Sierra de la Ventana cuenta con una propuesta gastronómica especial, nacida de una necesidad familiar y convertida en un emprendimiento exitoso: Marianella Libre de Gluten.
Sergio Penza y su esposa, Marianella, han logrado que la comida para celíacos no solo sea segura, sino también sabrosa y con una textura que busca replicar la de los alimentos tradicionales.
La historia de este emprendimiento comenzó hace más de una década, cuando su hijo Santino fue diagnosticado con celiaquía a los tres años. Al mudarse desde Mar del Plata a Sierra, la familia se encontró con un desafío: la falta de opciones alimenticias aptas para él. “No teníamos el alimento cotidiano, lo que uno va a un bazar, un kiosco o una carnicería y compra”, recuerda Sergio en CAFEXMEDIO. Así, casi sin darse cuenta, comenzaron a experimentar con pan, pastas y pizzas, hasta que el boca en boca los llevó a convertirse en referentes de la cocina sin gluten en la región.
El camino no fue fácil. En sus inicios, elaboraban los productos en la mesa del hogar, mientras su hijo estudiaba a un costado. “Comprábamos uno o dos kilos de harina sin gluten y nos preguntábamos qué íbamos a hacer con tanta cantidad”, comenta Sergio. Hoy, su producción ha crecido exponencialmente y abastecen a una amplia clientela, tanto celíaca como no celíaca.
Uno de los momentos clave fue la apertura de su primer local de elaboración. “Llegó un punto en el que dijimos: o nos lanzamos o seguimos en el anonimato”, cuenta Penza. La respuesta del público fue inmediata y positiva. “El celíaco es muy cautivo, busca constantemente por necesidad”, explica.
Pero no todo es solo cuestión de ingredientes. La manipulación es clave para evitar la contaminación cruzada. “Las harinas de trigo son muy volátiles y pueden estar en el aire sin que uno lo note”, detalla Sergio. Para evitar riesgos, han implementado estrictos protocolos de seguridad. “Todo lo que compramos es nuevo: hornos, heladeras, máquinas. No usamos nada que haya estado en contacto con gluten porque esto es salud”, enfatiza.
La variedad de productos es amplia: pizzas, empanadas, pastas rellenas, tallarines, ñoquis, canelones y budines, entre otros. “Nos preocupamos mucho por la terminación del sabor, la textura y el envoltorio. No nos da lo mismo cómo queda el producto final”, asegura. Su objetivo es que una persona recientemente diagnosticada con celiaquía pueda seguir disfrutando de los mismos sabores que conocía antes del diagnóstico. “Queremos que vuelvan a encontrar la textura y el gusto de siempre y, sobre todo, demostrar que la comida sin gluten puede ser rica”, afirma con convicción.
Hoy, MarianeLla Libre de Gluten se encuentra en San Martín y Galileo Galilei, en Sierra de la Ventana. Además, tienen presencia en redes sociales, donde los interesados pueden conocer más sobre sus productos y procesos de elaboración. Para quienes visitan la localidad, es una parada obligada, tanto para celíacos como para quienes simplemente buscan una alternativa saludable y sabrosa.
“Somos muy testarudos a la hora de llegar al producto final. No usamos colorantes ni endulzantes artificiales. Si es budín de naranja, lleva naranja; si es de remolacha, lleva remolacha. Nos importa que la gente confíe en lo que come”, concluye Sergio Penza, reafirmando la pasión que los llevó a transformar una necesidad en un negocio exitoso y comprometido con la salud de sus clientes.
