En el marco de una charla que reunió en nuestra ciudad a profesionales para reflexionar sobre las inundaciones recientes y la ingeniería como herramienta de mitigación, Pablo Antonelli ofreció una visión crítica y profunda sobre la forma en que Bahía Blanca se vincula históricamente con el agua y con sus propias obras hidráulicas.
El ingeniero civil reflexionó en CAFEXMEDIO sobre la relación de Bahía Blanca con el agua, la necesidad de mantenimiento urbano y el rol de la comunidad en la prevención de catástrofes climáticas.
“No es que nos vengan las cosas de arriba. Nosotros necesitamos esto, y que sea la cosa al revés. Nosotros lo hacemos y los consultamos a ellos”, enfatizó Antonelli, en referencia a la necesidad de que la ciudad tome la iniciativa en la planificación y ejecución de obras fundamentales, en lugar de esperar decisiones desde Buenos Aires o La Plata.
El ingeniero también se refirió a los límites técnicos y económicos que condicionan las decisiones de infraestructura: “Una obra se puede calcular para una situación de un tiempo de retorno de más de 100 años… Pero ahí entra la quinta dimensión: el dinero”. Y agregó: “¿Quién afronta el costo de una obra que hay que hacer para algo que va a pasar una vez cada 100 años?”
Uno de los puntos más contundentes de su intervención fue su rechazo al entubamiento del arroyo Napostá: “Yo soy uno de los que están en desacuerdo con tapar un curso natural de agua. Hay que integrarlo a la ciudad”. Antonelli defendió la idea de transformar el cauce en un espacio público que sirva como vía de comunicación, de esparcimiento y de convivencia con la naturaleza.
También destacó la falta de cultura del mantenimiento en la Argentina, y detalló los tres tipos existentes: correctivo (“lo atamos con alambre”), preventivo (como cambiar el aceite del auto) y predictivo o perfectivo, el más avanzado y menos aplicado: “Nosotros estamos lejísimos de eso”.
La propuesta de Antonelli fue clara: involucramiento ciudadano, compromiso institucional, respeto por la naturaleza y planificación inteligente. “El vallense tiene que amigarse con las obras hidráulicas… y no solamente el ingeniero: todos. Porque la bolsita de basura que se tira al canal, va a jorobar”, sentenció.
Finalmente, al ser consultado sobre si había sido convocado por las autoridades municipales, respondió con franqueza: “A mí personalmente no. Pero hay que cambiar la dirección de la situación… tenemos universidades, tenemos ingenieros. Exportamos ingenieros”.
