Bahía Blanca atraviesa un momento especialmente complejo para su comercio local, principalmente para los pequeños y medianos emprendimientos que sienten el peso de una crisis económica que no da tregua. Así lo refleja el presidente de la Cámara de Comercio local, quien describe en CAFEXMEDIO una situación de angustia y cierre paulatino de negocios.
“La falta de ventas es un síntoma claro de que la economía no está funcionando como debería. Si no hay dinero en el bolsillo de la gente, no hay movimiento comercial en ningún lado”, explica. El dirigente alerta que, mientras las grandes empresas cuentan con estructuras más sólidas para soportar la crisis, los comercios pequeños y medianos se ven empujados hacia la informalidad o directamente al cierre.
Garmendia comentó que, tras el temporal que impactó duramente en la ciudad “cada semana o cada quince días vemos locales que no pueden seguir pagando alquiler y deben cerrar o irse del lugar”.
Lejos de ser un fenómeno exclusivamente local, esta crisis afecta a todo el país, desde el Chaco hasta el sur. “Es un problema que supera ampliamente nuestra ciudad”, advierte, y señala que una “mochila fiscal” pesada y rígida es una de las principales barreras para la recuperación. La necesidad de una reforma profunda en los planos fiscal y laboral es urgente para evitar la pérdida irreversible de empleos.
Aunque el panorama inflacionario y cambiario muestra cierta estabilidad reciente, para los comerciantes esa calma no se traduce en alivio. La carga impositiva, junto con servicios públicos cada vez más caros, resulta asfixiante para los comercios más pequeños. “Un local de 40 o 50 metros puede tener facturas de luz que superan los 500 mil pesos, y el resultado es que casi el 40% de los locales están apagados”, describe Martín, evidenciando la pérdida de brillo en las calles comerciales.
Sobre los rubros más afectados, Martín aclara que la crisis no discrimina: “No hay uno que destaque; todos sufren”. En ocasiones puntuales como el Día de la Madre o el Día del Padre se observa un leve repunte, pero no alcanza para revertir la tendencia general.
Además, advierte sobre el impacto negativo de la competencia extranjera, especialmente de productos asiáticos, que ingresan con ventajas fiscales que la industria nacional no posee, agravando aún más la situación.
Mirando hacia el futuro, Garmendia no se muestra optimista si no hay cambios estructurales profundos: “El empleado necesita un salario digno para vivir, pero hoy no alcanza y eso genera un círculo vicioso con el consumo”. En este contexto, ni siquiera las tarjetas de crédito se pagan a tiempo, reflejando el estrechamiento del flujo económico.
En definitiva, el comercio en Bahía Blanca está en alerta roja. La invitación del presidente de la Cámara es clara: se requiere una reforma urgente y un compromiso conjunto para que la ciudad pueda recuperar la vitalidad que sus calles y negocios alguna vez tuvieron.
