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“Cuando se festejaba el ‘Día del Niño'” por Carlos Baeza

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“Todo es igual, nada es mejor
Lo mismo un burro que un gran profesor”
(“Cambalache” de Enrique Santos Discépolo)

La historia de la celebración del Día del Niño podemos ubicarla, en el caso de nuestro país, a partir de 1960 pero es importante señalar los antecedentes internacionales habidos en la materia, hasta llegar a la actualidad.

1° Así, cabe recordar que en 1924 Eglantyne Jebb, fundadora de la organización “Save the Children” junto al Comité Internacional de la Cruz Roja propuso la adopción de la primera Declaración de los Derechos de los Niños, iniciativa que en primera instancia, llevó a la ONU a proponer en 1954, la celebración en todo el mundo el 20 de noviembre de cada año como el Día del Niño; en tanto que el 20 de noviembre de 1959 el mismo órgano internacional aprobó la Declaración de los Derechos del Niño. Finalmente, en el año 1989, en el seno de la ONU se estableció la Convención sobre los Derechos del Niño a la cual adhirieron todos los países, entre ellos el nuestro que en la reforma constitucional de 1994 lo incluyó entre los tratados internacionales con jerarquía constitucional incluso superior a las leyes nacionales (arts. 31 y 75 inc. 22) Como desprendimiento de esta normativa, la misma ONU invitó a los países firmantes de dicha Convención a designar un día especial para fomentar “la fraternidad y la comprensión entre los niños del mundo entero”, razón por la cual a partir de 1960 se celebra en nuestro país el Día del Niño el que inicialmente se conmemoraba el 1er. domingo de agosto de cada año. Sin embargo, en el año 2003 y a iniciativa de la Cámara Argentina de la Industria del Juguete, la fecha se trasladó al 2do. domingo de ese mes para finalmente, desde 2013, la celebración tiene lugar el 3er. domingo de agosto y de allí que hoy esa sea la jornada del festejo.

2° Sin embargo, estimado lector, habrá advertido que desde 2020 en la Argentina de la anomia ya no se celebra el Día del Niño sino el Día de las Infancias. Ello no es sino una consecuencia del denominado “lenguaje inclusivo” que no solo ha deformado la forma de comunicación entre la población sino que ha impulsado numerosas medidas en el ámbito administrativo y educativo que carecen de sustento. Este seudo movimiento que ha calado hondo en el progresismo vernáculo pretende -sus defensores alegan que no es obligatorio: ¡bueno sería!- que todos abandonemos la forma de expresarnos que aprendimos en la escuela primaria allá en nuestra lejana infancia, cuando ninguna de mis compañeras se consideraba excluida porque la maestra dijera “buen día niños”. ¿Y cuáles son los fundamentos del citado cambio? Precisamente en el año 2020, el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación a través de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia impulsó esa modificación para posicionar el enfoque de derechos con perspectiva de géneros y diversidad que es una forma de representar a la multiplicidad de vivencias de la niñez. Se sostuvo igualmente que “A partir de las transformaciones producidas en los últimos años en los planos social, cultural y normativo, se consideró que, para desnaturalizar inequidades, también era necesario trabajar el terreno simbólico, es decir, el lenguaje” y por tanto “La nueva denominación, entonces, insta a abandonar la noción androcéntrica de ‘niño’ como sujeto universal y homogéneo” En la misma sintonía, el titular de la citada secretaría de Estado, Gabriel Lerner afirmó que “Proponemos dejar de decir Día del Niño porque queremos celebrar la diversidad de toda la niñez. Decir ‘niño’ no alcanza para representar las experiencias heterogéneas y múltiples de la niñez” Y así fue, que recogiendo estas sabias conclusiones, la Jefatura de Gabinete invitó a los organismos estatales a renombrar esa jornada acordándose que la nueva denominación fuera la del Día de las Infancias, lo cual representa “un paso más hacia la libre expresión de niños y niñas sobre sus preferencias, y a la superación de los estereotipos y prejuicios que reproducen relaciones de subordinación o dominación entre las personas”.

3° La Real Academia Española (RAE) institución creada por el marqués de Villena en 1713, tiene como lema su principal objetivo: “limpia, fija y da esplendor” al idioma y sostiene que las lenguas evolucionan con el uso popular no con imposiciones políticas de arriba hacia abajo. Y en torno al denominado “lenguaje inclusivo”, sostiene que el mismo “es un conjunto de estrategias que tienen por objeto evitar el uso genérico del masculino gramatical, mecanismo firmemente asentado en la lengua y que no supone discriminación sexista alguna” Es que como la misma institución viene sosteniendo dicho lenguaje es una modalidad impulsada por sectores feministas que abogan por la no discriminación sexual y cuya principal característica es reemplazar la letra “o” en palabras como “todos” por la letra “e” (“todes”); aclarando que “El uso de la letra ‘e’ como supuesta marca de género inclusivo es ajeno a la morfología del español, además de innecesario, pues el masculino gramatical (‘chicos’) ya cumple esa función como término no marcado de la oposición de género”. Afirma igualmente que una frecuente anomalía la constituye la utilización de la expresión “género” y así se habla por ejemplo, de “violencia de género”. Como explica la RAE, el género es una propiedad de los nombres y de los pronombres que tiene carácter inherente y produce efectos en la concordancia con los determinantes, los adjetivos, pero que no guarda necesariamente relación con el sexo. Por tanto, las personas no tenemos “género” sino “sexo” y de tal forma la expresión “violencia de género” es incorrecta porque la violencia la ejercen las personas y no las palabras debiendo denominársela “violencia sexual” o “violencia doméstica”. El mismo ente destaca que “el mundo se reduce a sexo: ese es el lema de esta moderna herejía. Primero confunden género y sexo: una silla es femenino pero no hembra; un sillón es masculino pero no macho. El género común es útil, evita pérdidas de tiempo, sintetiza abarcando ambos géneros y ambos sexos”.

Igualmente la RAE destaca que el participio es la parte de la oración en la que el verbo interviene en la formación y significación del nombre y de allí que los participios activos derivados de los verbos de 2ª.y 3ª. conjugación acaban en “ente” que significa “el que tiene entidad”: ejemplo de cantar “cantante”; de servir, “sirviente”; o de escribir “escribiente”. En consecuencia cuando se debe nombrar a una persona que ejerce la función a la que el verbo se refiere, se le añade “ente” y por tanto a quien estudia se le dice “estudiante” y no “estudiante”; al que dirige se lo menciona como “dirigente” y no “dirigenta”; y a quien preside se le llama “presidente” y no “presidenta”, con prescindencia de que se trata de un hombre o una mujer. Y otra de las irregularidades señaladas por la RAE es la innecesaria costumbre de hacer siempre explícita la alusión a los dos sexos (los niños y las niñas) para subsanar lo cual ha comenzado a usarse el símbolo de la arroba (@) como recurso gráfico para integrar en una sola palabra las formas masculina y femenina del sustantivo, ya que este signo parece incluir en su trazo las vocales a y o: l@s niñ@s. Sin embargo, destaca la RAE “que la arroba no es un signo lingüístico y, por ello, su uso en estos casos es inadmisible desde el punto de vista normativo; a esto se añade la imposibilidad de aplicar esta fórmula integradora en muchos casos sin dar lugar a graves inconsistencias, como ocurre en Día del niñ@, donde la contracción “del” solo es válida para el masculino niño”

4° La idiotez como definitoria de la ignorancia es altamente peligrosa para las sociedades pues su ejercicio revela las carencias intelectuales de sus habitantes. Y en esa senda, se inscribe lamentablemente la promoción del denominado lenguaje inclusivo bajo cuyo manto se pretende cobijar inexistentes diferencias de sexo. En la lista del citado progresismo vernáculo se inscriben, en primer lugar -“y con bonete” como diría CFK- el presidente Alberto Fernández quien, sin sonrojarse, sostuvo que “Cuando uno dice todes no está haciendo el ridículo como algunos creen, le está hablando a los que nunca le hablaron. Como esto es de todos, de todas y de todes tenemos que hablar de esa manera y es un esfuerzo que tenemos que hacer, los varones antes que nadie” Si lo dice Alberto que es experto en ridiculeces está todo claro. Tampoco deben olvidarse los dichos de la vicegobernadora del Chaco Analía Rach Quiroga cuando al referirse a los grupos que laboraron en un proyecto, se refirió a los mismos como “el equipo y la equipa”; en tanto María Cecilia Vázquez, presidente del Consejo Provincial de Educación de Santa Cruz en su acto inicial se dirigió a los “jóvenes y jóvenas”, no sin antes aclarar “si esa palabra existe, o con una arroba para ponerle perspectiva de género”. ¡Era la Ministro de Educación de esa provincia! lo cual explica el motivo por el cual ese distrito ha sido el que menos horas de clase ha tenido en los últimos años y que a la nombrada le sea aplicada la anónima copla española según la cual “Qué bruto tiene que ser, el alcalde de mi pueblo, para mandar en nosotros, que somos más brutos que él”. Por su parte el ministro de Educación nacional Jaime Perzcyk cuya expertise en la materia sería -según su CV- la de licenciado en Educación Física, afirmó que “si tantos chicos y chicas usan ese lenguaje refleja otra cosa, una situación de injusticia, de machismo con las chicas y mujeres argentinas, y que si lo usan es porque entienden que es una herramienta para que eso cambie” Si el funcionario piensa que diciendo “chiques” se logrará la igualdad de sexos y que así se acabarán los “machirulos”; los femicidios y las diferencias salariales entre varones y mujeres, es evidente que no tiene idea de lo que pregona.

5° En nuestro país el idioma es el español. Hablamos; escribimos; leemos y nos comunicamos en ese idioma a cuyo fin cabe a la Real Academia Española la constante recepción de nuevos términos que a través del uso por parte de diversos grupos se van incorporando al diccionario de la lengua. La RAE no inventa términos sino que se limita a registrarlos a propuesta de cualquier interesado mediante el sistema Unidrae, luego de superar el estudio de 5 comisiones que por consenso y durante un largo periodo deciden su incorporación. Todavía estamos a tiempo de volver a las fuentes genuinas que otrora nos hicieron encabezar los primeros lugares en la educación, la alfabetización y el lenguaje y del cual nos alejamos cada día más merced a la tarea insensata y destructora de gobiernos populistas que sostienen que con este lenguaje inclusivo se lograrán borrar las diferencias sociales que ese mismo Estado no logra siquiera disminuir ante la falta de políticas adecuadas. Por eso seguiremos escuchando a personajes como el citado secretario Gabriel Lerner quien en apoyo de su brillante defensa de este espanto gramatical tuvo el arrojo de agregar que “Desde el Estado queremos nombrar una jornada en plural, que celebre a cada chico, chica, chique, gurí, changuito, mitai en guaraní, weñi en mapudungum, y sus diversos modos de vivir esta etapa de la vida”. Por eso, debe ser que el senador bonaerense del oficialismo Gustavo Traverso se ha enganchado en esta ola superprogre y ha presentado un proyecto tendiente a expropiarle a la ciudad de La Plata para pasarle a la provincia, la “República de los Niños” situada en M.B. Gonnet; pero además, ha propuesto reemplazar ese nombre por el de “República de las Infancias”. Realmente ofende la inteligencia de los bonaerenses, ver como uno de los representantes que supimos conseguir utiliza el cargo para legarnos un proyecto de tamaña relevancia.

Siendo así, en esta fecha ya no se celebra el “Día del niño” sino el “Día de las infancias”, en el cual los chicos, las chicas y los “chiques”, cualquiera sea su denominación regional, podrán ser homenajeados. ¿Estarán igualmente incluidos los pibes; pibas; pebetes; pebetas; bebés; bebas; nenes; nenas; criaturas; pequeños; pequeñas; críos; chiquilines; chiquilinas; muchachos y muchachas? Solo cabe recordar a estos inspirados intelectuales lo que decía Emerson: “Emplea el lenguaje que quieras y nunca podrás expresar sino lo que eres”.

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