En la madrugada de este 10 de diciembre, a los 79 años, se apagó la voz de José Ángel Trelles -José Ángel Amato según su documento de identidad- y con él se va toda una partitura de oro del repertorio popular.
Cuando a Piazzolla se le discutía si era o no tango su producción, a Trelles se lo consideraba cantante de tango habida cuenta de haber sido convocado por el mismo Piazzolla para sumarse a su Octeto y con el que actuaría nada menos que en el Carnegie Hall de Nueva York.
Pero él abarcaba mucho más que lo otorgado por Piazzolla, porque a la Operita María de Buenos Aires -escrita por Astor y Ferrer- que interpretara en el Teatro Massimo de Sicilia (donde se filmó la celebérrima escena del Padrino III) junto con la extraordinaria Milva hay que sumarle la notable actuación como Silvestre en la comedia musical “El diluvio que viene”, lo cual también lo encarnaba como actor, y las excepcionales interpretaciones como “Las cosas por su nombre” o “Los pájaros perdidos”.
También fue escritor de cuentos y letrista como así también un eterno enamorado del arte en general, de la amistad y de la vida.
Hoy todos los diarios, las radios y los canales referenciaron su figura con largos y tardíos reconocimientos a su trayectoria.
Desde este diario nos hacemos ecos de la tristeza que la noticia tiñe pero fundamentalmente destacamos el costado tierno y pueril de este niño grande que se asombraba con simples cosas y renegaba por cualquier injusticia.
Tuvo algunos premios y reconocimientos, quizá el más grande haya sido haber integrado el más exclusivo círculo de íntimos amigos de Sandro que, con mítico misterio, dejó un anecdotario no escrito y se marcha con él.
Una respuesta
Siempre ayudó con su canto en la campaña de RA en 1983. Hermano de Alberto Amato, periodista de prestigio en muchos medios.