jue. 23 de octubre de 2025
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Si se levantara el abuelo… Bahía Blanca pierde su tren y en noviembre solo habrá cuatro servicios de larga distancia en el país

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Si se levantara el abuelo, ese ferroviario que volvía con la gorra en la mano y el silbato al cuello, orgulloso de un tren que unía pueblos, familias y sueños, no toleraría lo que hoy ocurre con el sistema ferroviario argentino.

Trenes Argentinos habilitó la venta de pasajes de larga distancia para noviembre y confirmó que solo cuatro servicios continúan operativos: Mar del Plata, Rosario, Junín y Bragado.

Entre los cancelados, Bahía Blanca se quedó sin su histórico tren a Buenos Aires, un servicio que durante décadas fue símbolo de conexión, identidad y progreso para toda la región sur bonaerense.

La suspensión, vigente desde fines de septiembre, alcanza también los ramales a Córdoba, Tucumán y Villa María, y eleva a 12 los recorridos de pasajeros cancelados en todo el país. La empresa explicó que la medida responde a “tareas de revisión de vías” solicitadas por la concesionaria Nuevo Central Argentino (NCA), cuyo contrato fue prorrogado hasta 2032, aunque sin fecha prevista para la reanudación de los servicios.

En provincias como Santa Fe y ciudades como Bahía Blanca, el impacto es profundo. En menos de dos años, el país pasó de contar con una red activa y en expansión a una estructura reducida al mínimo, dejando a miles de usuarios sin alternativa de transporte económico y federal.

Los cuatro servicios que siguen funcionando lo hacen con demoras, menos frecuencias y deficiencias operativas. El tren a Mar del Plata redujo sus salidas semanales y el de Rosario acumula retrasos por el mal estado de los puentes y vías.

Mientras tanto, las obras de reparación avanzan lentamente —recién se licitan los estudios previos— y el Gobierno nacional decidió relegar las inversiones ferroviarias en el presupuesto del próximo año, profundizando la crisis.

Así, Bahía Blanca y gran parte del país se quedan sin trenes, sin ese sonido de rieles que alguna vez marcó el pulso del trabajo y la esperanza.

El abuelo, aquel que creyó que el tren era sinónimo de futuro, hoy vería con tristeza cómo el progreso se detiene en los andenes vacíos y las vías oxidadas del olvido.