El camarista Jorge Ferro se enfrentaba a un posible juicio político, involucrado en una causa que investigaba desde trata de personas y lavado de dinero hasta tráfico de influencias.
El juez marplatense Jorge Ferro, que se vio involucrado el año pasado en una investigación por trata de personas, lavado de dinero y tráfico de influencias, acaba de presentar su renuncia para esquivar la destitución.
El Consejo de la Magistratura lo investigaba a partir de denuncias del Ministerio Público Fiscal –dos procuradurías lo acusaron- y de la Fiscalía Federal 2 de Mar del Plata, después de que se descubriera que Ferro tenía una relación personal y profesional con un procesado en las causas vinculadas al histórico “bar nocturno” Madaho’s.
Para sostenerlo, se dio cuenta de conversaciones privadas del integrante de la Cámara Federal de Apelaciones de esa ciudad, con el principal imputado de la causa, Alejandro Ferrarello.
También hay indicios de que Ferro asesoró al abogado del procesado para hacer caer una causa en la que él mismo actuaba. Finalmente, el juez votó para cambiar la calificación de los hechos que se le imputaban con lo cual declaró a la Justicia Federal como “incompetente”.
En ese entonces, la titular de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex), María Alejandra Mángano, había asegurado que Ferro tenía relaciones “personales y profesionales” con quienes regenteaban el prostíbulo “Madaho’s”, que funcionó durante más de 20 años en esa ciudad.
Tras las denuncias que lo acusaban de protejer a los involucrados en esta red, el Ministerio Público Fiscal lo recusó, le hizo una denuncia penal y pidió que fuera juzgado por el Consejo de la Magistratura.
Sin embargo, estas no era la primera vez que Ferro estuvo en la mira de la Magistratura. El juez ya había sido acusado por haber detenido ilegalmente a un cuidacoches que le pidió que no estacionara en doble fila y a un funcionario de la estación de trenes de Mar del Plata que no respondió a un requerimiento telefónico del magistrado.
Meses atrás, INFOCIELO ya advertía este descenlace y la maniobra de Ferro para evitar el jury. Ante las abundantes pruebas en su contra, el Gobierno aceptaría una eventual y oportuna renuncia y le evitaría el bochornoso desenlace que implica la destitución, aunque deberá enfrentar aún el cargo penal que pesa en su contra.
