sáb. 23 de agosto de 2025
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Grave retroceso para la libertad de prensa y el acceso a la información pública: Magario echó a la prensa del recinto del Senado

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Verónica Magario expulsó a la prensa del recinto de la Cámara Alta. Desde comienzo de año, el Senado bonaerense había comenzado a tomar medidas restrictivas para con periodistas. Al comienzo de las sesiones se limitó el número de trabajadores acreditados en el recinto, al argumentar que se trataba de problemas edilicios del Palacio.

Al estilo del presidente Javier Milei, en la previa de una sesión clave donde La Cámpora intentó sacar a los empujones el proyecto de reelecciones indefinidas y se aprobaron 131 pliegos judiciales, la vicegobernadora de la provincia de Buenos Aires, Verónica Magario, echó a la prensa del recinto del Senado bonaerense, tras alegar “ruidos molestos” provenientes de los palcos.

Es que, frente a la primera sesión ordinaria del año, en donde la Cámara alta finalmente despachó un centenar de pliegos judiciales y homenajeó a la figura del fallecido Papa Francisco, la titular del Senado bonaerense expulsó a los trabajadores de prensa del recinto que da a calle 51.

Las especulaciones de gran parte de los periodistas giran en torno a la intención de la Vicegobernadora de ocultar la votación del proyecto de reelecciones indefinidas que el bloque de Unión por la Patria buscó tratar sin éxito en la convocatoria de esta tarde. ¿Será eso o buscará esconder otra cosa? La pregunta por ahora no tiene respuesta.

Según se excusaron desde el entorno de Magario en dialogo con Diputados bonaerenses, la medida responde a “quejas de senadores por supuestos ruidos durante la últimas sesiones”. “Es una orden de Magario no dejan entrar ni a los trabajadores de prensa de la cámara”, amplió una de las fuentes consultas por este medio, en relación a la polémica medida de la Vicegobernadora.

De esta manera, la titular del cuerpo decidió sumarse a la cruzada del presidente Javier Milei contra el periodismo, que debió seguir la sesión de la Cámara alta desde el Salón Antonio Cafiero, en donde dispusieron de un televisor para seguir la trasmisión oficial sin tener acceso al recinto, que se encuentra a escasos 27 metros. Dicho sea de paso, el sistema cerrado del Senado bonaerense se colgó en varias oportunidades.

Vale recordar que, durante la sesión especial pasada, el Senado bonaerense tampoco permitió a los medios de comunicación realizar videos en vivo durante la sesión que estaba aconteciendo, aventurándose en las mismas aguas que el mileísmo.

Lo que sucede es que, días atrás, el Ejecutivo nacional firmó una resolución en dónde la Secretaría de Medios dispuso un sistema altamente restrictivo para los periodistas que cubren los actos de Gobierno. En detalle, Milei limitó el acceso, se dispusieron cupos máximos, una matriz de evaluación con puntajes mínimos, exigencia de documentación sobre audiencia y trayectoria, y hasta un código de vestimenta formal.

En la misma sintonía, desde comienzo de año, el Senado bonaerense había comenzado a tomar medidas restrictivas para con la prensa. Al comienzo de las sesiones se limitó el número de periodistas acreditados en el recinto, al argumentar que se trataba de problemas edilicios del Palacio.

Acto seguido, en la sesión especial pasada, en la cual se trató la eliminación de las elecciones primarias, Magario no permitió grabar videos, mientras que semanas después, en otra sesión especial, ya no se pudo transmitir en vivo por las redes sociales de ningún medio de comunicación, que no sea el oficialismo.

La decisión de Magario constituye un grave retroceso en materia de libertad de prensa y de acceso a la información pública. Al impedir el trabajo de los medios dentro de un espacio institucional clave, se restringe el derecho ciudadano a ser informado en tiempo real y con pluralidad de voces sobre decisiones que afectan directamente la vida política de la provincia.

Este tipo de acciones no solo limitan el ejercicio libre del periodismo, sino que también erosionan la transparencia democrática y refuerzan una peligrosa tendencia a blindar el poder frente al escrutinio público. Tanto a nivel nacional como provincial, se consolida una cultura política que ve a la prensa como un estorbo y no como un pilar de control democrático. La censura silenciosa, la transmisión oficial sin testigos y la exclusión física del periodismo de los espacios de debate son síntomas claros de una deriva autoritaria que debe ser señalada. (diputadosbsas)