía argentina. A ese libro, que reúne poemas de Washington Cucurto, Marina Mariach, Martín Gambarotta, Francisco Garamona, Santiago Llach, Sergio Raimondi, Patricia Suárez, Laura Wittner, Fabián Casas, lo editó López.
En ese entonces Mortensen estaba haciendo El Señor de los Anillos. Aunque López no tenía mucha idea: “Yo no sabía quién era, para mí una persona desconocida”, le cuenta a Infobae Cultura. El lazo había comenzado gracias a Kevin Power, un editor fallecido en 2013. “Nos unía una amistad en relación a la poesía y también en relación al arte: con Kevin curamos muestras juntos. Él nos vinculó. Primero entré en contacto con Perceval, la editorial, y luego con Viggo”.
“A partir de ahí quedamos vinculados literariamente. Me muestra los textos, los miramos. Entonces hizo este compilado de una parte importante de su obra y decidimos editarlo acá, en nuestra editorial, así que esto fue un proceso que llevó dos o tres años. Es un libro escrito íntegramente en español. Hicimos un trabajo de edición porque tiene una lengua múltiple, pero domina una gramática rioplatense: el uso del vos y demás. Su poesía, te diría, es una poesía argentina”, dice Gustavo “Chicho” López.
A Mortensen, lo define como “un artista integral con muchos intereses: es fotógrafo, artista plástico, director de cine. Es ese actor que se sabe, pero también es editor y escritor, y un gran lector. Una persona con una sensibilidad amplia y diversa. Y una persona comprometida y coherente con su sensibilidad, y con una expresión que lo llevó a todos lados, más allá del lugar donde después el mercado ubique a esas producciones”.
Luego de esta cita en Bahía Blanca, habrá presentaciones en la Ciudad de Buenos Aires. El domingo 9 a las 18.30 en La Cúpula del CCK, dialogará nuevamente con Casas (las entradas se reservan en la web del Centro Cultural). Y el lunes 10, a partir de las 18 hs., participará de una lectura de poemas junto a Gabriela Bejerman, Gabi Luzzi y José Villa, en el Auditorio Astor Piazzolla del Centro Cultural Borges (se reservan entradas en la web de esta institución).
La amistad con Fabián Casas
Casas y Mortensen se conocen por San Lorenzo. O al menos eso es lo que produce la amistad: ambos son cuervos fanáticos. Y así nació una web titulada Sobre vuelos cuervos. “Fue una idea de Viggo Mortensen. Fue una cosa de la amistad con él, muy fuerte. Y para él, que no vive acá, una de las cosas más importantes de su vida está acá. Argentina y Boedo. La edad de la infancia, donde cargó combustible, fue acá”, contó Casas en una entrevista con La Nación de 2014.
Si bien nació en Manhattan —hijo de un danés y una estadounidense—, de muy chico su familia se instaló en Argentina. Vivieron en varios lugares: Chaco, Buenos Aires y Córdoba, y pasaban las vacaciones en Dinamarca, en la granja familiar. Desde los dos años hasta los doce, aproximadamente, vivió acá y fue en esa etapa que empezó a escribir sus primeros “cuentitos cortos”, como dijo alguna vez. De alguna manera, la publicación de este libro en Argentina parece completar un ciclo.
Pero no hay un inicio en el vínculo con Argentina. Pasó su infancia acá y hay cosas que no se borran. Un año importante fue 2012, cuando protagonizó Todos tenemos un plan, de Ana Piterbarg, junto a Soledad VIllamil, Daniel Fanego, Javier Godino y Sofía Gala Castiglione. Un drama oscuro y tenso en el Delta del Tigre. Como en ese momento muchos se preguntaban por qué una celebridad viene a la Argentina a rodar cine nacional, hoy ocurre lo mismo con este libro de poesía.
Pero hubo un problema: ambos criticaban mucho a quien entonces era el técnico, Ricardo Caruso Lombardi. “Entonces, él abrió la página para que podamos decir lo que se nos cante. La visita mucha, mucha gente de todo el mundo. La traducen al japonés. Al inglés. Hay cuervos que están en lugares muy lejanos y se emocionan”, dice sobre Sobre vuelos cuervos, cuyo último post es de diciembre de 2022 titulado “Saber sufrir es saber vivir” y lleva la firma: V. M.
Pero antes hubo otra cosa: una película. Jauja es un filme argentino del año 2014 dirigido por Lisandro Alonso, con guion de Alonso y Casas y protagonizado por Mortensen. En una entrevista con el sitio Guion News, Alonso cuenta que conoció a Viggo en el Festival de Toronto: “Cruzamos dos o tres palabras y me regaló un pin de San Lorenzo… siempre anda regalando esas cosas. Me cayó diez puntos, en ese momento me di cuenta de que se lo podía tratar de igual a igual”.
“Nos hicimos muy amigos a partir de que él iba a sacar una antología de poesías, con un montón de autores argentinos, y yo era una de ellos”, contó Casas. “Nos encontramos en un lugar para hablar del libro. Yo le dije que era fanático del Cuervo y nos hicimos muy amigos. Después vino a mi casa. Es una persona muy relajada, un crack total. Como él viajaba, yo le contaba de San Lorenzo por mails. Y nos habían dicho si lo queríamos poner en la página del club”.
En esa misma entrevista Casas dijo que “es una persona que no se da ninguna clase de importancia personal, muy relajado. Le mandé el guion de la película, quería saber qué le parecía. Y fue así: decidió involucrase como actor y después como productor. Fue un proceso de un par de años, no de un día para el otro, por supuesto”. Para entonces ya se conocían y esa amistad simplemente estaba creciendo a base de proyectos culturales.
Cuando la película se presentó en el Festival de Cannes, Mortensen y Casas se encontraron allá, en Francia, entre los flashes de la alfombra roja, y juntos, cada uno con una mano, mostraron una bandera de San Lorenzo y también un cartel escrito a mano: “Queremos la copa”. A los pocos días, llegaría la final de la Libertadores y San Lorenzo saldría campeón ante Nacional empatando el partido de ida pero ganando 1 a 0 el de vuelta con gol de Ortigoza.
Hay una anécdota de Casas sobre aquella época: “Viggo me llamaba, no sé dónde estaba, habrá sido un papelón seguro. Y estaba cantando con nosotros. Fue como una especia de comunión. Él lo estaba viendo por la computadora. Siempre lo ve. No sé cómo hace. Cuenta el tiempo, labura a deshora. En el partido contra Bolívar, me contó que estaba filmando una escena e iba y se volvía cada tanto. Yo supongo que la actriz debe haber pensando: ‘Va al baño todo el tiempo’”.
Entonces surgió la posibilidad de que Viggo Mortensen publicara un libro de poemas, algunos en versos, otros en prosa, incluso algunos relatos, en una editorial independiente argentina. Sobre esta posibilidad, Casas escribió: “Nunca entendí porque algunas personas creen que hay cosas imposibles de lograr. Creo que la mayoría de las veces es el sistema el que trabaja para quitarte la potencia de la alegría y la posibilidad de la emancipación. Lo único imposible es la inmortalidad”.
“Mortensen es una persona que vive la mortalidad de una manera constante. Por eso es un hombre que está siempre presente y en estado de disponibilidad. Sin ese estado de disponibilidad los poemas pasan por al lado y no los ves, no los podés escribir”. Luego citó un poema del libro titulado “Cuando puedas” donde Mortensen escribe: “podría morir / sin haberme reencontrado / con ‘Aunque no puedas / hacer tu vida como quieras, / inténtalo al menos’”.
El libro tiene dos partes, cuenta López: “Una, que son temas generales donde recoge distintos aspectos de su experiencia. Por ejemplo, tiene un poema sobre el Chaco, temas personales, un viaje en avión. Y después hay otro que es un núcleo más abigarrado, podríamos decir, más cercano, que es lo que no se puede escribir, donde toca un el tema de la muerte de los padres, la vejez, el final de la vida. Esas son las dos vertientes que tiene este libro”.
“Nosotros confiamos en el texto”, dice López sobre Ramas para un nido. “Conozco su escritura de hace varios años y es un escritor muy bueno, muy sensible. Los textos nos fueron gustando. Fueron apareciendo a lo largo del tiempo, escribía algo nuevo, corregíamos, y así se fue formando este corpus del libro que, como libro terminado, nos parece un libro hermoso, muy sólido. Como poeta, Viggo posee una manera muy sutil de trabajar el lenguaje y desplazar sus ideas”. (Fuente Infobae)