Así lo expresó uno de los jugadores de la Generación Dorada, Andrés “Chapu” Nocioni. El deportista embistió contra la actual conducción de la Confederación Argentina, pero también criticó a Federico Susbielles. “Pedimos que nos abran las puertas”
Extensa entrevista con el Jugador del Pueblo, que ahora es parte del sindicato de jugadores. Hace un crudo análisis de la situación, reparte responsabilidades y confía en una salida: “Que vuelva el diálogo”
Andrés Nocioni siempre fue a todas. Siempre. Muchas veces su corazón caliente y pasión sin límites le trajeron enormes beneficios y en otras, muy pocas, le jugaron una mala pasada. Por eso se convirtió en el verdadero Jugador del Pueblo. Pero ahora, ya retirado, es distinto. O lo intenta. Cuando muchos, golpeados y enojados por la debacle deportiva que generó la no clasificación al Mundial, salen a romper, a culpar, él intenta otra estrategia para ver si se puede sacar lo mejor de un golpe tan duro.
Chapu pide dialogar, consensuar y jugar en equipo. Y como considera que ese es el camino para salir de la crisis que vive el básquet argentino, no quiere ir al choque. En el pasado fue muy duro en declaraciones contra la dirigencia, especialmente contra al presidente Fabián Borro, casi tanto como Luis Scola y otros integrantes de la Generación Dorada, pero ahora cree que no es lo mejor, sobre todo conociendo a los actores que están actualmente en el poder. “No es el momento de romper todo, de salir a atacar, con un hacha. Es momento de pedir que nos abran el juego, que nos participen, que nos escuchen. Ojalá así sea, estoy dispuesto”, explica en charla con Infobae.
-¿Tenés un análisis de por qué pasó lo que pasó?
-Pasó por muchas pequeñas acciones que provocaron este resultado. Por un cúmulo de cosas que fueron parte de un proceso. No hubo una causa o un solo culpable. Hay muchos y muchas situaciones. Desde FIBA y su enfrentamiento con la Euroliga, que no nos permitió tener a todos los jugadores, hasta la dirigencia del básquet argentino, pasando por los jugadores y entrenadores del seleccionado, a quienes tampoco se puede dejar afuera de este fracaso. El problema es de todos. No podemos ser sesgados en la mirada.
-¿Sentís que el proceso de degradación del básquet nacional terminó preparando el terreno para que pase algo así?
-Sí, pero ojo que la degradación no es nueva. Viene desde antes que nosotros peguemos un golpe sobre la mesa, previo al Mundial 2014. No es de ahora, ¿eh? Muchos de los actores que estuvieron antes siguen ahora… Y si no cambian la postura, lamentablemente seguiremos así. Es momento de buscar consensos, otras opiniones, trabajar en conjunto y no ponerse a atacar o destruir a quienes no piensan igual. Es necesaria una gran mesa de trabajo, olvidarse de las chicanas, de tonterías, de creer que una persona va a solucionar los problemas que, en realidad, no puede solucionar. Tiene que ser entre todos. Todavía no entiendo cómo la asociación de jugadores, de entrenadores, de árbitros y de periodistas no tienen ningún tipo de incidencia en lo que se decide en el básquet. Los dirigentes son parte, importante, no hay dudas, pero no pueden decidir todo solos. Hace años que venimos pidiendo que se nos abra la puerta y eso no pasa. Pero bueno, esto no pasa sólo en el básquet, también sucede en la sociedad, en la política nacional….
-Estando vos ahora en el sindicato, ¿sabés si los jugadores de la Selección se quejaron mucho por todo este último tiempo, viajes, condiciones de trabajo, falta de recursos, falta de previsión, etc?
-Ultimamente sí. No digo que estén mal, como en la época nuestra, pero hay cosas que pasaron, como las limitaciones de traer jugadores por temas económicos, además de lo que mencioné de la imposibilidad de sumar jugadores de NBA y Euroliga, y algunas situaciones también en los viajes. También hubo un entrenador que asumió, tuvo un problema y se fue, a mitad de camino. Y realmente no creo que la dirigencia se haya inmolado echándolo. Algo habrá hecho, ¿no? Por eso digo que no hubo un solo factor. Varias cosas que se fueron gestando terminaron con la no clasificación. También hubo un poco de mala suerte, porque el equipo terminó en un triple empate que no lo favoreció…
-¿Hubo una clima de tensión entre dirigentes y jugadores durante estos años que favoreció esta debacle deportiva?
-Mirá, los jugadores quieren jugar, generalmente no les importa mucho lo que pasa por afuera, salvo excepciones. A veces molestan cosas, pero se piensa más en ganar, en los resultados. Nos pasó en nuestra época. Eran pocos a quienes le importaba. Eso no quiere decir que ahora no hayan existido distracciones dentro del equipo, con consecuencias que todos sabemos, pero no sé si influyeron tanto. No puedo decir porque yo no estuve dentro del plantel.
-¿Cuán grave es para el básquet argentino no estar en el Mundial? Porque se suma un camino muy difícil para llegar a París.
-Muy grave es. La selección argentina no puede faltar a un Mundial. A un Juego Olímpico, sí, porque hay mucho menos cupos y el nivel de dificultad es mucho mayor. Pero esto del Mundial es otra cosa. En América fuimos top 3 por décadas y casi siempre fuimos al Mundial, incluso antes de la GD. Ahora había siete boletos disponibles y nos quedamos sin nada. Es un fracaso, lo que nos pone en peligro para estar en competencias grandes por varios años, sobre todo si no llegamos a los Juegos de París 2024.
-¿Qué pensás de la continuidad de Pablo Prigioni?
-Totalmente acertada. A Prigioni le faltó trabajo, tiempo, pero es el mejor entrenador del momento, por lejos, en mi opinión con un nivel muy alto y potencial muy superior.
-Estuvimos hablando del seleccionado. Pero el básquet argentino es más que eso. ¿En qué situación lo ves?
-Lo veo parecido a como lo viví en mi época. La fuerza sigue estando en el Interior y se necesitan crear las condiciones para facilitar que se siga jugando en las provincias, que haya cada día más chicos en las canchas. Pero, a veces, veo que es al revés, que se pone más énfasis en castigar y atacar, en sacar y poner a antojo. Por ejemplo, todavía no entiendo la desafiliación de federaciones. Entiendo que tal vez pueda haber dirigentes que han cometido irregularidades, pero no se pueden tomar decisiones que perjudiquen a todos, a los torneos y, por ende, a los jugadores. Hay provincias que, en la historia, han dado jugadores extraordinarios y hoy están fuera del mapa basquetbolístico, con problemas legales, intervenciones, peleas políticas… Hay que buscarle la vuelta para que los castigados no terminen siendo los protagonistas. Es ilógico.
-¿Y cómo ves a la Liga Nacional?
-Muy devaluada, hay que rever la competición, el formato, los días en que se juega, las fichas… Y es nuestra Liga, la que supo ser una cantera para el mundo.
-¿De qué es consecuencia todo esto de lo que hablás?
-Las personas que han estado se han equivocado simplemente o han pensado solo en ellos y realmente nunca les interesó el básquet argentino, como dicen. Y hablo de muchas personas…
-¿Qué sentiste al ver las fotos de unidad de los dirigentes luego de la no clasificación, casi sin autocrítica?
-Mirá, yo hablé con jugadores del equipo e hicieron autocritica. Hablé con Pablo y me hizo la suya. Esperaba una autocrítica de la dirigencia y sólo encontré un comunicado que habla sólo de errores, sin precisarlos. Esperaba más. Porque la autocrítica nunca es negativa. No entiendo a aquellos que creen que te debilita. No es de débil reconocer un error.
-Tal vez aquel subcampeonato de China tapó muchos problemas.
-Exacto, pareció que todo era un lecho de rosas y no lo era.
Ya hablamos del ahora, pero ojo que los de antes no dejaron nada. Pasó con Susbielles (NdeR: Federico, el anterior presidente), a quien nosotros apoyamos. Creo que podría haber dejado más, una estructura armada, una idea… Se fue y no quedó nada. Todavía no entiendo, nunca me la explicaron. Tal vez tenía otros intereses, otras ambiciones, pero podría haber dejado algo para aferrarnos a eso. Los nuevos llegaron y barrieron con todo.
-Es un secreto a voces que Fabián Borro se va a FIBA Américas como presidente. Tal vez siga hasta fin de año en CAB, cuando deberían ser las elecciones, quizá las adelante o ponga a un reemplazante de mayo a diciembre. ¿Qué pensás que pasará o qué querés que pase?
-No lo sé, no tengo ni idea.
-¿Y ves algún dirigente que te guste para guiar una reconstrucción?
-No, porque nunca se me acercaron, no los conozco como para dar una opinión. El único fue Roberto Monti, el presidente de la Federación de Santa Fe, antes y ahora. Siempre me llamó para hablar. Pero no más que eso. Hoy tiene la federación expulsada.
-Para sucederlo, al menos temporariamente, toman fuerza tres nombres: Juan Manuel Cavagliatto, el nuevo dirigente de Instituto que encarna la renovación. También Gerardo Montenegro, presidente de la Liga, y hasta Sergio Gatti, hoy Secretario General e histórico directivo de la CAB, ambos parte del círculo íntimo de Borro.
-¿Por Estatuto no corresponde que vaya Miguel Chami, vice 1°?
-Pero hace años que tiene diferencias con Borro y su federación (Buenos Aires) está judicializada. Y el vice 2°, Mario Ontivero, fue apartado de Córdoba por irregularidades. No aparecen como los mejores sucesores…
-Bueno, es parte de lo que decía… No sé si estarán descartados o no, pero desde el Estatuto les tocaría a ellos. A los otros que nombrás los conozco del ambiente, pero no tengo posición tomada. Yo no estoy del lado de nadie, sólo de los jugadores. Sólo pedimos que nos escuchen y tener mayor incidencia.
-¿Y ves alguna apertura? ¿Te llamaron?
-Por suerte, sí. Me llamaron y yo llamé. No voy a decir mucho más, pero veníamos hablando por tema del sindicato de jugadores y ojalá ahora nos sigan llamando para aportar lo nuestro. Sólo espero que no sea un llamado para la foto…
-¿En qué quedó lo del convenio colectivo de trabajo del que tanto has hablado, ahora como parte del sindicato?
-Estaba avanzado y, de repente, todo se detuvo, no sé cuál fue el problema. Teníamos muchos puntos de acuerdo… Para mí un convenio les conviene a los clubes, a los jugadores, a la Liga y hasta a la Selección. Sería un paso adelante en la profesionalización del básquet y ayudaría a los que vienen desde abajo. También le daría más entidad al sindicato. Buscamos algo básico: que los jugadores tengan una obra social como cualquier otro empleado, que puedan tener una jubilación mínima cuando se retiren, tal vez la chance de un empleo.
-¿Por qué sentís que no los llamaron antes?
-Hay una parte de la dirigencia que se sintió ofendida cuando tomamos la decisión en 2014, cuando pedimos que se fueran todos. Nosotros no lo hicimos con mentalidad política. Lo hicimos porque veíamos claramente que algo estaba mal. La CAB estaba en quiebra, debiendo millones. Veíamos que la Selección generaba recursos pero todos sufrían. Y dijimos basta. Eso dejó herida la dirigencia. Ojalá que aquello quede en el pasado y volvamos a dialogar. Yo tengo la mejor intención. No tengo ninguna necesidad, me iría a pescar y estaría más tranquilo (se ríe), pero quiero dar una mano.
-Justamente vos fuiste uno de los pocos jugadores-leyendas que decidieron meterse en el barro para ayudar.
-Yo me metí sin necesidad, porque quiero ver al básquet mejor, pero no juzgo a nadie que no lo haya hecho o no quiera hacerlo. Ojalá que mi aporte sirva para que salga algo mejor. Pero para eso debemos cambiar el rumbo y sacarnos la careta. Porque cuando estaba la Generación Dorada sufrimos los peores viajes de la historia, los peores hoteles de la historia… Cuando se quiso hacer algo, imponer un standard superior, dejaron que se fuera muriendo y se volvió a lo anterior, a nuestra época.
-Mucha gente pide que los miembros de la GD estén en puestos importantes. Si te llaman, ¿irías?
-No, ahora no. Ya me comprometí con el sindicato y no quiero ser como esos políticos a los que les ofrecen algo mejor y se van. Yo no soy así. Tengo mis ideas y convicciones. Sí puedo decir que me arrepiento de no haberme metido con Susbielles, cuando me ofreció ser Director Deportivo de la entidad. Pero bueno, recién me retiraba, no era una prioridad en mi vida, no podía hacer el ida y vuelta a Buenos Aires que requería el puesto. Ahora escucho que dicen “ustedes tienen que agarrar la CAB”. Primero que no se puede, por Estatuto. Tenés que presentarte a elecciones, con ciertas condiciones, y ganar. Y, luego, no me siento preparado para hacerlo. No tengo un equipo de trabajo. Puedo aportar desde mi lugar, pero no agarrar la CAB.
-¿Pero sos optimista respecto a que haya un cambio de postura?
-No lo tengo claro. Ojalá pueda haber un dialogo. Se puede mejorar, algunas cosas rápidamente, con la predisposición, confiando en lo que uno quiere hacer. Hay que dar un giro hacia un contexto más llevadero y democrático. Abrir el dialogo y no solo con los jugadores. ¿Dónde está Magnano? Yo lo quiero. ¿Dónde está Oveja? ¿Dónde está Lamas? No puedo entender que Julio esté en el futbol, por ejemplo. Mirá que yo casi me voy a las trompadas con Julio, pero lo quiero, tiene que estar en el básquet. Necesitamos a los mejores.
-¿Y al resto de la GD la descartamos?
-No descartemos a nadie. Ellos van a estar para apoyar si hay un cambio de actitud, una mayor apertura. Que cuenten con eso. (INFOBAE)