mié. 24 de abril de 2024
Bahía Blanca:
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En el Carminatti, Olimpo se despidió con un empate de la primera división del fútbol argentino

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El equipo bahiense “dejó la vida” en su cancha y la “T”, que debía ganar para entrar a la Copa Libertadores no pareció sentirlo así, por eso empató 2 a 2 y se quedó casi afuera.

 

Olimpo, con muchos juveniles, “dejó la vida” ayer para despedirse ante su gente. El equipo de Bahía Blanca ni siquiera concentró para el partido contra Talleres. Los jugadores se juntaron a almorzar antes del partido en el club y no cobran desde enero.

Al campo de juego del Roberto Carminatti salió un puñado de juveniles más algunos jugadores de experiencia, ya que muchos de los “refuerzos” se habían ido hace algunas fechas, cuando el descenso era irreversible, por una cuestión de presupuesto.

Pero a veces, como ayer, la dignidad pesa mucho más que lo que se está jugando uno y otro. Porque la “T” jugaba una final. Tenía la obligación de ganar para buscar meterse en la Copa Libertadores.

Y enfrentaba a un equipo descendido, con un técnico interino (Darío Bonjour) y que sólo buscaba cerrar su participación en la Superliga con una mínima sonrisa, en la peor campaña de su historia en Primera. Aún cargando con todo ese “combo”, con caradurez y orgullo, sin presión alguna, fue Olimpo el que demostró haber estado jugando una final y no Talleres.

Porque el equipo de Frank Kudelka jamás fue aquel que supo ser, aquel que ganaba y llenaba los ojos de sus hinchas. El Albiazul nunca hizo pie en cancha y desde el primer tiempo mostró desgano, desidia y niveles muy bajos en todas sus líneas.<

Se fue ganando al entretiempo por una aparición de jerarquía de Santiago Silva, a los 37 minutos, que invitaba a soñar con otro final de la historia. Pero dos minutos antes, el local tuvo un penal que Lucas Mancinelli estrelló en el palo. Fue el primer aviso para el Matador, que había salido demasiado livianito a jugar un partido pesado.

La ausencia del “Cholo” Guiñazú era demasiado evidente en el Albiazul, que estaba como desnudo sin su “5”, capitán y máximo referente en la cancha. Lucía desequilibrado sin el nexo.

No hay mejor manera de comprobar la importancia de alguien que cuando no está. Ayer Talleres lo entendió.

Lo pudo liquidar, pero…

En el complemento, Talleres daba la sensación de que pasaría por encima al equipo bahiense. El gol le había dado otro empuje, otra confianza. Olimpo lucía entregado y la “T” tuvo chances para cerrar el partido y acomodar el cuerpo en la clasificación para la Libertadores.

Pero, otra vez, el conjunto de Kudelka se fue desinflando. Y Olimpo esta vez no la dejó pasar. Primero, a través de Mancinelli, quien cabeceó cruzado en una pelota donde durmió toda la defensa albiazul.

Peor fue el panorama a los 42 minutos, cuando Silva Torrejón metió otro cabezazo para el 2-1 que dejaba a Talleres en estado desesperante. Por entonces, Frank Kudelka había mandado a cancha a los tres delanteros de área (Silva, Junior Arias y Marcelo Torres), jugado al todo o nada.

Así, el juez Silvio Trucco sancionó un penal que Guido Herrera ejecutó y convirtió asumiendo toda la responsabilidad. Pero el gol del arquero y el empate dejaron un sabor a poco, porque Talleres tenía que jugar una final y no lo hizo. “Vamos a volver, vamos a volver”, cantaban eufóricos los hinchas locales, despidiendo a sus jugadores con aplausos.

Fue la imagen final que nadie imaginó y que nadie quiso ver en Talleres.

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