La causa que investiga lo ocurrido dentro de la casa de la calle Güemes al 3.700, en la que dos chicas fueron secuestradas, torturadas y abusadas, quedó con un solo detenido: Fernando Benítez. Para la Justicia, no hay pruebas suficientes de la participación en los hechos de la madre, Nélida Llanos, ni del hermano menor, Gonzalo, quienes en las últimas horas recuperaron su libertad aunque seguirán ligados al proceso.
El mayor de los hermanos del Clan Benítez es el único que seguirá preso. El juez de Garantías Guillermo Mercuri le agravó la imputación de “lesiones graves” a “tentativas de homicidio” en contra de Aldana García y Andrea Santa Cruz, además de los delitos de privación ilegal de la libertad agravada, abuso sexual con acceso carnal reiterado y suministro de estupefacientes.
Las contradicciones en los testimonios de las víctimas fueron las que allanaron el camino para que la madre de los Benítez recuperara su libertad. Mientras que Aldana declaró que la mujer la había agarrado de los pelos y pegado un cachetazo, y que nunca la había ayudado, la otra joven dijo que Llanos nunca la golpeó y que cuando la mordieron los perros fue ella quien llamó a una ambulancia.
Otros dos testigos y el padre de los acusados hablaron también en favor de la mujer, sosteniendo que en más de una ocasión había intercedido para frenar la situación de violencia provocada por sus hijos. El juez de basó en esos testimonios y concluyó entonces que “la omisión de denunciar el comportamiento violento de su hijo no encuentra reproche penal en nuestro ordenamiento legal”. (TN)
