El Club Liniers se convirtió en uno de los principales centros de ayuda durante las recientes inundaciones que afectaron a Bahía Blanca.
Pedro Peñalba, presidente de la institución, brindó detalles en CAFEXMEDIO sobre el trabajo realizado y el impacto que tuvo el desastre en la comunidad.
“Al día de hoy nosotros ya no tenemos más evacuados ni donaciones. Estamos esperando dos camiones más, que serán distribuidos en puntos estratégicos de la ciudad para que la gente pueda retirarlos”, explicó Peñalba. El club, en coordinación con el municipio y otras instituciones, brindó refugio y asistencia a cientos de damnificados. “Tuvimos un tope de 300 personas alojadas, a quienes les brindamos desayuno, almuerzo, merienda y cena. Además, llegamos a distribuir hasta mil viandas diarias gracias a la ayuda de voluntarios”.
La respuesta de la comunidad fue clave en el operativo de asistencia. “Esto no lo podríamos haber hecho sin el apoyo del municipio y de los estados, que estuvieron muy organizados. También se sumaron alrededor de 300 voluntarios en distintos turnos, quienes trabajaron incansablemente para ayudar”, destacó el dirigente.
Sin embargo, el impacto de la catástrofe dejó secuelas profundas. “Muchos de nuestros vecinos del barrio quedaron con lo puesto. Se hizo lo que se pudo con colchones, mercadería y ayuda directa a las zonas más afectadas, aunque la demanda superaba ampliamente los recursos disponibles. No podíamos con todo”, lamentó Peñalba.
El presidente de Liniers también señaló los daños sufridos por la institución. “El predio de Zibecchi, donde albergamos a 1.200 chicos, quedó devastado. Se llevó las canchas de sintético, los alambrados, vestuarios y parte de la utilería. Realmente hizo un daño grave”. En este sentido, contó que Claudio “Chiqui” Tapia, presidente de la AFA, visitó la sede del club para ponerse a disposición y analizar futuras ayudas.
A pesar de haber asumido la presidencia hace apenas un mes, Peñalba tuvo que enfrentar dos desafíos importantes en poco tiempo: primero, una fuerte tormenta de granizo que afectó las instalaciones, y luego, la inundación. “No nos hemos detenido a pensar en el club todavía. Sería una falta de respeto tocar el timbre del municipio para pedir ayuda para nuestro campo de juego cuando hay gente que lo perdió todo. Esto lo tenemos que resolver a nivel nacional, gestionando con empresarios y otras instituciones”, aseguró.
El compromiso de Liniers con la comunidad quedó en evidencia una vez más. Ahora, el desafío es doble: seguir asistiendo a quienes más lo necesitan y reconstruir el club tras el desastre.
