“Gianni Schicchi, o de los avatares entre el amor y la codicia”, se titula la crítica realizada por el Lic. Agustín Danilo Moyano, respecto a la una obra cuyo libreto fue ideado a partir del Canto XXX del Infierno de La Comedia de Dante Alighieri.
La puesta en escena de la ópera de Giacomo Puccini titulada Gianni Schicchi presentada por OperaestudioBB en el Teatro Municipal de Bahía Blanca, con preparación musical a cargo del Mtro. Leandro Mantiñánel, dirección de escena a cargo del Régisseur Felipe Hirschfeldt, el Mtro. Santiago Lacour al piano, y el personaje protagónico interpretado por el barítono Alfredo Miranda, vuelve el momento propicio para elaborar y compartir reflexiones en torno a las contribuciones que aporta la obra.
Gianni Schicchi es una ópera cómica compuesta por Giacomo Puccini en colaboración con Giovachino Forzanno, ejecutada por primera vez en el año 1918 en la Metropolitan Opera de Nueva York con una escenografía modernista a la florentina encargada al prestigioso decorador y diseñador Galileo Chini. Sus características más potentes son la solvente dramaturgia, el ingenioso libreto y el luminoso sentido de la comedia apoyado armónicamente en lo instrumental y vocal. Desde el primer momento fue considerada una obra maestra, siendo aclamado el retorno del autor a los temas puramente italianos que culminaron elevándolo a la categoría de héroe nacional.
Esta comedia pertenece a una rica tradición literaria íntimamente unida al género de la ópera bufa y la Commedia dell’Arte, que combina elementos del teatro literario del renacimiento con tradiciones carnavalescas de máscaras y disfraces, juegos de contrastes, y la abundancia de recursos cómicos.
El libreto de la obra es ideado a partir del Canto XXX del Infierno de La Comedia de Dante Alighieri. Este Canto consiste en el descenso de Dante y su guía Virgilio al octavo círculo del Infierno donde se encuentran encerrados por pecadores las personas fraudulentas, falsificadores, ladrones, y malos consejeros. Sobre esta específica referencia literaria queda entonces planteado el conceptual y lejano trasfondo religioso, que hace alusión última a las consecuencias del pecado, y a partir del cual se desplegará en concreto la pieza teatral en un ambiente criteriosamente profano de la europa medieval.
Los personajes principales incluyen a Gianni Schicchi, su hija Lauretta y su enamorado Rinuccio, así como los miembros de la familia Donati. Gianni Schicchi destaca por su astucia y ambición, mientras que los miembros de la familia Donati son presentados como codiciosos y preocupados por su herencia. La pareja de enamorados tendrá que superar los problemas impuestos por los mayores y por las imposiciones sociales. Se suman también cuatro personajes que son el médico, el notario, el zapatero y el pintor.
La comedia transcurre contorneando ejes principales como son los vicios implicados en la conducta de todos los familiares y el amor de los jóvenes que intenta prevalecer sobre los condicionamientos. La potente interacción entre los personajes en torno a estos temas capitales y la compenetración que en el público genera son elementos claves que la hace una obra a su vez enriquecedora y cautivante.
Los acontecimientos suceden en el año 1299, en la ciudad de Florencia, Italia. El adinerado florentino Buoso Donati muere. Su familia busca desesperadamente el testamento y descubre que el único heredero es un convento de frailes. El joven Rinuccio propone llamar al famoso estafador Gianni Schicchi. Rinuccio y la hija de Schicchi se aman, pero la ausencia de esta herencia pone en peligro sus planes de casamiento. A diferencia de los Donati, Gianni Schicchi llegó a Florencia emigrando y su único patrimonio es su astucia.
Convocado por la familia de Buoso, se hace pasar por el muerto y dicta un nuevo testamento. Contrariamente a lo acordado con los deudos, se nombra a sí mismo como heredero, adjudicando luego en un solidario gesto una importante dote al joven Rinuccio para que pueda acceder a emparejarse con su amada.
El contexto histórico y social remite a una época donde en Florencia se acentúa el viraje del poder desde la aristocracia tradicional a la nueva elite mercantil compuesta por grandes familias burguesas. En este esquema la familia Donati ocupa en la obra el lugar de la aristocracia que representaría lo viejo y son considerados por la nueva burguesía como la decadencia de la ciudad, restos moribundos de un sistema feudal en deterioro. Así terminará preponderando luego el poder secular de la oligarquía comerciante por sobre el poder espiritual del Papado. Cuestión que se aprecia explícitamente cuando en la obra la herencia no va a parar en manos del convento de frailes sino de los familiares y de Gianni Schicchi que representa a la gente nova que quiere mejorar su status en la sociedad.
El aspecto musical de la ópera está compuesto por una partitura que combina elementos del estilo moderno a través de un sofisticado trabajo de motivos orquestales. Estos once leitmotiv son motivos musicales relacionados con una acción o un personaje, y Puccini los varía a los largo de la obra conformando al final una unidad musical.
También se emplean notas a contratiempo y las corcheas seguidas de silencios, combinadas de manera magistral en diversas escenas cómicas. El relieve se da a los roles principales, cuya enormidad en la truculencia, la vanidad bribona y enfática, ejercen un atractivo poder sobre todo el contexto musical y dramático.
No es una ópera tan convencional desde el punto de vista del análisis musical, ya que combina aspectos más tradicionales con otros más vanguardistas. El Puccini más típico lo encontramos en las páginas vocales de las arias principales, al utilizar la articulación estructural más característica de la obra.
En cambio ciertos efectos dramáticos, ciertos contextos nos revelan la utilización de acordes, ejes, regiones y otros elementos más vanguardistas. Muchos críticos encuentran en la obra parecidos a Falstaff, y un cambio sobre la organización musical Verdiana.
La música también está compuesta principalmente por allegros que a modo de preludio burlesco dan paso a largo introductorio antes de las primeras intervenciones vocales. Destacando el bello y admirable aria “Firenze è come un albero Fiorito” de Rinuccio. El hermoso pasaje “prima un avvertimento” que culmina con el elegíaco “Addio firenze”. Y destaca sobre ellas, para los públicos del mundo, la conmovedora y estelar aria de Lauretta “O mio babbino caro”.
Al final de la ópera Gianni Schicchi se dirige al público y le habla esperando una respuesta, consiguiendo con esta maniobra llevar al espectador desde la realidad a la ficción. Habiendo logrado obtener la mejor parte de la herencia para sí mismo y donarle una porción considerable a Ranuccio para que pueda consumar su amor con Lauretta es considerado entonces un final feliz. Aunque, ¿es realmente feliz una pareja que debe consumarse a condición de imposiciones sociales?, ¿es legítimo el amor que debe cumplir profanas exigencias para consustanciarse?, ¿podemos exigirles que superen completamente el horizonte que marca su época?
Estas preguntas y tantas otras quedan abiertas al espectador y exceden la obra.
Por el Lic. Agustín Danilo Moyano