“Lo mismo un burro que un gran profesor no hay aplazaos ni escalafón los ignorantes nos han igualao” Cambalache” (E.S. Discépolo)
El ex presidente español Felipe González recordaba a un profesor quien sostenía que “el ser humano no tiene vocación de héroe. Si las instituciones le facilitan la vida con un comportamiento que evada la legalidad, pues como no son héroes, se adaptarán a esa ilegalidad. Ahora, si las instituciones cobran caro la ilegalidad, como no son héroes, el incumplimiento de las leyes será excepcional. Esa es la importancia de las instituciones”. Precisamente, Acemoglu y Robinson en “Por qué fracasan los países”, afirman que el fracaso de los países obedece a que “sus instituciones económicas extractivas no crean los incentivos necesarios para que la gente ahorre, invierta e innove. Las instituciones políticas extractivas apoyan a estas instituciones económicas para consolidar el poder de quienes se benefician de la extracción. Las instituciones políticas y económicas extractivas, aunque varíen en detalle bajo distintas circunstancias, siempre están en el origen de este fracaso”. Agregan que en muchos casos, entre los que citan a Argentina, “este fracaso adopta la forma de falta de actividad económica suficiente, porque los políticos están encantados de extraer recursos o de aplastar cualquier tipo de actividad económica independiente que los amenace a ellos y a las élites económicas”. Por ello, el resultado es el estancamiento económico que lleva a que muchos de esos países sean más pobres hoy de lo que lo eran en la década del 70. En el caso concreto de nuestro país, realizan un profundo análisis económico-político que arranca desde antes de 1914 y atravesando el “corralito” llega hasta el gobierno kirchnerista; concluyendo en que para los economistas, “Argentina es un país desconcertante. Para ilustrar lo difícil que era comprender a Argentina, el economista Simón Kuznets, ganador del Premio Nobel, dijo su famosa frase de que existen cuatro tipo de países: desarrollados, subdesarrollados, Japón y Argentina. Kuznets lo pensaba porque, en la época de la primera guerra mundial, Argentina era uno de los países más ricos del mundo. Después, empezó un declive constante en relación con otros países ricos en Europa occidental y Norteamérica y, en los setenta y los ochenta, se hundió completamente”.
1° La reciente toma de colegios en el ámbito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires ha revelado una vez más la notoria decadencia argentina que no se circunscribe solamente al aspecto educativo, sino que hunde sus raíces en una compleja trama que nos ha llevado, a través del tiempo, a la actual situación. Años de populismo berreta han pulverizado las instituciones básicas del sistema republicano y la anomia ha sido una de las características básicas de tal decadencia, no por falta de normas -que las hay y sobreabundan en muchos casos- sino por la sistemática violación de las mismas, comenzando por la Constitución Nacional, a la que han convertido en palabras de Lassalle en “la hoja de papel”. Es inevitable recordar una anterior toma de colegios en ese ámbito originada por el precio de los sándwiches en el kiosco de un colegio, cuando el entonces Ministro de Educación Sileoni apoyó la medida sosteniendo que “es un triunfo de la democracia, de la educación. Lo primero que me sale es celebrarlo”; agregando que se trata de “una cocina de participación democrática” así como “un reaseguro para el futuro”, y aclarando que ese accionar no es ilegítimo. Este mismo personaje es quien hoy comanda el área educativa en la provincia de Buenos Aires donde parece ser que las viandas para los estudiantes deben estar preparadas por algún chef con 3 estrellas Michelin y los edificios educativos serían un símil de los mejores colegios del mundo, al menos para Baradel y sus seguidores, habida cuenta del cómplice y vergonzoso silencio que seguramente a cambo de algunas prebendas oficiales guardan en estos temas.
2° Ahora, nuevamente, los primeros establecimientos tomados han sido la Escuela Superior de Comercio “Carlos Pellegrini” y el Colegio Nacional de Buenos Aires, y cuyos centros de estudiantes han esgrimido como justificativos de la usurpación el desacuerdo con la implementación de pasantías para los alumnos del último año de los establecimientos educacionales de la ciudad; así como el mal estado de las viandas que se distribuyen entre los estudiantes y las deficiencias edilicias de las casas de estudio. La primera observación resulta una falacia oportunista, ya que tal medida es solo aplicable a los establecimientos en el ámbito de la CABA pero no a esos dos colegios que no dependen de ella sino de la Universidad Nacional de Buenos Aires lo cual por sí solo descarta el argumento central de la toma. Y en cuanto a las viandas, las mismas no son de distribución masiva a la totalidad del alumnado, sino solamente a quienes son beneficiarios de becas o las solicitan, siendo que para demostrar el mal estado de los sándwiches que se entregan se recurrió a una foto de un producto similar pero que apareciera tiempo atrás en un medio ilustrando una nota de un colegio del Gran Buenos Aires. Pero lo más relevante es que los centros de estudiantes de estos establecimientos -como lo han demostrado los medios a través de entrevistas con los protagonistas y videos subidos a las redes por los mismos- son manejados y adoctrinados por “La Cámpora”, no obstante lo cual parecen desconocer el origen de la medida impugnada.
3°En efecto: la ley de educación 26.206 del año 2006 -no gobernaba Macri sino Néstor Kirchner- dispuso en su art. 33 que “Las autoridades jurisdiccionales propiciarán la vinculación de las escuelas secundarias con el mundo de la producción y el trabajo. En este marco, podrán realizar prácticas educativas en las escuelas, empresas, organismos estatales, organizaciones culturales y organizaciones de la sociedad civil, que permitan a los/as alumnos/as el manejo de tecnologías o brinden una experiencia adecuada a su formación y orientación vocacional. En todos los casos estas prácticas tendrán carácter educativo y no podrán generar ni reemplazar ningún vínculo contractual o relación laboral” En cumplimiento de esta normativa la ex presidente Fernández de Kirchner –no Macri- dictó el decreto 1374 del año 2011 fijando estas pautas: “Artículo 1: Denominase, en el presente régimen, Pasantía a la extensión orgánica de la Educación Secundaria en cualesquiera de sus orientaciones y modalidades, a empresas e instituciones, de carácter público o privado, para la realización por parte de los alumnos, de prácticas relacionadas con su educación y formación, de acuerdo a la especialización que reciben, bajo organización, control y supervisión de la unidad educativa a la que pertenecen y formando parte indivisible de la propuesta curricular, durante un lapso determinado. Artículo 2: Las Pasantías se materializarán con la asistencia y participación de los alumnos en las actividades de las instituciones y empresas del sector socio productivo o de servicios, públicas o privadas, en los ámbitos donde se desarrolla la actividad en el horario y bajo las modalidades que se establecen en el presente decreto. Artículo 3: La situación de Pasantía no creará ningún otro vínculo, para el pasante, más que el existente entre el mismo y la unidad educativa correspondiente, no generándose relación laboral alguna con la institución, pública o privada; o la empresa donde efectúe su práctica educativa”. Debe recordarse, entonces, que estas prácticas ya se han implementado con éxito en escuelas técnicas como las Raggio, así como en escuelas y universidades privadas tanto nacionales como en los países más desarrollados.
4° Y hoy, nuevamente, grupos claramente minoritarios reunidos en asamblea resolvieron la toma de algunos colegios por oponerse a un nuevo plan educacional. En primer lugar, debe tenerse presente que frente a una norma sancionada por los representantes habilitados para ello, no cabe sino su acatamiento por parte de los destinatarios o, en todo caso, si ella llegara a lesionar derechos o garantías de los mismos, cabría recurrir a la justicia; pero de manera alguna la mera discordancia con dicha normativa habilita a usurpar establecimientos educativos e impedir la normal prestación del servicio educacional, ni menos aún que ello pueda ser decidido por una asamblea de los propios estudiantes, cualquiera sea su número. En primer lugar, porque los alumnos que han ocupado los colegios, por estar formándose desde el punto de vista educativo, no se encuentran en condiciones de debatir los planes elaborados por especialistas en pedagogía y cuyos destinatarios son precisamente quienes los cuestionan, dado que la posición que ocupan en la relación de enseñanza-aprendizaje les impide valorar el alcance de las nuevas normas. Recuerdo que en el ámbito de la UNS y siendo profesor titular de una cátedra, se pretendió impulsar una encuesta en el cual los alumnos debían responder varias preguntas, comenzando por la siguiente: “¿Cómo evalúa la capacidad docente de su profesor?”. Por ello junto a otro titular de cátedra promovimos un amparo ante la Justicia Federal la cual falló a nuestro favor y fuimos liberados de la ignominia de tolerar que quienes asistían a nuestras clases y cursadas para aprender lo que no sabían, tuvieran la aptitud intelectual para juzgar nuestra capacidad docente.Tanto las pruebas PISA como la “Aprender” han revelado que la mitad de los alumnos de 5° y 6° año del secundario no comprenden textos básicos, en tanto el 70% no puede resolver problemas matemáticos sencillos; siendo que más del 50% de quienes cursan la secundaria, no completan el ciclo en tanto solo se gradúan en las universidades estatales el 23% de los inscriptos. Es evidente que si son incapaces de comprender textos sencillos menos pueden estar en condiciones de debatir programas de enseñanza en los que no tienen arte ni parte, pues la elaboración, evaluación y aplicación compete exclusivamente al Estado.
5° Pero además, en la Argentina de la anomia y al socaire de la premisa progresista de “no judicializar la protesta”, todos miran para otro lado -máxime en esta época electoral- cuando se violan palmariamente normas penales. Aunque los “okupas” de cabotaje lo desconozcan o nieguen, la toma de colegios es un accionar delictivo el que cabe ser encuadrado en el art. 241 del Código Penal que sanciona a quien impidiere o estorbare a una autoridad para ejercer sus funciones; como también es delito el impedir, estorbar o entorpecer el funcionamiento de los servicios públicos (art. 194 del mismo Código) sin perjuicio del de violación de la propiedad, sea privada o estatal. En síntesis: ni con asamblea ni sin ella, ni con mayorías o minorías, pueden los alumnos tomar un colegio porque no les guste un plan de estudios y si lo hacen cometen delitos que debieran haber sido sancionados pero que en la Argentina de la anomia no merecen castigo alguno; máxime que con ese accionar se priva del derecho constitucional a la educación (art. 14 C.N) a la mayoría silenciosas de estudiantes que no pueden expresarse.
6° Pero de todos los actores de esta rebelión, los más patéticos resultan ser sin duda los padres que deberían bregar porque sus hijos tuvieran una educación de calidad que les abra un futuro, pero que parecen preferir el “alpargatas sí, libros no” de pasadas décadas, sin advertir que ninguna sociedad puede progresar sin educación y que están echando las bases de un futuro de mediocridad y fracaso para sus propios hijos, quienes no estarán en condiciones de afrontar las nuevas exigencias de un mundo laboral cada vez más tecnológico. En una de las asambleas convocadas al efecto en una toma anterior, se escucharon por parte de algunos padres frases tales como “Ustedes son el abono de los reclamos populares” o “Estamos orgullosos de ustedes” y hasta uno llegó a decir:
“Si a mi hijo lo sancionan voy a poner el parte de amonestaciones en un cuadro”. Parecen ignorar lo que sostenía Kant al decir que “Tan solo por la educación puede el hombre llegar a ser hombre. El hombre no es más que lo que la educación hace de él”. Y no menor responsabilidad tienen algunos docentes que abiertamente apoyan las tomas pero que se oponen a ser evaluados en aras de mejorar la educación y que durante los gobiernos kirchneristas apoyaron las políticas educativas que luego de fracasar en otros países tuvieron igual resultado en el nuestro, en tanto se cuidaban de no realizar protestas que pudieran incomodar al poder de turno. A ellos se han agregado los idiotas útiles de siempre a quienes cualquier colectivo los deja bien pero que en las elecciones no llegan al 1% de adhesiones. Unos y otros vienen “fogoneando” a los alumnos en clara campaña electoral en tanto el Estado guarda inexplicable silencio y nulo accionar, demostrando una vez más, que lo que menos les importa es la educación ya que como todo gobierno populista, cuantos más analfabetos haya, le será más fácil la falsa promesa de un futuro exitoso, eso sí: sin esfuerzo ni mérito.
Hace pocos días falleció Jesús Quintero, el famoso periodista español conocido como “El loco de la colina” y que tuvo notoria trascendencia con su programa de entrevistas “El perro verde”, quien en uno de esos espacios formuló esta sentencia: “Nunca como ahora la gente había presumido de no haber leído un puto libro en su jodida vida, de no importarle nada que pueda oler levemente a cultura, o que exija una inteligencia mínimamente superior a la del primate. Los analfabetos de hoy son los peores porque en la mayoría de los casos han tenido acceso a la educación. Saben leer y escribir, pero no ejercen. Cada día son más y cada día el mercado los cuida más y piensa más en ellos”.
