Se trata de tres mataderos y tres cementerios ideados por el arquitecto Francisco Salamone, edificios alojados en la profundidad histórica de la provincia de Buenos Aires.
El pasado de Buenos Aires es inabarcable: protagonismo para la independencia nacional, papel preponderante de Juan Manuel de Rosas durante el siglo XIX y más. Así es como la Provincia cuenta con enriquecedoras historias, personajes entrañables, edificios únicos, paisajes admirables y una diversidad climática envidiable. Dentro de aquella trama, seis construcciones enigmáticas emergen: tres mataderos y tres cementerios del arquitecto furor en el siglo XX, Francisco Salamone.
A partir de la década del 1930, una huella, un estilo y una serie de formas comenzaron a identificarse en los diferentes edificios de la Provincia. Se trata de la mano -o la mente- del arquitecto Francisco Salamone: su particular estilo combinó el art decó, el futurismo y funcionalismo.
El ítalo argentino se convirtió en una figura histórica en la arquitectura bonaerense: construyó más de sesenta edificios en veinticinco municipios del interior de la Provincia de Buenos Aires en apenas cuatro años: entre 1936 y 1940.
Misterio, exentricidad, futurismo, monumentalidad, enormes entradas, metáforas históricas y más: todas esas características reúnen los cementerios y mataderos de Francisco Salamone y se encuentran intrincados en la vasta provincia de Buenos Aires.
Tres mataderos históricos de la provincia de Buenos Aires
Matadero Modelo de Adolfo Alsina
Entre la ciudad de Carhué y las ruinas de Villa Epecuén, se halla el Matadero Modelo. Con una torre expresionista, presenta una inigualable chimenea ladrillera. Aunque estuvo cercado de agua, intentó seguir faenando. Fue un emblema de la época y actualmente regala una postal única.
Matadero Municipal de Saldungaray
Este edificio cuenta con una planta de lógica circular: en la parte superior se eleva una torre tanque, mientras que en el fonde se pueden hallar las zonas de corrales y el ingreso de animales. Fue inaugurado a fines de la década del 30, con presencia de autoridades locales y provinciales.
Matadero de Coronel Pringles
Sofisticado, cuenta con una sala de faena que tiene forma de arco de corona y varias cadenas de producción. De estructura asimétrica, responde al futurismo y expresionismo que Salamone combinó con art decó. Finalmente, su gran torre aparenta tener forma de cuchilla.
Tres cementerios inigualables bonaerenses
Cementerio de Azul
En 1938, se inauguró el cementerio en azul pero lo más celebrado fue su magnífico portal, que le valió un gran reconocimiento al arquitecto. La fachada del cementerio presenta una corona por la sigla R.I.P. en tamaño gigante, acompañanda de figuras ornamentales que representan el fuego eterno. Además, en la entrada, una escultura del Ángel de la Muerte presenta una espada entre sus manos.
Cementerio de Laprida
Su entrada es una de las más altas de Latinoamérica. Este cementerio de gran porte e imponente cuenta con una figura de Cristo encomendada al escultor Santiago Chiérico, un profesional de reconocida trayectoria. Cabe destacar que el portal fue restaurado en 2006 y se encuentra en medio de páramos rurales.
Cementerio de Saldungaray, Tornquist
En medio del campo y de las tierras propias de Sierra de la Ventana y Pillahuincó, este cementerio se ubica en un amplio valle. La entrada presenta una enorme rueda de cemento con una cruz y la cabeza de cristo. Este edificio suele ser visitado por turistas que se impresionan por sus metáforas sobre la vida y la muerte. (INFOCIELO)