El documento fue creado por la Defensoría del Pueblo bonaerense y propone que el ritual adolescente se trabaje en las escuelas “como un hecho pedagógico”, con estrategias que problematicen el vínculo entre alcohol y diversión.
La madrugada previa a comenzar la primera jornada del último año de cursada en las escuelas secundarias, adolescentes de distintos establecimientos se reúnen en casas o salones de fiesta y pasan la noche sin dormir hasta llegar a las aulas.
También conocido como UPD, el Último Primer Día se hizo tendencia entre los jóvenes, quienes celebran el fin de la etapa escolar antes de pasar a la “adultez”, y genera preocupación en padres, docentes y funcionarios.
Es que los festejos suelen despertar malestar entre los vecinos, quienes denuncian ruidos molestos y suciedad en las calles, y en la comunidad educativa, ya que muchos estudiantes llegan alcoholizados a clase la mañana siguiente.
Frente a este escenario, desde la Defensoría del Pueblo bonaerense lanzaron una guía con siete puntos clave para evitar el descontrol y trabajar distintos aspectos del ritual adolescente “como un hecho pedagógico”, con estrategias que problematicen el vínculo entre alcohol y diversión.
La iniciativa está enmarcada en la campaña iniciada dos años atrás por el Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos de la institución e incluye una serie de recomendaciones y pautas para tener en cuenta en el seno del núcleo familiar y las escuelas.
“Creemos que el UPD debe trabajarse durante todo el año con propuestas y metodologías que estén en la planificación anual de las instituciones escolares. Además, debería formar parte de los acuerdos institucionales de convivencia, de modo que se reafirme la responsabilidad colectiva en torno a las prácticas de cuidado para este día”, explicó el titular del área, Walter Martello.
