dom. 20 de abril de 2025
Bahía Blanca:
El tiempo - Tutiempo.net

Emotivo recuerdo de Federico Storani al “escritor” Vargas Llosa, a pesar de sus diferencias políticas

Facebook
X
LinkedIn
WhatsApp
Email

El ex diputado nacional del radicalismo, con un extraordinario recorrido, se sumó a despedir a uno de las más importantes plumas que brindó Latinoamérica, ganador del Premio Nobel de Literatura en el año 2010. Muy distanciado desde lo ideológico, Storani supo separarlo para este recuerdo….

Así lo despidió Federico Storani:

Al escritor

Conocí el Perú cuando tenía 19 años. Venía “bajando” hacia el sur en un enriquecedor periplo al concluir una beca de estudios en los EEUU. Eran los turbulentos años “setenta”. En Boston había conocido a la “nueva izquierda” (new left) norteamericana, y hasta pude observar en acción a las “panteras negras” (black panthers) en pleno auge.

Luego me adentré en el Méjico profundo y comprendí lo que me habían dicho: “para conocer Méjico hay que leer “La muerte de Artemio Cruz” de Carlos Fuentes, además de observar, oler, tocar y saborear.

Una breve estadía en Colombia para recalar en el Perú.

La familia del gran José Malanca quien se distinguió por pintar paisajes peruanos capturando en sus lienzos el alma bucólica de sus pueblitos diseminados como acuarelas sobre su geografía irregular me esperaba para brindarme “contactos” con generosidad. Uno de esos cuadros luce y contagia su espíritu en el living de la casa de mi madre.

Los Chávez me dijeron, en alusión a una familia de militantes de izquierda, para que fueran mis anfitriones y me hicieran conocer “su” Perú.

Se sucedieron reuniones con estudiantes en Lima hasta con organizaciones campesinas en el Cusco, matizado con turismo y saboreando las exquisiteces de tal vez una de las mejores cocinas del mundo.

Llamó mi atención que en todas las conversaciones surgía un nombre. Marito, con familiaridad para los orgullosos militantes comunistas al referirse a su joven “promesa”. Luego sería Mario Vargas Llosa de simpatía social-demócrata, para terminar siendo el marqués Jorge Mario Pedro Vargas Llosa, marqués de Vargas Llosa, ungido por el rey Juan Carlos I de España.

Crecí leyendo su obra literaria monumental y nunca dejó de asombrarme su mutación ideológica rayana en la claudicación. Fue un “intelectual orgánico” de la izquierda y en las últimas décadas de la extrema derecha internacional.

Debuté con “Los cachorros” y quedé cautivado. ¿Cómo puede un tipo contar con tanta maestría toda una vida en treinta paginas?

Ese cuento me hizo “sufrir” en mi masculinidad ¿machismo? y me quedó para siempre “pichulita” Cuellar.

Cuando llegué a la cumbre de “Conversación en la catedral” ya era un pretencioso experto en el “boom”, o más propiamente la explosión de una bomba literaria latinoamericana que protagonizó junto al mencionado Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez, Julio Cortázar y tantos otros y otras.

Su obra paseó por el teatro con “La señorita de Tacna”. Me arrancó sonrisas con “Pantaleón y las visitadoras” o “La tía Julia y el escribidor”. Me calenté (excité) leyendo “Los cuadernos de don Rigoberto ” o “Elogio de la madrastra”.

Me enojé con el planfleto de “Historia de Mayta”, pero luego volví a reivindicarlo con “La fiesta del chivo” o “El sueño del celta”…y así podría seguir.

Dudé en escribir sobre él, pero me ha influido tanto que no hacerlo me hacía sentir un desertor o un sectario que me aproximaba a lo más reaccionario y a lo peor de sus posturas políticas de los últimos tiempos.

Murió un grande de la literatura universal. A él mi homenaje.