Antes de viajar, Facundo Tello charló sobre su vida en la ciudad, la devoción por Messi y las herramientas adicionales que utiliza, como yoga y terapia, para llegar en el máximo nivel posible al evento futbolístico más relevante de su carrera.
Última fecha de la Liga Profesional. Estadio Diego Maradona. Argentinos – Vélez. Epílogo del primer tiempo. De repente, Federico Lanzillota se arroja al suelo y comienza a llamar al árbitro. En un sector de la tribuna que da a la avenida Boyacá, los hinchas prenden las linternas de sus celulares y agitan los brazos. Se enciende la alarma.
Facundo Tello detiene el juego, habla con el arquero e, inmediatamente, acude al lugar del hecho tan cerca como puede. Una persona se había descompensado y necesitaba atención médica. Para acelerar el procedimiento, Tello averigua facilidades y se asegura que el personal de salud y los bomberos estén en camino. Los ve llegar. La gente aplaude y reconoce la rápida intervención. Cuando observa que la situación está controlada y el hincha consciente, la pelota vuelve a rodar.
Lamentablemente, en los tiempos que corren, sorprende. Para bien. Primero, el factor humano. Después, el juego. La acción no pasa desapercibida en la platea local, donde se origina un diálogo entre dos hinchas.
—¡Bien el árbitro, eh! —exclama uno—. Es Tello este, ¿no?
—Sí, es Tello. Creo que va al Mundial —responde el otro.
Sí, está en lo cierto. Facundo Tello va al Mundial de Qatar 2022. Y detrás de esta afirmación hay una vocación, una carrera, un esfuerzo físico y mental, muchísimos viajes, tiempo sin familiares ni amigos. En definitiva, hay una construcción que desencadenó en que este hombre de 40 años sea uno de los designados para la cita máxima del fútbol. Facundo Tello tiene una historia, su historia, que merece ser contada.
En su adolescencia el deporte era su estilo de vida, una costumbre en su ciudad, cuna de representantes nacionales de elite. Tello se alegró por Pablo Paz, medalla plateada en Atlanta ’96. Disfrutó y festejó a Emanuel Ginóbili, Pepé Sánchez y Alejandro Montecchia con la histórica dorada en Atenas 2004. Se enteró de que el Coco Basile también nació en Bahía, al igual que el Oveja Hernández, Ángel Cappa, Rodrigo Palacio, Juan Espil, Guido Pella, dos campeones del mundo como Daniel Bertoni y Chocolate Baley y dos ganadores de la última Copa América: Lautaro Martínez y Germán Pezzella.
En Bahía, Tello comenzó su recorrido vinculado al fútbol como futbolista amateur de Libertad de Villa Rosas. Allí jugaba de delantero, tenía el pelo largo y se mostraba ligerito, ya que también practicaba atletismo y se destacaba en velocidad. Sin embargo, era bravo: no le gustaba nada cuando alguno le reclamaba algo desde la tribuna y callarse no era una opción para él. Con el correr de esta nota, usted se dará cuenta qué tipo de herramientas utilizó para transformar su temperamento.
Su faceta de deportista siempre estuvo acompañada con el estudio. Y ,¡atentos a estos datos!: es maestro mayor de obras, relacionista público, licenciado en protocolo y ceremonial y cursó ingeniería civil durante tres años. No es todo, también trabajó en la Secretaría de Deportes de Bahía Blanca y en la Secretaría de Obras Públicas.
Un día, el árbitro Bruno Bocca, otro bahiense, le trasladó su vocación e interés por la carrera de arbitraje. Tello accedió sin saber que esa decisión sería un punto de inflexión en su vida. Comenzó en la Liga del Sur, hasta que en 2011, con 31 años, debutó en AFA dirigiendo Guillermo Brown 1 – Douglas Haig 1, encuentro correspondiente al ya viejo Argentino A. Dos años más tarde, Godoy Cruz 3 – Vélez 1 significó su bautismo en Primera división.
Facundo suele viajar. Mucho. Pero sigue siendo de Bahía. Así lo elige. Es el mayor de cuatro hermanos: Juan, Victoria y Lautaro. Tiene a su mujer, Carolina; dos hijas, Amanda y Helena, y un perro llamado Leo (ver aparte). En 2019 recibió una noticia, de esas que inflan el pecho: FIFA lo convirtió en árbitro internacional. Por primera vez, un árbitro bahiense conseguía esta distinción.
Semejante privilegio implica más responsabilidad y profesionalismo, sumado a viajes con trayectos largos y un aumento de la carga horaria laboral. Todo esto conlleva menos tiempo para la familia. Tello siguió construyendo su ruta. Día a día. Partido a partido. Paso a paso.
En mayo de 2022, Facundo acababa de festejar 40 vueltas al sol. En el aeropuerto, esperando para regresar al país tras dirigir Copa Libertadores, recibió un llamado que provocó otro cimbronazo.
-¿Cómo te enteraste de la designación para el Mundial de Qatar 2022?
-Estaba en una escala cortita, en San Pablo. Yo no uso redes sociales y lo primero que hicieron fue publicarlo ahí. Entonces, me llamó mi hermano que sí tiene redes y me lo contó. Fue un momento de muchísima emoción, orgullo y alegría. No pudimos seguir hablando, yo estaba bloqueado por el llanto. Al ratito, antes de subirme al avión, llamé a mi mujer, a mi viejo y a Fefo (Rapallini), con quien tenemos una amistad muy linda y es una bendición poder compartir esto con él. También lo llamé a mi abuelo, que vive en Mar del Plata. Pasaron los días y empecé a enfocarme en la preparación con la idea de llegar en la mejor condición posible.
-Con semejante noticia imagino que retrocediste en el tiempo para ver tu recorrido, ¿de qué te acordaste?
-Es algo a lo que recurro seguido. Porque la foto del Mundial hace que, a veces, se pierda de vista todo lo que pasó. Y no siempre las noticias de un árbitro es ir a un Mundial. Han pasado días de mucha exposición, de mucha angustia, de cometer errores y de no tener más ganas de ser árbitro. Y también días muy lindos, porque vivo experiencias importantes que superaron todo lo que soñé al principio. Observar un poco hacia atrás hace que uno no esté todo el tiempo en esa vorágine de mirar hacia adelante. Entonces, repaso el proceso de un camino sano, disciplinado, profesional y que me llena de orgullo, porque de algún modo siento que represento a mi familia y a mis amigos.
-No solo te convertiste en el primer árbitro bahiense internacional, sino que ahora también sos mundialista. Te van a dar la llave de Bahía…
-Bahía debe tener cerca de 300 árbitros en actividad. Además, posee una historia muy rica de árbitros nacionales que han participado del fútbol profesional. Es una ciudad en la que cuesta trascender para llegar a AFA. En cuanto a lo humano, prefiero hacer el esfuerzo de viajar tanto como lo hago, pero seguir viviendo en Bahía. La gente está muy acostumbrada a tener deportistas reconocidos. Hay un sentido de pertenencia muy grande: basquetbolistas de NBA, jugadores de la Selección Argentina que ves caminando por la calle cuando vuelven de la ciudad, cantantes… Un montón de personalidades. Solo tengo muestras de respeto y cariño.
Ser árbitro no solo es resolver situaciones de la mejor manera en cuestiones de segundos. Ser árbitro es estar preparado física y mentalmente, ir al entrenamiento, al psicólogo y al nutricionista. Ser árbitro es adaptarse a convivir con el error y la exposición, en la mayoría de los casos, negativa. Ser árbitro es saber que en cualquier momento puede ser tratado como un villano y hallado culpable por un mero partido de fútbol, soportar insultos a familiares, que cualquiera pueda cuestionarlo detrás de la TV, en redes sociales y, quizá, hasta escuchar que pidan por su cabeza para la guillotina, como si fuera Europa en el siglo XVIII. Ser árbitro es aprender también a abstraerse de ese mundo.
Tello es de perfil bajo. Evita las redes y no es de dar muchas notas, salvo que sean para humanizar al árbitro. Desde Guayaquil, sede de la final de la Copa Libertadores, Facundo le cuenta a tycsports.com cómo atraviesa las semanas previas antes de comenzar a vivir la etapa más relevante de su carrera.
-¿Qué plan de preparación armaste durante noviembre sabiendo que vas a tener menos acción?
-Me voy la semana que viene. Tenemos un seminario previo de diez días y la preparación final va a estar a cargo de FIFA. Estos meses le di especial atención a un plan detallado que nos enviaron a cada uno y que fui complementando con mi profe personal en base a las necesidades. Además de fisioterapia, nutrición, psicología y entrenamiento cognitivo, que es realmente muy útil. Ha sido una preparación completa, que exige nuestra mejor versión para llegar en el máximo nivel posible a la experiencia más importante de esta profesión.
-Leí que hacés yoga con tu mamá. Imagino que eso te ayuda y mucho…
-La profesión te exige convivir con protestas y gritos, con la posibilidad de equivocarte, tener que reponerte rápido y tomas más decisiones. Hay herramientas que fui buscando por fuera de mis posibilidades. Mi vieja es profesora de yoga y, realmente, me hace muy bien. La meditación y la respiración profunda me han ayudado bastante a la hora de manejar situaciones. A eso le agrego terapia, clave para ponerte en camino cuando uno tiene momentos de flaqueza y necesita del apoyo de un profesional. Ser árbitro me estiró el límite de la paciencia. Más paciencia y menos conflicto.
El Mundial de Qatar 2022 trajo novedades en el tema del referato. Por primera vez, tres árbitras principales y tres asistentes participarán de una Copa del Mundo masculina. Y, además, algunos países estarán representados por dos árbitros y no uno, como se determinó históricamente. Wilton Sampaio y Raphael Claus (Brasil), Michael Oliver y Anthony Taylor (Inglaterra), Stephanie Frappart y Clement Turpin (Francia) y Fernando Rapallini y Facundo Tello (Argentina), los elegidos.
-¿Qué valor le das vos y qué representa para el fútbol argentino?
-Con Fefo (Rapallini) estuvimos juntos desde el principio en este proceso mundialista, que fue muy generoso, nos apoyamos muchísimo y quisimos lo mejor para el otro en todo momento. Haber llegado al final y que no puedan dejar afuera a ninguno es un motivo de grandísimo orgullo. Sin duda que haber competido nos hizo mejores árbitros. Creo que es muy importante para mi historia personal y para el arbitraje argentino. Es un mérito que nos sigan reconociendo como se ha hecho siempre. Y eso hace que la expectativa por nuestro trabajo sea alta. Tenemos la obligación y el compromiso de estar a la altura.
-¿Quién te puso el sobrenombre “Tortu”?
-El apodo es de la infancia, de mi barrio. Yo jugaba en el club Libertad de Villa Rosas. Siempre fui y soy tranquilo en mis movimientos y en mi manera de proceder. Y, cuando nos cambiábamos para salir a la cancha, pasaba eso: era el último. El apuro no es algo que me caracterice. Por esa tranquilidad, me apodaron así. ¡Ojo! No por lentitud en cuanto a los movimientos dentro del campo, porque en ese tiempo, paralelamente, hacía atletismo y era velocista.
-¿A Messi lo viste por primera vez en la final de la Copa América?
-Los árbitros argentinos de la Copa tuvimos la posibilidad de presenciar la final. Lo que no sabía era que íbamos a poder encontrarnos con los jugadores, entre ellos a Leo, de quien yo tengo un enamoramiento particular. El fanatismo que puede tener cualquier persona por un club, yo siento que lo tengo por él. Soy hincha de él. Vivo esta etapa de la historia del fútbol de manera muy especial porque sé lo importante que va a ser dentro de muchísimos años haber tenido la posibilidad de verlo. Además, ese día fue muy especial porque lo que él estaba viviendo. Una experiencia inolvidable. ¡Ah!, tengo un perro que se llama Leo en honor a él.
El delantero de pelo largo de Villa Rosas. Tortu. El fanático de Messi. El maestro mayor de obras. El padre, esposo, hijo, nieto y hermano mayor. El árbitro. El que empezó en una liga regional. El que pasó por el Ascenso. El que practica yoga. El que asiste al psicólogo. El que va a representar a Argentina en el Mundial de Qatar 2022. Facundo Tello es sinónimo de orden y progreso, como indica el lema de la bandera de Brasil. Pero no es brasileño. Sí, argentino. Y de Bahía…
Los siete árbitros argentinos que estarán en el Mundial de Qatar 2022
Principales
Facundo Tello, 40 años.
Fernando Rapallini, 44 años. Primer sudamericano en dirigir una Eurocopa.
Asistentes
Juan Pablo Belatti, 43 años. Ya fue a Brasil 2014 y a Rusia 2018.
Diego Bonfá, 44 años.
Ezequiel Brailovsky, 43 años.
Gabriel Chade, 42 años.
VAR
Mauro Vigliano, 47 años. Estuvo en Rusia y fue asistente del VAR en la final.
Los 16 árbitros principales argentinos mundialistas
José Bartolomé Macías (Uruguay 1930)
Juan Brozzi (Suecia 1958)
Roberto Goicoechea (Inglaterra 1966)
Ángel Coerezza (México 1970 y Argentina 1978)
Luis Pestarino (Alemania 1974)
Arturo Ithurralde (España 1982)
Carlos Espósito (México 1986)
Juan Carlos Loustau (Italia 1990)
Francisco Lamolina (Estados Unidos 1994)
Javier Castrilli (Francia 1998)
Ángel Sánchez (Corea-Japón 2002)
Horacio Elizondo (Alemania 2006)
Héctor Baldassi (Sudáfrica 2010)
Néstor Pitana (Brasil 2014 y Rusia 2018)
Facundo Tello y Fernando Rapallini (Qatar 2022)
Fuente TyCSports