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El pontificado del argentino Jorge Bergoglio cambió la Iglesia Católica

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El primer pontífice latinoamericano universalizó la curia e hizo una reforma que buscó llevar austeridad y transparencia en el Vaticano.
Francisco logró “hacer lío”, como pregonó durante las Jornadas de la Juventud en Río de Janeiro

Con la muerte de Jorge Bergoglio, se cierra una era marcada por una Iglesia Católica más abierta, austera y transparente. A poco de cumplir 12 años de Pontificado, Francisco deja una impronta que buscó desde el primer día: la universalidad del poder central del Vaticano, con una reforma de la curia no exenta de polémicas.

Bergoglio fue, sin dudas, un Papa único e irrepetible. Fue el primer Pontífice argentino y por ende latinoamericano y el primero en tomar el nombre de Francisco, en honor a San Francisco de Asís, una figura austera y simple que el exarzobispo de Buenos Aires adoptó como guía para su pontificado.

Hoy la Iglesia Católica es muy distinta a la que encontró aquel 13 de marzo de 2013, cuando fue ungido Papa, más allá de las polémicas suscitadas por cuestionamientos internos del ala más conservadora del Vaticano, disconforme con su forma de gobernar y sus reformas. No sin inconvenientes, Francisco logró “hacer lío”, como pregonó durante las Jornadas de la Juventud en Río de Janeiro, poco después de asumir el trono de Pedro. Buscó, además, llevar a su Iglesia a las periferias.

Su muerte deja un vacío enorme en la Iglesia Católica, aunque da inicio a una nueva era cimentada por sus reformas. Su estilo simple y descontracturado acercó a la institución, como nadie lo había hecho antes, a los fieles de todo el mundo.

Jorge Bergoglio, el hijo de inmigrantes piamonteses que eligió ser cura
Jorge Mario Bergoglio nació en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936. Fue el mayor de cinco hermanos nacidos en una familia de origen piamontesa. Su padre, Mario José Bergoglio, y su madre, Regina María Sívori, se asentaron en el barrio porteño de Flores y criaron a sus hijos en un hogar de valores cristianos y rica cultura italiana. Su abuela, Rosa Vasallo, fue la mujer que más influyó en su vida, según él mismo reconoció.

Ya en su infancia, el futuro Papa moldeó su vida bajo una rígida enseñanza religiosa. Estudió en el colegio Salesiano Wilfrid Barón de los Santos Ángeles, en Ramos Mejía, y posteriormente en la Escuela secundaria industrial (ETN n.º 27) Hipólito Yrigoyen. Allí se graduó como técnico químico.

En sintonía con su trabajo en un laboratorio, comenzó a sentir un profundo llamado religioso, aunque según contó llegó a tener una novia. En esa época, sufrió su primer grave inconveniente de salud. Fue sometido a una delicada operación para extirparle una porción de un pulmón.

En 1957, con 21 años, decidió que quería ser sacerdote. Se sumó entonces al tradicional seminario del barrio porteño de Villa Devoto y al noviciado de la Compañía de Jesús. También realizó estudios en el juniorado jesuita de Santiago. Allí hizo en curso de Ciencias Clásicas y profundizó sus conocimientos de latín y griego.

A mediados de los años ’60 fue profesor de Literatura y Psicología en el Colegio de la Inmaculada de Santa Fe. Luego estudió en la Facultad de Teología del Colegio Máximo de San José, en el partido de San Miguel, oeste del Gran Buenos Aires. Finalmente, fue ordenado sacerdote el 13 de diciembre de 1969. Tenía 32 años.

A principios de los ´70, ingresó definitivamente en la Compañía de Jesús y luego fue maestro de novicios en la residencia San Ignacio, en Villa de Mayo.

En 1973 fue designado provincial de los jesuitas argentinos. Estuvo en el cargo hasta 1979.

Los difíciles tiempos de la dictadura
Eran tiempos de una feroz dictadura militar en la Argentina. Varios religiosos fueron víctimas de la represión. En ese marco, los secuestros de los sacerdotes jesuitas Orlando Yorio y Francisco Jalics marcaron su vida.

Bergoglio realizó entonces grandes esfuerzos para lograr la liberación de ambos, incluso con entrevistas a jerarcas del régimen. Sin embargo, a pesar de lograr su objetivo, su actuación quedó envuelta en sospechas tras su asunción como Papa tras algunas denuncias que fueron desestimadas.

En esa época, Bergoglio organizó una red para ayudar a opositores a huir del país. Tras la recuperación de la democracia, fue testigo en dos juicios por crímenes de lesa humanidad.

Entre 1980 y 1986 fue rector del Colegio Máximo de San Miguel y de sus facultades de Filosofía y Teología. También fue primer párroco de la Parroquia del Patriarca San José. En 1990 fue enviado a Córdoba.

En 1992 fue nombrado obispo auxiliar de Buenos Aires y consagrado obispo el 27 de junio de ese mismo año. Luego, fue designado arzobispo coadjutor y finalmente asumió el arzobispado el 28 de febrero de 1998.

El Papa Juan Pablo II lo designó cardenal en 2001.

Además, fue presidente de la Conferencia Episcopal Argentina. Entonces mantuvo fuertes polémicas con los gobiernos kirchneristas en temas como la legalización del matrimonio igualitario y el aborto.

Pero al mismo tiempo, Bergoglio comenzó a ser reconocido por su estilo humilde y cercano a los más necesitados, con sus visitas periódicas a barrios populares y su costumbre de viajar en subte y colectivo a todos lados. Sus fieles comenzaron a llamarlo “el Obispo de los pobres”.

En su vida privada, disfrutaba del tango y de la lectura y de ver a su querido San Lorenzo, club del que era hincha.

En 2005, tras la muerte de Juan Pablo II, fue uno de los grandes candidatos a sucederlo, aunque finalmente el ala conservadora impuso a Joseph Ratzinger. En febrero de 2013, Benedicto XVI renunció al Pontificado y Jorge Bergoglio fue elegido como su sucesor en el trono de Pedro para sorpresa del mundo entero. Llegaba al Vaticano “el Papa del fin del mundo”.

Las claves del Pontificado de Francisco
Más allá de cualquier polémica, el Vaticano no será el mismo sin Francisco.

En sus poco más de 10 años de Pontificado, Jorge Bergoglio logró poner “patas para arriba” a la Iglesia Católica con su sello personal.

Esa Iglesia que heredó en 2013 no es la misma que la de hoy. Hubo muchos cambios. Hizo lío, como solía pedir a los jóvenes en sus primeros años en el sillón de Pedro. Desde entonces, se convirtió en el primer Papa en escribir sobre ecología, se rodeó de una ya mítica austeridad, buscó reformar la curia y quedó enfrascado en polémicas luchas internas que le granjearon no pocos y poderosos enemigos. Estos cuestionamientos llegaron incluso hasta la Argentina por su decisión de no visitar su tierra natal para no quedar atrapado por la llamada “grieta”, además de ser cuestionado por su supuesta afinidad con el peronismo.

Entre sus máximos logros, Francisco moldeó una Iglesia más austera y dio el ejemplo. Vivió en un departamento sencillo, de 70 metros cuadrados. No se tomó vacaciones y solo fue una vez a Castel Gandolfo, la residencia de verano de los Papas.

También dejó su sello de transparencia. Una de sus primeras medidas fue ordenar una auditoría internacional y puso en marcha una serie de herramientas para alejar cualquier práctica sospechosa en las arcas del Vaticano.

Además, combatió el tema de los abusos de sacerdotes en la Iglesia. En ese contexto, generó instancias e instrumentos para evitar estos hechos y, si ocurren, sancionar a sus responsables.

Quizás uno de sus proyectos más emblemáticos fue la reforma de la curia. Allí fue donde encontró mayor rechazo. Se trata de una estructura férrea y milenaria que no se tocaba desde hace décadas. La reforma fue presentada y aún falta aplicarla, en medio de una enorme oposición.

También logró una mayor universalización de la Iglesia, con un gran cambio en el colegio de cardenales. Cuando asumió, la mayoría de los purpurados eran europeos, con fuerte prominencia de italianos. Hoy alrededor de la mitad de los cardenales son de países no europeos, muchos de ellos de África y Asia.

Bajo su pontificado, además, la Iglesia se abrió al diálogo interno. Fue un punto que generó fuertes cuestionamientos del ala tradicionalista que defiende la estructura vertical. Francisco abrió un camino de diálogo en todas las parroquias para presentar una imagen de apertura, recibiendo a todos los fieles, sin excepciones. En ese marco, le tendió la mano a los divorciados y habló de manera abierta sobre la homosexualidad.

Otros de sus grandes avances tuvo que ver con el rol de la mujer. Hace una década trabajaban 846 mujeres en los distintos organismos del Vaticano. Hoy son 1165. Por primera vez hay una vicegobernadora del Vaticano y una directora de los Museos Vaticanos.

En los últimos años, su salud sufrió varios golpes. Tenía problemas en una rodilla que le impedía caminar sin dificultad y fue operado dos veces por problemas intestinales y diverticulitis. Con su partida, se cierra una era en la Iglesia Católica. (TN)