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Lectura de Domingo: “Las falacias del discurso de la vicepresidente” por Carlos Baeza

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Una vez producida la acusación fiscal contra la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner, la misma pretendió que el tribunal interviniente le permitiera ampliar su declaración indagatoria lo que fuera rechazado, por lo cual decidió realizar una presentación a través de YouTube la que se extendió por espacio de más de una hora y media y en cuyo transcurso no invocó en momento alguno su inocencia ni aludió a las eventuales pruebas con las que contaba para demostrarla. En cambio, su mensaje estuvo plagado de falacias así como de hechos y personajes que no guardan relación alguna con la causa que se le sigue.

1° Demostrando que el kirchnerismo confunde Estado con gobierno (“L’État, c’est moi”), CFK no pronunció su arenga desde su domicilio particular o desde su refugio del Instituto Patria, sino desde su despacho oficial en el Senado lo cual resultó institucionalmente injustificable ya que no se trataba de un acto de su gestión como vicepresidente sino de la pretendida defensa de su persona frente a una causa penal que se le sigue y que tuvo lugar con antelación a su actual cargo. Y al finalizar su letanía no tuvo mejor idea que salir al balcón del Senado y arengar a los acólitos reunidos a cantar la famosa marcha, justo ella que no se cansó de denostar tanto al fundador del movimiento como a los “muchachos peronistas” pero que ahora pretende vayan en su auxilio.

2° Por ese mismo motivo es que sostuvo que la causa que se le sigue junto a otros ex funcionarios, no es un juicio en su contra “sino al peronismo, a los gobiernos nacionales y populares, a los que peleamos por la memoria, verdad, justicia, el salario, las jubilaciones, la obra pública”. Falso: no existe causa alguna, ni menos ésta, en la que esté en juego el peronismo ni ningún otro partido, porque ello sería impracticable e inviable desde el punto de vista judicial. No hay mención alguna a los miles de funcionarios peronistas a nivel nacional, provincial o municipal que se desempeñaran con honestidad y capacidad durante las anteriores gestiones. Solo hay una causa penal contra una serie de funcionarios pertenecientes al kirchnerismo a quienes se les imputa la posible comisión de delitos y eso es lo único que se está juzgando.

3° Afirmó asimismo que le hubiera gustado hablar ante el Tribunal para ejercer su defensa pero que ello le fue negado en forma arbitraria. Falso: ya en 2019, cuando CFK compareciera ante este mismo tribunal que hoy la está juzgando, en lugar de tratar de demostrar la inexistencia de los delitos que se le imputan invocando hechos y personas concretas así como ofreciendo pruebas en tal sentido, se limitó a formular una incendiaria e injustificada diatriba contra los jueces y se retiró dando un portazo, no sin antes sentenciar que a ella “ya la había absuelto la historia”. Transcurrieron tres años durante los cuales pudo haber continuado ejerciendo su derecho a ampliar su indagatoria y ofrecer pruebas, pero aparentemente prefirió no hacerlo, o al menos, no en la medida esperada. Y ahora, cuando ya se había cerrado el periodo de prueba y según el procedimiento penal debía iniciarse la etapa de los alegatos tanto de la fiscalía como de las defensas, pretendió ejercer un derecho que procesalmente le estaba vedado en ese momento del proceso, pero sin que ello representara menoscabo alguno a su legítimo derecho de defensa, ya que todas las pruebas en su contra siempre estuvieron tanto a su disposición como a la de su letrado. Por otra parte, ahora ese mismo abogado defensor será quien al alegar se espera formule importantes descargos en su nombre y a través de pruebas indubitadas eche por tierra los argumentos de la fiscalía; e inclusive y por así autorizarlo el trámite, luego de todo ello, CFK podrá pronunciar sus últimas palabras antes de la sentencia.

4° En otro momento de su alocución, manifestó que fue objeto de una “feroz campaña política y mediática” que tenía por fin “hacerle un planteo a la sociedad de que se habían cobrado obras pero que no se habían hecho”; agregando que “nada de lo que dijeron los fiscales fue probado; sino que, al contrario, se comprobó que era exactamente al revés de lo que se decía”. Falso. La presunta “campaña” a la que alude no fue más que lo que los medios independientes iban reflejando a medida que se daban a conocer públicamente las pruebas que demostraban la veracidad de la acusación fiscal, entre ellas, la demostración mediante pericias indubitadas que, efectivamente, se habían cobrado obras que no se habían hecho o que se habían abandonado. Basta haber escuchado el alegato de los fiscales intervinientes donde con pruebas que se exhibieron públicamente se demostró -al menos hasta ahora- el entramado de operaciones que involucra a los aquí imputados. De allí que muy a pesar suyo se cumplió la máxima no escrita de Comodoro Py: “Algún día serás carátula”.

5° Luego, ya visiblemente alterada y en medio de una desordenada exhibición de fotos y recortes periodísticos, pretendió llevar su arenga hacia hechos y personajes que no forman parte de la causa y que por tanto son irrelevantes. Así, y con especial detenimiento, exhibió una serie de mensajes que habrían cursado José López -el de los bolsos en el convento que no era convento atendido por monjas que no lo eran- y Nicolás Caputo -hermano “del alma” de Macri- referidos a la obra del soterramiento del ferrocarril Sarmiento y que probaban la íntima relación entre ambos; a punto tal que del intercambio de mensajes surgiría que no querían revelar datos de teléfonos porque suponían que la AFI los espiaba. Y por ello cuestionó que los fiscales Luciani y Mola no hayan observado, en el marco del juicio, la “frecuencia y la familiaridad de la relación” entre Caputo y López. Lo curioso de este episodio es que, como se dijera, Nicolás Caputo no está investigado ni imputado en esta causa, ni en la misma existe mención a la obra en cuestión, dado que todas las denunciadas se refieren a las adjudicadas en Santa Cruz a las empresas de Lázaro Báez; siendo que además dicho intercambio -según se advierte en los documentos exhibidos por la propia CFK- tuvo lugar en el año 2014, esto es, cuando ella era presidente y la AFI no era tal sino la SIDE de Stiuso. Como conclusión de su insólita y no probada teoría afirmó que los millones de dólares que López llevó al Congreso pertenecían a Caputo y por ende, al macrismo, olvidando lo declarado por el mismo López quien denunció que la fortuna le fue entregada por Fabián Gutiérrez, el ex secretario de los K y asesinado en Río Gallegos; en tanto el restante Daniel Muñoz fue quien invirtió sumas millonarias en la adquisición de inmuebles en EE.UU. Y no menos insólita fue la mención a Fabián “Pepín” Rodríguez Simón quien “se encuentra hace más de 600 días prófugo de la justicia”, el cual tampoco está incluido en esta causa ni imputado de delito alguno en la misma.

6° Ya, metida en su propio laberinto, no tuvo mejor idea que incriminar a su ex esposo fallecido ya que sin tratarse de una cuestión vinculada a la causa, contó que Héctor Magnetto, dueño de Clarín, visitaba con asiduidad la quinta de Olivos y que al finalizar el mandato de Néstor Kirchner éste “le firmó la fusión de Cablevisión, el negocio más importante, mucho más que cualquier obra pública. No sé si algún fiscal tomará nota para pedir si hubo algún acuerdo entre Magneto y Kirchner para firmar la fusión de Cablevisión”. Evidentemente CFK estaba al tanto de este episodio y por obvias razones guardó piadoso silencio, pretendiendo quince años después y con Kirchner muerto, que algún fiscal investigue ese supuesto negocio, desnudando al menos una faceta más de su personalidad cual es la de mancillar gratuitamente la memoria de su esposo fallecido y sin aportar elemento alguno en su inexistente defensa fuera de la causa.

7° Ahora, cuando ya comenzó la brutal ofensiva contra los fiscales intervinientes en la causa, hemos podido escuchar los agravios y amenazas de los D’Elía de la vida que llaman a derrocar a la Corte Suprema de Justicia, cabeza de uno de los 3 poderes del Estado, seguido por la dulce Hebe quien promueve hacer una “pueblada” para que CFK no sea arrestada; hasta llegar a los penosos dichos del presidente quien dijo que esperaba que al fiscal Luciani no se le ocurriera suicidarse como lo hiciera su colega Nisman. Sabido es la cambiante prosa del presidente y sus permanentes contradicciones, pero es obvio que no puede olvidar sus propias palabras -repetidas en estos días hasta el hartazgo en los medios- cuando afirmaba que a Nisman lo habían asesinado y que esa era también la opinión de CFK. Pero como abogado penalista tampoco puede ignorar que existe una causa en la que se descartó el suicidio del citado fiscal y en la que se encuentran procesados por homicidio Lagomarsino y los custodios del departamento donde se produjo el crimen. Es que la palabra del presidente es una constante falacia hasta en sus datos biográficos. Así, dice ser hijo de un juez, siendo que su padre, Alberto Oscar Pío Fernández, era un contador que abandonó el domicilio cuando él contaba solo 4 años, en tanto que el juez que menciona es Carlos Pelagio Galíndez, quien contrajo matrimonio con la madre del presidente. Y lo mismo ocurre con su alegado desempeño como “profesor” de la UBA, ya que como informara la Facultad de Derecho, Fernández no se encuentra registrado en el padrón de profesores de esa casa de estudios quienes para acceder a ese estamento necesitan concursar el cargo, lo que nunca hiciera, desempeñándose solo como “docente” gracias a los oficios del entonces procurador Esteban Righi quien lo cobijó en la cátedra en la que hasta hoy continúa, como lo mostraran los medios dando clase la pasada semana y sentado sobre un escritorio, cuando lo menos que cabía esperar es que habida cuenta de la “distendida” situación que vive el país, hubiera solicitado licencia.

Se vienen violando en forma descarada los principios esenciales del Estado de Derecho cuales son la división de poderes y la independencia del Poder Judicial y es menester que se adopten medidas institucionales para frenar esta embestida, so pena de engendrar un caos social cuyas consecuencias son fácilmente predecibles. Máxime cuando de lo que se trata es solo un dictamen fiscal el que será confrontado por las defensas de los imputados y finalmente resuelto por el tribunal interviniente quien podrá absolver o condenar a los mismos. Pero ese fallo que cabe estimar no ocurrirá antes de fin del corriente año, no quedará firme hasta tanto quienes se consideren perjudicados por el mismo, agoten las instancias de la Cámara de Casación y la Corte Suprema de Justicia, último trámite para que el fallo quede firme y pueda aplicarse la pena, lo cual quizá ocurra en el año 2024, teniendo en cuenta no solo las demoras de meses que registra la casación sino igualmente que la Corte no tiene fijados plazos para fallar. Todo ello echa por tierra el falso y remanido argumento que se pretende proscribir a CFK quien podrá presentarse sin reparo legal alguno en los comicios de 2023 y por ejemplo, hacerlo como senadora por la provincia de Buenos Aires y de triunfar en los mismos, adquirir nuevamente fueros hasta 2029, de los que solo podrá ser privada si el Senado de ese momento contara con dos tercios para desaforarla. Y si ello ocurriera -creo que nunca se dará esa mayoría- igualmente y por razones de edad no conocerá la cárcel sino solo un eventual arresto domiciliario, quizá en su lugar en el mundo.

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