“Desde el momento en que uno puede esperar vengarse, comienza a odiar” Stendhal
Entre las diversas deidades a las que el pueblo romano rendía culto, es posible encontrar en su mitología al Dios Jano, el de las dos caras. Al principio, se atribuían a Jano ser el Dios de las puertas y de todas las acciones que tuvieran un comienzo y un final, razón por la cual se usó su nombre para designar al primer mes del año que de su origen latino (Ianuarius) derivó en enero. Pero a posteriori y merced al surgimiento de otros dioses, la función de Jano quedó circunscripta como un Dios de transición entre todas las cosas con los rostros de un joven y un anciano, es decir, con dos caras, una que mira al inicio y la otra al final, por lo cual siempre Jano se nos presenta como el Dios de las dos caras. Y esta referencia viene a cuento de la figura de la recientemente fallecida Hebe Pastor de Bonafini que al igual que Jano, exhibió una de sus caras pero que nunca pudo separarla de su otro rostro por estar ambas -al igual que el Dios romano- fundidas en una sola imagen.
1° La primera cara de Bonafini nos la muestra como una defensora de los DD.HH a partir de su gestión al frente de las “Madres de Plaza de Mayo” organización formada para luchar por el esclarecimiento de quienes fueron asesinados o desaparecidos durante la dictadura instaurada a partir de 1976. No obstante tampoco cabe engañarse y pensar que Bonafini dedicó su vida a defender los DD.HH de todos los seres humanos en cualquier lugar del mundo, ya que lamentablemente su pañuelo no pudo esconder su otra cara que revelara su trayectoria de violencia verbal y acompañamiento ferviente a quienes, precisamente, fueron ejecutores de acciones violatorias de los mismos DD.HH que dice defender. Nuestro país hace mucho que transita un camino de anomia, no por ausencia de normas sino por su reiterado incumplimiento. Pero se trata de una anomia boba -como la calificara Carlos Nino- por cuanto la violación de leyes e instituciones afecta a los mismos que creen lucrar con ella; y de allí que como dijera Plutarco “El odio es una tendencia a aprovechar todas las ocasiones para perjudicar a los demás”, actitud que empañara el pañuelo que siempre cobijara su otro rostro.
2° Es muy difícil poder explicar las manifestaciones francamente violentas y cargadas de odio con las que Bonafini fuera cincelando la otra cara de Jano y que la muerte no puede justificar. Para comenzar se debe recordar que ella siempre justificó el accionar terrorista, no solo en el país, sino en todo el mundo. Así, cuando fue el atentado a las Torres Gemelas, sostuvo que “Yo estaba con mi hija en Cuba y me alegré mucho cuando escuché la noticia. No voy a ser hipócrita con este tema: no me dolió para nada el atentado”. Asimismo, y luego de la detención de guerrilleros de la ETA tras cometer un atentado, afirmó que “las Madres de la Plaza de Mayo peleamos y nos solidarizamos con los presos políticos vascos y que nunca estaremos con los asesinos, los torturadores y los fascistas”. Igual postura tuvo con la guerrilla colombiana al decir que “estamos con los compañeros de las FARC, estamos con Chávez y con nuestro presidente Néstor”; en tanto que al inaugurarse el Museo de la Memoria su frase fue: “¡qué pena que no estén los FAL, que eran las armas con las que nuestros hijos quisieron hacer la revolución! Si el museo no va a mostrar cómo fue esa organización revolucionaria, las luchas que se libraron, los hechos que se realizaron, no sirve”.
3° El respeto por las instituciones de la República, tampoco mostró a Bonafini como su acérrima defensora. Así en cuanto al Poder Legislativo sostuvo que “El Parlamento era nada más que un nido de ratas. Hoy se volvió a abrir y ahí están desde las 10 de la mañana, las ratas con las víboras”; agregando que “el Parlamento no vale nada, ni una mierda. Todos los días nos hacen la contra”; y no dudó en formular una seria amenaza a ese poder del Estado al decir “Hoy estamos en la puerta; el día que nos hartemos vamos a entrar y veremos qué pasa. A ver si estos señores se ponen las pelotas para hacer lo que tienen que hacer” Luego y de manera soez, aludió a la entonces vicepresidente Gabriela Michetti en estos términos: “La cara de orto de la presidenta del Senado la verdad era para hacer una figurita de esa con las que juegan los pibes en el suelo, era para una chapita. No sabía qué disfrutar más, si el discurso de Cristina o la jeta de esa pelotuda” Y no menos contundente fue con otro vicepresidente, Julio Cobos, al decir: “Está armando un gobierno paralelo y eso es ser un hijo de mil putas. Alguien tiene que sacarlo ya mismo de la Casa Rosada. No hay otra, tenemos que terminar con esto”. Respecto a la Corte Suprema de Justicia afirmó que “Son unos turros, cómplices de la dictadura. Tienen que renunciar y se tienen que ir si no quieren ayudar al pueblo. Hay que arrancarle a esta Corte la decisión que es nuestra, arranquémosela de la mano y si tenemos que tomar el Palacio de Tribunales, tomémoslo”; como también que “Los jueces de la Corte son unos turros que reciben plata por fallar”; en tanto manifestaba que “Las Madres preparamos un juicio ético y político contra los jueces. El pueblo que esté en la plaza va a absolver o condenar a estos tipos”. Finalmente y poco antes de morir tuvo su última diatriba contra los integrantes de la Corte al proponer “hacer una pueblada para sacar a todos estos jueces de mierda que perdonan a los que quisieron matar a Cristina”.
4° Tampoco la relación de Bonafini con la Iglesia Católica transitó por caminos llanos sino todo lo contrario. Cuando se produjo el fallecimiento del Papa Juan Pablo II, esta mujer sostuvo que “Nosotras deseamos que este hijo de puta se queme vivo en el infierno. Es un cerdo. Un sacerdote me dijo que el cerdo se come pero este Papa es incomible”. Otra referencia increíble fue cuando dijo que “La basura va junta. Macri, Bendini y Bergoglio. Son de la misma raza y de la misma ralea. Son fascismo, son la vuelta de la dictadura. Son la dictadura misma. Los tres representan a la dictadura”. Y en una protesta de las Madres de Plaza de Mayo frente a la Catedral Metropolitana, Bonafini no dudó en amenazar en estos términos: “Nos vamos a quedar hasta que Macri devuelva el dinero que no le corresponde. Nos clausuraron los baños de la Catedral y tuvimos que improvisar uno detrás del altar”. Ello sin olvidar que según ella “Tenemos que copiarnos de los curas, que te agarran de chiquito y te dan un catecismo: pa, pa, pa, pa, y a los cuatro años ya estás pelotudo”. Todo ello, sin embargo, no la privó de sumarse a la larga fila de peregrinos kirchneristas al Vaticano para tratar de obtener una bendición y un Rosario, quizá olvidando la recriminación del Evangelista: “¡Hipócritas! Isaías profetizó exactamente de ustedes, cuando dijo: ’Este pueblo me honra con la boca, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me rinden no sirve de nada y sus enseñanzas no son más que mandatos de hombres”’ (Mt. 15,7).
5° Que una referente de los DD.HH tenga gestos xenófobos habituales no se condice con dicha prédica, pero para Bonafini nada fue imposible. Por ejemplo afirmó que el periodista Verbitsky “es un sirviente de Estados Unidos. Recibe un sueldo de la Fundación Ford y, además de ser judío, es totalmente pronorteamericano” Y en otra ocasión, dirigiéndose a un grupo de ciudadanos de Bolivia que reclamaban por el asesinato de un connacional en manos del “gatillo fácil” les espetó: “¡Váyanse de nuestra plaza, bolitas hijos de mil putas! ¡Váyanse bolivianos de mierda!”; ello sin olvidar cuando propuso probar las pistolas Taser con las hijas de Macri y de Vidal, o también sus expresiones en ocasión del velatorio del ex presidente Alfonsín: “Fue una movilización de las clases altas y medias, que siempre salen par estas cosas. Desde mi lugar, yo hago el más grande repudio para todos los hipócritas que lo fueron a aplaudir al puto ese”.
6° En su dilatado historial no dejó instituciones, organizaciones ni personas sin ser motivo de sus injustificadas diatribas, siempre desde el lugar del odio, quizá haciendo realidad el dicho de Tácito: “En la naturaleza del hombre está odiar a quienes ha ofendido”. Es que no se entiende el alcance de sus dichos, por ejemplo, contra la gente del campo a quienes trató de golpistas por los reclamos por las retenciones al sostener que “Lo que hicieron es golpismo, golpismo puro, con muchas ganas; no se pintaron la cara pero ganas no les faltan”; al tiempo que afirmaba que “otro gobierno ya los hubiera desalojado de las rutas a los palos y con gases como se lo merecían”. Ello sin olvidar que según su opinión “Hay que quemar los campos; cuando están por sacar la soja que se los quemen, que no puedan recoger nada, que recojan cenizas, vamos a ver cuando quememos unos cuantos campos si van a dejar de tirar glifosato”. La prensa también fue objeto de su iracundia cuando la agrupación que presidía convocó a un “juicio ético y popular” en la Plaza de Mayo contra periodistas que fueran cómplices de la dictadura, lugar donde se colocaron afiches con los rostros de algunos de ellos, entre quienes se encontraban Chiche Gelblung, Joaquín Morales Solá, Mauro Viale y hasta Magdalena Ruíz Guiñazú quien precisamente fuera una acérrima luchadora por los DD.HH y sumamente crítica del régimen militar. En la misma sintonía proponía que “El gobierno se tiene que apoderar de los medios de comunicación. Tenemos que poner gente nuestra”. Precursora de los tiempos actuales también aconsejaba medidas de fuerza extremas como cuando reclamó: “Acá tiene que haber un paro general de tres días. Hay que dejar de lado a los gordos, caguémonos en los gordos y hagamos un paro de tres días. Que no haya nada: ni agua, comida, transporte, nada.” En torno a las FF.AA actuales también cuestionó a sus integrantes al postular que “Tenemos que escupir los uniformes que están hoy. Esos uniformes que matan gente, que no pagan por lo que hacen”. Y un remate a este análisis no puede soslayar la actuación de Bonafini como empresaria de la obra pública junto a los parricidas Schoklender, -a los que luego del escándalo calificara como “estafadores y traidores”- con quienes formaron el ente “Sueños compartidos” y que recibieron abultadas sumas para la construcción de viviendas sociales, siendo que no solo la mayoría de ellas nunca se construyeron sino que igualmente se han evaporado parte de los fondos recibidos, todo lo que originara la quiebra de ese ente y el inicio de una causa penal aún en curso y a la que se resistiera a presentarse a indagatoria, insultando al juez que la procesara.
7° Hoy Hebe Pastor de Bonafini ha muerto y el fallecimiento de una persona es siempre un hecho penoso y que afecta a familiares y amigos, tendiendo un manto de piedad para con el difunto y el deseo -para quienes creemos en otra vida- que pueda descansar en paz. Pero ese hecho no puede tapar la trayectoria de quien en vida se mostrara con esas dos caras contradictorias. Mi padre siempre recordaba una maldición escuchada en su España natal: “Que te llegue pronto la hora de los elogios”, con lo cual se aludía a que la circunstancia de haber perdido la vida no justificaba, en muchas ocasiones, alabanzas inmerecidas y contradictorias con lo que había sido su trayectoria en este mundo. Quizá la aparición de esa cara de Jano ocurriera cuando se sinceró manifestando que: “Basta de ser democráticos para ser buenitos. Yo me cago en los buenos, no soy buena”; al tiempo que renunciando a su trayectoria luciendo la otra cara de Jano sostuviera que las “Madres de Plaza de Mayo” ya no serían un movimiento de DD.HH sino que decidieron “hacernos kirchneristas aunque muchos políticos se enojaron y nos dijeron; ‘las Madres perdieron mucho’” pero afirmó contundente que “no nos arrepentimos para nada, al contrario, estamos orgullosas de ser kirchneristas” La República en la que merecemos vivir exige el respeto a la Constitución Nacional y las leyes por parte de gobernantes y gobernados, quienes sin ninguna excepción deben igualmente honrar las instituciones democráticas. Hebe de Bonafini y sus seguidores han dado una muestra patética de lo que no debe ocurrir, a menos -claro está- que estén convencidos del Mandamiento que para la Granja Animal recordara Benjamín: “Todos los animales son iguales pero algunos animales son más iguales que otros” (George Orwell, “Rebelión en la granja”).