El referente de La Libertad Avanza en Bahía Blanca, analizó en CAFEXMEDIO el impacto político de la condena a Cristina Fernández de Kirchner, reflexionó sobre los cambios de paradigma en la política argentina y opinó sobre la interna libertaria local.
Liberman se refirió a la reciente condena judicial contra la expresidenta, y dejó en claro que, si bien tiene una posición crítica, no busca capitalizar el tema en términos partidarios: “A mí no me atrae, no me seduce de ninguna manera hacer un tema político de este caso particular de la condena de Cristina, porque yo no soy abogado, no conozco la causa, pero conozco hechos”, sentenció.
Luego agregó con dureza: “Sé cómo un cajero de banco se convierte en el millonario más grande de la Argentina. Sé cómo una familia que siempre se dedicó a la política tiene un crecimiento patrimonial inexplicable. Sé cómo hacían negocios con muchas empresas de obra pública. Los hechos existieron, y la Justicia lo probó dos veces”.
Según su visión, más allá de lo judicial, la situación podría tener implicancias políticas importantes: “Esto puede funcionar como un aglutinante para los distintos sectores del peronismo y del kirchnerismo, incluso más allá de las diferencias internas. Frente a la condena, el discurso de persecución sirve para reunirlos”.
Sin embargo, también fue crítico con algunos sectores que, desde roles institucionales, desconocen fallos judiciales: “Si estás en un cargo institucional no podés desconocer un fallo de la Corte Suprema. Si no te gusta, plantealo desde tu rol, pero no podés negarlo siendo parte del gobierno”.
Un nuevo paradigma político
Liberman sostiene que la política tradicional ya no representa el modo en que la ciudadanía interpreta el presente. “Estamos mirando la política con un cristal viejo. Una mirada que ya no se ajusta a lo que está viendo la gente”, afirmó.
Para él, el fenómeno Milei encarna esa transformación: “Creo que Milei encarnó muy rápidamente una nueva forma de representación. La sociedad se aleja cada vez más de la lógica amigo-enemigo. Demanda otras cosas”.
En este contexto aseguró que La Libertad Avanza no responde a estructuras partidarias clásicas: “No tenemos una estrategia del partido, ni un discurso unificado. Un buen partido libertario tiene posiciones diversas, mucho debate, y todo gira en torno a la libertad”.
Interna libertaria en Bahía Blanca: “Vinimos a trabajar, no a gritarle al de al lado”
Consultado sobre los roces internos en el espacio libertario bahiense, Liberman no los negó, pero les restó dramatismo: “Como en cualquier espacio político, hay gente que viene con interés genuino, ganas de participar y de trabajar. Y también hay quienes se acercan por interés de ocupar cargos, por ambición personal. La clave es no perder el foco: vinimos a trabajar”.
Subrayó que su tarea es coordinar el espacio local de manera propositiva: “Yo no vine a gritarle al de al lado como mecanismo de oposición, me parece una banalidad. Lo nuestro es colaborar y pensar una ciudad que necesita recuperarse. No solo del último temporal, sino de años de abandono”.
Sobre la actualidad del grupo en Bahía Blanca, se mostró optimista: “Tenemos un equipo enorme que sigue creciendo. Y si alguien viene a sumar con trabajo, está bienvenido. Lo que tratamos de evitar es que se imponga el interés individual por sobre el proyecto colectivo”.
Milei, Israel y el valor de tomar postura
La reciente visita de Javier Milei a Israel, y su anuncio de trasladar la embajada argentina de Tel Aviv a Jerusalén, fue otro de los temas clave del diálogo. Liberman no dudó en respaldar la medida: “Me parece fantástico. Es un ejemplo que nos hace muy bien a los argentinos. Es una postura clara, coherente y valiente. Israel es la única democracia en una región complejísima, y alinearse con eso, desde valores, es una gran señal”.
Además, comparó la decisión con el modelo Trump y criticó la tibieza de algunos actores políticos locales: “Las posturas tibias, las abstenciones cómodas, las que buscan quedar bien con todos sin jugársela por nadie, son las más nocivas. Acá hay que jugarse”. Valoró lo que considera una constante en la actitud presidencial: “Milei no va con grises. Dice lo que piensa y actúa en consecuencia. Eso genera incomodidad, claro, pero también respeto. En este caso, volvió a demostrar que no gobierna para la foto sino para marcar una línea”.
