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El origen de la Generación Dorada: del sueño del pibe a la gloria olímpica con Manu Ginobili como protagonista

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Este jueves se presenta “Jugando con el Alma”, una serie de cuatro capítulos que permite descubrir cómo se forjó el campeón olímpico de Atenas 2004 liderado por el bahiense Manu Ginóbili, y compañía.

 

Dicen que la historia la escriben los que ganan. Resulta lógico por donde se lo mire. Y aunque a veces no hace falta ganar para hacer historia –sobre todo porque en la vida se pierde mucho más de lo que se gana–, también está bueno entender por qué ganan los que ganan.

Jugando con el Alma, la serie documental dirigida por Christian Rémoli que este jueves se presentará en el BAFICI, se encarga justamente de explicar la génesis de la Generación Dorada, la Selección de básquet que hizo historia grande en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.

El equipo supo congregar una cantidad inigualable de talento y no paró de crecer hasta poner dos veces de rodillas a los extraterrestres de la NBA. Primero en el Mundial de Indianápolis 2002, cuando la gloria se escurrió de la yema de los dedos. Y dos años después, a pasitos del Partenón, donde Manu Ginóbili, Luis Scola, Andrés Nocioni, Fabricio Oberto, Pepe Sánchez y sus compañeros dejaron la dimensión de simples mortales para convertirse para siempre en dioses.

Dicen que la historia la escriben los que ganan. Pero estos fenómenos del deporte no siempre fueron fenómenos. Y ahí aparece el valor de este documental de Koala Producciones. Porque a lo largo de los cuatro capítulos de poco más de media hora se puede ver y comprender cómo se forjó la Generación Dorada y, en especial, cómo se formaron las individualidades que supieron conformar un grupo que siempre estuvo convencido de que los imposibles, simplemente, no existen.

Así se puede descubrir cómo Manu Ginóbili, el pibe de 40 años que todavía genera asombro en la NBA, sacó fortaleza de sus debilidades y, con una voluntad arrolladora, dejó de ser el segundón (mejor dicho, tercerón) de sus hermanos mayores para superarlos no sólo en sus boletines de calificaciones del colegio, sino también sobre el parquet.

El trabajo de archivo, sumado a los testimonios de entrenadores, amigos y familiares, muestra a un Ginóbili que nunca baja los brazos pese a no tener la contextura de su compañeros de categoría ni la magia que ya mostraba el siempre cerebral Pepe Sánchez, en versión miniatura, pero ya llamado a ser la gran promesa del básquet argentino. Entonces, mucho antes de ser amigos para siempre, eran enemigos íntimos.

Resultan imperdibles las imágenes, rescatadas de viejos VHS, que muestran a Manu y Pepe en duelos de habilidades durante un campus organizado por unos jovencísimos Sergio Hernández y Pablo Coleffi, dos talentosos entrenadores que hacían sus primeras armas en la conducción de grupos.

También se puede ver a un Scola que, atribulado por un estirón prematuro, encontró su lugar en el mundo volcando la pelota una y otra vez ante la impotencia de sus compañeros de premini y mini en una escena que parece extraída de los mundos de Gulliver.

O disfrutar de un Oberto de viaje de egresados y presagiando con un optimismo a prueba de balas su futuro de NBA, pero también partiéndose el lomo –y no debajo de los tableros– para trabajar, estudiar y después de todo un día viajar en colectivo para entrenarse a más de 80 kilómetros de Las Varillas, su pueblo natal. Y después volver. O volver al otro día.

Y al Chapu Nocioni haciendo todo lo bueno que hizo hasta hace un rato, pero en sus comienzos gringos en el CECI de Gálvez o en Unión de Santo Tomé, antes de llegar a Racing de Avellaneda y deslumbrar a la Liga Nacional de la mano de León Najnudel, otro eslabón fundamental de esta historia dorada.

“Es un proceso deportivo que se inició mucho antes de que los protagonistas comenzaran a picar la pelota. Porque Najnudel comenzó a pensar en una competencia federal como la Liga Nacional entre 1974 y 1977. Tardó diez años, hasta 1984, para organizar el torneo. Y el oro olímpico llegó en 2004. El proceso demoró 30 años para alcanzar el éxito. Necesitó tiempo, pero también mucha pasión, mucho coraje, mucho laburo y mucha constancia. Porque la idea de Najnudel es la idea de una política deportiva que sigue adelante y que, más allá de algunos retoques, nunca cambió. La Generación Dorada es un ejemplo de una idea pensada y llevada adelante por argentinos que termina en un logro inédito en la historia del deporte”, explica Rémoli, que escribió el guión junto con Gustavo Dejtiar y contó con la producción de Andrés Pando.

Pero la historia no se agota en el origen de estos gigantes. La serie, en sus sucesivos capítulos, muestra los primeros y sufridos pasos de los jugadores en la Liga Nacional y cómo poco a poco, eslabón por eslabón, se fue formando el equipo que terminaría coronándose en Atenas.

Primero de la mano de Guillermo Vecchio como riguroso entrenador y una inolvidable (para los protagonistas) preparación en la altura de Jujuy como previa de un Sudamericano juvenil. Después con Julio Lamas en el banco y aquel golpazo a la ilusión que significó la derrota ante Australia en las semifinales del Mundial Sub 22 de Melbourne en 1997.

Más tarde, ya siendo mayores, con el andar avasallador en Indianápolis 2002 hasta que Dejan Bodiroga y Vlade Divac, los astros de la selección yugoslava, hicieron de las suyas. Para cerrar el ciclo con el oro olímpico de Atenas 2004 de la mano del cordobés Rubén Magnano, el máximo hito de un grupo que siguió dando pelea y poniendo en aprietos a los mejores del mundo hasta hace poco tiempo atrás.

Todo sostenido en testimonios de los protagonistas y su entorno. Pero también con grabaciones inéditas de una intimidad que permite entender que el éxito, más tarde que temprano, se convertiría en el principal aliado de este grupo que se ganó el respeto de los mejores del planeta.

“La idea de armar este documental surgió en 2012, mientras trabajábamos en La Argentina Olímpica. Ahí nos dimos cuenta de que había material de sobra para armar algo con la Generación Dorada. Si bien la idea inicial era tenerlo listo para agosto del año pasado, el proceso recién arrancó en junio de 2017 y terminó en febrero de 2018.
El rodaje finalizó el 5 de diciembre pasado, en San Antonio, con las entrevistas a Manu Ginóbili. Antes, en Argentina, tuvimos un rodaje de casi un mes que implicó recorrer cerca de unos 8.000 kilómetros. El punto más al sur fue General Roca (Río Negro) y el más al norte fue Mina Aguilar (Jujuy)”, cuenta Rémoli, que también fue el realizador de La historia detrás de la Copa, un documental que narra la conquista de Diego Maradona y compañía en el Mundial de México 86.

Si bien la productora está trabajando para que la serie, después de ser exhibida en el BAFICI, llegue a la TV y, tal vez, sea distribuida en alguna plataforma on demand, la premisa de los realizadores es que el documental también sirva para ayudar a los clubes de básquet que hoy en día están formando a los sucesores de Ginóbili, Scola y compañía.

“La idea es que la Generación Dorada vuelva a los clubes”, sostiene Rémoli que ya tiene una agenda súper cargada, dado que proyectará la cinta en diferentes ciudades del interior del país durante los próximos fines de semana de abril y mayo.

¿Por qué ganan los que ganan? La respuesta queda servida en bandeja tras ver los cuatro capítulos de “Jugando con el Alma”. Sólo hay que ver el documental que permite entender los secretos del éxito del mejor equipo de todos los tiempos del deporte argentino. (Clarin)

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