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“Una vez más triunfó la corrupción” por Carlos Baeza

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“Un Senado sin virtud es un simulacro donde las palabras y el corazón están en almoneda, y un mercado de esclavos que se venden a sí mismos” (James F. Thomson)

Hay actitudes en la política vernácula de algunos personajes, generalmente irreconocibles para la gente, que son fáciles de resumir en una sola palabra: corruptos. Es que si la Cámara de Diputados ya había votado favorablemente y con amplia mayoría la ley de ficha limpia, cabía esperar que en la Cámara de Senadores, los representantes provinciales seguirían la postura de sus pares partidarios en Diputados y por ende, también votarían el proyecto afirmativamente, convirtiéndola en ley. Se trataba simplemente de modificar un artículo de la ley de Partidos Políticos que impide las candidaturas de quienes hayan sido condenados por delitos de corrupción a la administración pública mediante sentencias firmes condenatorias en dos instancias. Sin embargo, el oficialismo junto a la oposición -excepto el pero-kirchnerismo que ya había anticipado su voto negativo- necesitaban 37 votos y obtuvieron solo 36 (el pero-kirchnerismo logró 35 votos y hubo 1 senador ausente de ese espacio) por lo cual el proyecto fue rechazado y perdió estado parlamentario ya que solamente podrá volver a tratarse en las sesiones ordinarias de 2026.

La conclusión es sencilla: casi la mitad de la oposición a la que pertenecen el grueso de los procesados y ya condenados por corrupción, demostraron ser cómplices de estos últimos al avalar las conductas delictivas de aquellos que, como la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner, ya carga con dos sentencias condenatorias firmes precisamente por delitos de corrupción. Pero en este caso, no hubo sorpresa alguna ya que habían anticipado que así votarían, por lo cual nunca se olvidarán sus nombres como responsables de oponerse a una ley que pretendía acabar con la corrupción política. El estupor provino, en cambio, del voto de los senadores misioneros Carlos Arce y Sonia Rojas Decut.

1° Cualquier político experimentado en cuestiones parlamentarias sabe que si hay dudas acerca de si un proyecto de ley será aprobado por alguna de las Cámaras, el partido que lo defiende tratará de postergar la sesión a fin de ganar tiempo para lograr nuevos acuerdos, ya sea no dando quórum o a través de alguna maniobra similar. En el caso del proyecto de ficha limpia ya la cámara de diputados le había conferido media sanción por amplia mayoría -144 votos afirmativos contra 98 negativos- con el apoyo de los 7 diputados por Misiones, a saber: los 4 de Innovación Federal: Alberto Arrua; Carlos Fernández; Yamila Ruíz y Daniel Vancsik; Florencia Klipauka Lewtav (LLA); Emmanuel Bianchetti (PRO) y Martín Arjol (UCR) Siendo así, el oficialismo y previo “poroteo”, entró a sesionar asegurando que contaban con 37 y hasta 38 senadores, computando entre ellos, a los dos misioneros de Innovación Federal, Carlos Arce y Sonia Rojas Decut, quienes siempre habían votado apoyando la sanción de las leyes que requería el gobierno o ausentándose del recinto cuando ello les era requerido. Precisamente, Rojas Decut pocos días atrás sostuvo en una entrevista periodística que “Nosotros hemos acompañado la media sanción de Ficha Limpia. Creemos que la política argentina necesita hoy más transparencia, las instituciones debemos responder a la confianza de la gente con herramientas claras y eficaces”; agregando que: “Nosotros sí, por supuesto, vamos a actuar en correspondencia con lo que hacen nuestros diputados nacionales. Siempre actuamos en equipo, analizamos, y creemos que Ficha Limpia tiene que salir”. Sin embargo, al momento de votar, ambos senadores misioneros lo hicieron por la negativa, tras lo cual, abandonaron raudamente el recinto, ante la sorpresa no solo de la oposición sino del pero-kircherismo que no podía creer esa jugada y festejaban, como si el rechazo del proyecto fuera una derrota del oficialismo y no del sistema republicano.

2° Para que nadie olvide los nombres de los senadores cómplices de la corrupción en la Argentina acá está quienes rechazaron el proyecto de ficha limpia: 1. Andrada, Guillermo; 2. Arce, Carlos Omar; 3. Cora, Stefania; 4. Corpacci, Lucia; 5. De Pedro, Eduardo; 6. Di Tullio, Juliana; 7. Doñate, Claudio; 8. Duré, María Eugenia; 9. Fernández Sagasti; 10.García Larraburu; 11. Giménez Navarro Nora del Valle; 12.Giménez, Nora; 13.González, María Teresa; 14.Kirchner, Alicia Margarita; 15. Leavy, Sergio; 16. ?Ledesma, Claudia; 17.Lewandowski, Mariano; 18.Linares, Carlos Alberto; 19. López, Cándida Cristina; 20. ?López, María Florencia; 21. ?Manzur, Juan Luis; 22. Mayans, José Miguel; 23. ?Mendoza, Sandra; 24. ?Moisés, María; 25. ?Montenegro, Gerardo; 26. ?Neder, José; 27. ?Parrilli, Oscar; 28. ?Pilatti Vergara, María; 29. ?Recalde, Mariano; 30. ?Rejal, Jesús Fernando; 31. ?Rodas, Antonio; 32. ?Rojas Decut, Sonia 33; ?Salino, Fernando; 34. ?Sapag, Silvia; y 35. ?Uñac, Sergio.

3° Contrariamente a lo que sostiene la Constitución Nacional, ni los diputados nacionales representan al pueblo ni los senadores nacionales representan a sus provincias (arts. 45 y 54) sino a los partidos políticos que allí los instalaron, pues como sostiene Duverger ya no se trata de un diálogo entre el elector y el elegido, sino que entre ellos se ha introducido un tercero -los partidos políticos- y por ende, antes de ser elegido por sus electores, el representante debe ser elegido por su partido con lo cual los electores no hacen más que ratificar esa selección. De allí que acertadamente Ambrose Bierce define al elector como “el que goza del sagrado privilegio de votar por un candidato que eligieron otros” Y ello se visibiliza en nuestro sistema a través de 3 normas: por una parte, el art.38 de la C.N que al tratar de los partidos políticos dispone que les compete “la postulación de candidatos a cargos públicos electivos”, en tanto la ley 23.298 determina que a dichos partidos “les incumbe, en forma exclusiva, la nominación de candidatos para cargos públicos electivos”. Finalmente, en el caso de los senadores nacionales, el art.54 C.N que fija un número de 3 senadores por distrito establece que los mismos se distribuirán a razón de “dos bancas al partido político que obtenga el mayor número de votos, y la restante al partido político que le siga en número de votos” Estas cláusulas confirman que en nuestro sistema los partidos políticos ejercen el monopolio de la representación ya que nadie que no esté afiliado a uno de ellos, podrá aspirar a ocupar cargos públicos.

En el caso de la provincia de Misiones, el gobernador Hugo Passalacqua detenta el cargo pero el verdadero poder reposa en el ex gobernador Carlos Rovira quien es titular del Partido Renovador de la Concordia y a quien responden ciegamente los 4 diputados y 2 senadores de Innovación Federal antes señalado. El interrogante es determinar qué circunstancia hicieron que los dos senadores misioneros de este espacio cambiaran su voto a último momento. Es que tanto los diputados como los senadores que representan a Rovira venían apoyando todas las iniciativas del gobierno de Javier Milei, ya fuera aprobando los proyectos de ley enviados por el nombrado o rechazando o absteniéndose en aquellos que podían perjudicarlo; máxime que como ya se anticipara los 4 diputados que obedecen a Rovira habían votado favorablemente la ley de ficha limpia, lo que auguraba que igualmente serían votados por los 2 senadores que también le responden, pero como se viera, ante la sorpresa de propios y ajenos y luego de anunciar públicamente su apoyo al proyecto, en plena sesión ambos votaron en contra.

Es evidente que así lo hicieron siguiendo expresas órdenes de Rovira pero la pregunta sin respuesta es qué motivó ese cambio de postura frente al apoyo brindado hasta la fecha al gobierno de Milei. En el año 2004 fui invitado por la Legislatura de Misiones para brindar una serie de charlas en conmemoración del 50° aniversario de la provincialización del entonces Territorio Nacional, debiendo señalar que el gobernador Rovira -quien poco después sería objeto de una “piña” que acabaría con su sueño reeleccionista- se encontraba enfrentado con el vicegobernador y que por ello no asistió a los actos. Fue en esa ocasión que unos legisladores me hicieron entrega de una insólita documentación mediante la cual Rovira mandaba incumplir fallos judiciales y normas sancionadas por la Legislatura. ¿No me cree? Vea solo estos 3 ejemplos.

a) La ley 4008 había establecido que se consideraba presunción de la existencia de discriminación cuando un agente público era removido de su cargo y ello originó una serie de acciones de amparo promovidas por empleados y el consecuente dictado de medidas cautelares por parte de los jueces intervinientes. El gobernador entendió que tales pronunciamientos eran contrarios a la normativa vigente y mediante decreto 330 del 16 de marzo de 2004 dispuso inobservar las medidas cautelares de no innovar decretadas por dos jueces.

b) En otra acción de amparo, un particular había obtenido que la justicia ordenara al Ministerio de Ecología y Turismo se le otorgara la tarjeta y guías de extracción y explotación de especies arbóreas situadas en un predio. El gobernador entendió que ello implicaba obligar al dictado de actos “ilegítimos y nulos de nulidad absoluta e insanable por contrariar expresas normas de la Constitución y de las leyes que rigen la explotación de la actividad forestal en la Provincia”, por lo cual y mediante el decreto 185 del 18 de febrero de 2004, instruyó al ministro del ramo “para que inobserve en su totalidad” la medida cautelar dictada por el juez interviniente.

c) Mediante otro decreto (Boletín Oficial 11.179 del 30/12/03, pg. 28) el gobernador instruyó “a los Directores por el Estado Provincial en el Directorio del Instituto de Previsión Social a la inobservancia de la ley n° 3992 en cuanto dispone erogaciones sin la previsión de la contrapartida presupuestaria…”.

Este violador serial de leyes y sentencias judiciales que cual señor feudal ordenaba incumplir las mismas es Rovira. Lo que todavía se desconoce -aunque ya circulan varias versiones al respecto- es qué motivó ese cambio de apoyo al gobierno que contradice todo su accionar precedente, para lo cual no es ocioso preguntarse a quiénes beneficia la no aprobación de la ficha limpia y por qué razones, pero todo es, por el momento, una muestra más de la política sucia típica de la Argentina de la anomia en la que seguimos hundidos.

Por ello, el mismo Bierce define al político como “anguila en el fango primigenio sobre el que se erige la superestructura de la sociedad organizada. Comparado con el estadista, padece la desventaja de estar vivo”, en tanto que concibe al Senado como un “Cuerpo de ancianos que cumple altas funciones y fechorías”.

Vistos los recientes acontecimientos, ¿alguien puede opinar lo contrario?