Damián Piscitelli, en diálogo con CAFEXMEDIO, sintetiza con crudeza el momento que vive la Iglesia Católica tras la muerte de Francisco I. Radicado en Roma desde hace casi tres años, Piscitelli cubrió de cerca las últimas horas del pontífice y ahora vive de primera mano el clima que antecede al cónclave que definirá a su sucesor.
En una entrevista distendida pero cargada de contenido, Piscitelli compartió sus impresiones sobre el impacto que dejó el Papa argentino tanto en la Iglesia como en la sociedad romana. “Era un tipo muy querido”, aseguró. “Acercó bastante la Iglesia a la gente. Incluso quienes no son practicantes sentían simpatía por él”.
La muerte de Francisco I, el primer Papa latinoamericano de la historia, generó un aluvión de fieles en el Vaticano. “Se lloró mucho”, dice el periodista. “Hubo días de confusión y de fuerte cobertura mediática. Roma es una ciudad de muchas atmósferas, pero en todas se percibió la conmoción”.
Consultado sobre el posible perfil del nuevo Papa, Piscitelli evitó las especulaciones tajantes, pero señaló que, según los análisis que circulan en medios italianos, se espera una continuidad con la línea aperturista de Francisco. “Empezaron a desecharse posibilidades de volver a un conservadurismo. Fue un pontífice que dejó una buena sensación y un camino marcado”.
Entre los nombres que suenan, Piscitelli mencionó al italiano Pietro Parolin, figura fuerte en la Curia, y al filipino Luis Antonio Tagle, visto como un continuador de la impronta franciscana y, a la vez, como símbolo de una Iglesia verdaderamente global. “Hay algo simbólico en que el Papa no sea italiano. Eso abre el juego y fortalece la idea de una Iglesia universal”.
Aunque reconoce que le hubiera gustado ver a Francisco en Argentina como Papa, Piscitelli entiende su decisión de no regresar. “No quería ser usado políticamente. En nuestro país, todo se politiza. Y él intentó siempre unir, no dividir”.
Desde su canal de YouTube “Hablando de Roma”, el periodista busca tender puentes entre culturas, mostrar cómo viven los argentinos expatriados y explicar con cercanía fenómenos como el del Vaticano. Con la misma claridad, no duda en afirmar: “Sí, Francisco es el argentino más influyente de la historia. ¿En qué lugar más alto se puede estar?”
Con el cónclave a la vuelta de la esquina, y Roma en vilo, Piscitelli nos deja una certeza entre tantas incógnitas: el peso de la palabra del Papa aún importa, aunque no siempre sea suficiente.
